El deportivo gesto de Raúl García con los jugadores de Osasuna tras perder en la semifinal

En pleno 2023, los casos de integridad en el mundo del deporte, y mucho más concretamente en el fútbol, brillan cada vez más por su ausencia. Acostumbrados ya a jugadores convertidos en estrellas de cine, alejados de la realidad en su inalcanzable prisma de derroche, opulencia y redes sociales, es de extrañar cuando alguno de ellos levanta la voz en contra de la corriente que hace no tanto era el camino más lógico.

Con futbolistas que realmente sienten los colores contándose con los dedos de una mano, en este día a día incluso cuesta encontrar jugadores que desperdicien unos segundos para hacer feliz al aficionado de turno, imberbe o no, sacándose una foto o haciendo el garabato de turno mientras ni siquiera bajan el volumen en sus auriculares. Es la burbuja que toca vivir hoy, y si incluso ni los medios que poseen los derechos televisivos pueden acercarse, es fácil adivinar qué sucede con el hincha de a pie que va en busca de su ídolo. Por ello nunca hay que cansarse de elogiar a gente como Raúl García.

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El Confidencial

El futbolista navarro ha dejado varias pinceladas de lo que él entiende por fútbol, un deporte que no hay que olvidar que si funciona es por el aficionado. Un jugador a la antigua usanza dentro del terreno de juego pero aún más fuera del verde, que no se muerde la lengua en reclamar según que cosas, y al que tampoco se le caen los anillos cuando tiene que reconocer al rival que ha sido mejor.

El típico futbolista que siempre quieres en tu equipo y nunca lo quieres ver enfrente. Porque ya ha demostrado de sobra que tan odiado es cuando está sobre el césped como señor es desde el momento que el árbitro pita el final. Un incordio constante para la defensa que pasa a ser un gran compañero al finalizar el partido. Un jugador que se busca todo tipo de artimañas al borde del reglamento que desquicia a sus rivales para darle todo lo que puede al equipo. Para él el esfuerzo nunca se ha negociado y siempre ha sabido cómo suplir carencias técnicas con un inigualable entendimiento del juego.

Prueba de su relevancia en los últimos años es que es el tercer futbolista con más partidos en la historia de la Liga. Se dice pronto. Solo Zubizarreta y Joaquín han disputado más encuentros que aquel chaval, que debutó en 2004, despuntó en Osasuna y asumió el reto de firmar por el Atlético de Madrid. En el ya malogrado Vicente Calderón no empezó con buen pie, pero no dudó en regresar a Pamplona para volver a demostrar que nada le iba a quedar grande, convirtiéndose en un pilar fundamental en la época más importante de la historia del Atleti, con un Simeone a los mandos que hoy en día se sigue acordando del momento en el que dio el OK a que hiciera las maletas y pusiera rumbo a Bilbao.

A base de trabajo y mantenerse como un toro físicamente, Raúl García sigue manteniendo un rol, ya más secundario, en el Athletic, pase el entrenador que pase por su banquillo. Suya fue, de hecho, la ocasión que pudo haberlo cambiado todo en la prórroga de la semifinal frente a Osasuna. En un remate complicado marca de la casa al que reaccionó a las mil maravillas Sergio Herrera, tocado por una varita en San Mamés. A punto estuvo de privar a su Osasuna de la segunda final de su historia... pero los de Arrasate lograron el pase y Raúl García no dudó en felicitarles.

El jugador nacido en Zizur dejó una bonita imagen al acabar el partido. Cuando los jugadores de Osasuna ya habían celebrado sobre el césped su presencia en la Cartuja el próximo 6 de mayo, se encontraron a Raúl García en la puerta del vestuario visitante para ir felicitando uno por uno a la plantilla rojilla, deseándoles suerte de cara al duelo por el título.

La imagen no tardó en circular por las redes sociales. Un ejemplo de compañerismo de un futbolista que continúa sumando partidos y teniendo muy claros los valores que le llevaron al primer equipo de Osasuna desde el Promesas. Un jugador que los rivales agradecerán no tener enfrente el día que se retire... pero al que echarán en falta en el momento que deje de rodar la pelota. Porque con futbolistas como Raúl García quizás aún no esté todo perdido.