La pesadilla del Real Madrid con la Copa o por qué Vinícius no tiene gol
El Madrid cayó eliminado de la Copa del Rey ante un Barcelona terrenal por la falta de gol y las ocasiones que falló Vinícius. El brasileño lleva mucho peligro, pero patina en la definición
Otro año más sin Copa del Rey para el Real Madrid es un pesadilla. Un palo duro. Salió goleado del Bernabéu (0-3) contra el Barcelona más terrenal de los últimos años y se lleva otra decepción, porque el equipo ha quedado a merced de lo que sea capaz de desequilibrar Vinícius. El joven brasileño ha cogido una responsabilidad que no le corresponde. Tiene el mérito de querer demostrar que puede asumir la presión y no fallar las oportunidades que le dan. Tiene todo lo bueno que se le pide a un prometedor extremo. Es veloz, potente, descarado y perseverante. Pero le falta lo esencial para ser la estrella que se le pide y que se espera: el gol.
Vinícius es como ver una película de pistoleros sin sangre. Si tuviera que batirse en un duelo, sería el más rápido en desenfundar. Otra cosa es que acertara en el tiro. Es el problema de la inexperiencia en un jugador que acapara el mayor número de acciones en ataque y que fue el mejor ante el Barcelona por generar una cantidad importante de peligro que se quedó sin recompensa. A Vinícius le faltó tino. Patinó en la definición y marró sus ocasiones en el día en que no se podía fallar porque delante estaba el Barcelona y el escenario invitaba a hacerlo todo perfecto para acceder a la final de la Copa del Rey.
Tuvo tres ocasiones claras de gol en la primera parte. Un mano a mano, otra en la que se estorbó con Lucas Vázquez y un remate a centro de Reguilón en el que metió el pie abajo y la pelota se fue por encima de la escuadra. La intención fue buena. El golpeo, imperfecto. Es lo que tiene que pulir un chico que debe mejorar el remate. Que necesita clases extra porque define mal. Le falta precisión y no es un especialista. No tiene la portería en la cabeza ni es de esos delanteros que definen con los ojos cerrados. La frialdad en los metros finales no es su fuerte. Todo lo que impresiona por su velocidad, potencia y regate decepciona por el escaso instinto asesino. Tiene que madurar y, con mucho margen de aprendizaje, perfeccionar el gol. Pero hay que dejar claro que no es un goleador. Se trata de un extremo habilidoso y con enormes facultades físicas y técnicas que estaría más aprovechado con una referencia en el remate.
Solari 'castigó' a Bale
La pesadilla del Real Madrid no es que Vinícius falle tantos goles. Es que no aparezcan otros —como Benzema, Modric o Kroos— para dar un plus en ataque. La doble pesadilla es desaprovechar otro año más la disputa de una final de la Copa del Rey. Es un título que hacía ilusión en el club, con el que se empezaba a contar después de tener un resultado favorable en el Camp Nou. Pero llegó el Barcelona y con Messi al trote fue capaz de resistir a las embestidas de Vinícius y golpear en la segunda parte con la velocidad de Dembélé y la pegada de Luis Suárez. El Barcelona, que no quería la Copa, lleva ganadas cuatro seguidas y va a por la quinta. Como dijo Piqué tras el partido: ganaron al Madrid por inercia.
La lección más positiva que puede sacar el madridismo es que Solari se atrevió a ‘castigar’ a Bale después de su acto de indisciplina en el partido contra el Levante. El galés estuvo en el banquillo y salió en la segunda parte. Ahora sabe que Solari va en serio. Si no cambia y tiene mejor actitud y es un buen chico, se arriesga a quedarse sin jugar los partidos importantes de la Champions. Y el próximo es la semana que viene ante el Ajax de Ámsterdam. Tampoco vendría nada mal para hacer más contundente al equipo en ataque que se empezara a recuperar al mejor Marco Asensio.
Otro año más sin Copa del Rey para el Real Madrid es un pesadilla. Un palo duro. Salió goleado del Bernabéu (0-3) contra el Barcelona más terrenal de los últimos años y se lleva otra decepción, porque el equipo ha quedado a merced de lo que sea capaz de desequilibrar Vinícius. El joven brasileño ha cogido una responsabilidad que no le corresponde. Tiene el mérito de querer demostrar que puede asumir la presión y no fallar las oportunidades que le dan. Tiene todo lo bueno que se le pide a un prometedor extremo. Es veloz, potente, descarado y perseverante. Pero le falta lo esencial para ser la estrella que se le pide y que se espera: el gol.