El Atlético se estrella con sus fantasmas y se mete en un lío: tendrá dos 'finales' en Champions

El Atlético de Madrid se ha metido en un lío (0-0). El tropiezo del conjunto rojiblanco frente al Brujas lo coloca en una posición más que complicada en la Champions, que le obliga a tener dos finales en los últimos dos partidos de grupo en busca de la clasificación para octavos de final. La primera posición se antoja ya imposible, pero el equipo del Cholo Simeone tendrá que pelear si quiere obtener la segunda plaza, que da acceso a las eliminatorias directas. Para ello, deberá corregir muchas cosas: la primera, el acierto de cara al gol, la gran asignatura pendiente que le está dando serios problemas este curso.

El conjunto rojiblanco anda sumido en una importante crisis de juego y, desde que comenzó la temporada, no termina de encontrar el nivel que se espera de un equipo de su talla. Sin demasiada profundidad, un equipo muy plano y que no encuentra las individualidades que sirven para cambiar los partidos, los colchoneros están caminando por el desierto en los primeros compases del curso. Esa situación provoca que ya en el primer cuarto de temporada estén obligados a jugar dos finales en Champions y que cualquier resultado ya sea cuestión de vida o muerte. Y eso que este miércoles firmaron un gran partido.

TE PUEDE INTERESAR

El refichaje de Griezmann o cómo el Atlético de Madrid gana una guerra de desgaste

Ulises Sánchez-Flor

Último del grupo B de la Champions con cuatro puntos y cuarto en Liga con 16, a seis del liderato, este equipo empieza a tener un serio problema. Igual que durante todo el curso el fútbol no ha terminado de fluir, lo cierto es que este miércoles hizo un enorme partido, pero insuficiente para desarmar a la defensa del Brujas. Y es que, a pesar de intentarlo de todas las maneras, los colchoneros fueron incapaces de hallar el camino del gol. La pólvora parece estar completamente mojada y eso, en un momento clave de la temporada, se puede convertir en un gran problema: tanto, que el gran favorito del grupo es último con cuatro puntos de 12 posibles.

Con una alineación poco habitual, jugando con defensa de tres —Savic, Giménez y Reinildo— y dos carrileros largos —Saúl y Nahuel Molina—, los rojiblancos trataban de llevar el peso del partido en la medular, buscando la velocidad de Ángel Correa y Antoine Griezmann al espacio. Sin embargo, los primeros minutos de partido fueron de muchas dudas y el Atlético sufrió hasta ajustar posiciones, con dos llegadas muy peligrosas de Ferran Jutglà que llevaron el miedo a los dominios de Jan Oblak. Pero tras el susto inicial, los rojiblancos encontraron su mejor versión, mereciendo mucho más en la primera parte.

Especialmente de la mano de un Griezmann desatado, el Atlético llamaba a la puerta de Simon Mignolet, pero la falta de puntería hizo el resto: a pesar de gozar de un par de ocasiones realmente claras, unas veces la falta de acierto y otras las intervenciones del meta belga impidieron que el Atlético se pusiera por delante. Y la película pudo ser mucho peor, si el VAR no hubiera corregido el penalti cometido por Nahuel sobre Buchanan, tras ver una falta previa del jugador del Brujas. El Atleti merecía mucho más, pero pudo irse al descanso con un gol en contra. Y, desde luego, el empate no le valía de nada.

Más ganas, mismo guion

El Atlético de Madrid trató de cambiar las tornas en la segunda mitad, saltando al césped con mucha más agresividad en ataque, pero con el mismo resultado. A pesar de ser más verticales, abrir el campo con más velocidad y buscar jugadas tanto por banda como a través de diagonales, el Brujas dio una lección defensiva para cerrar todos los espacios a su espalda. Si a eso le sumamos el gran poderío físico del conjunto belga, las dificultades rojiblancas para encontrar jugadas de peligro aumentaban. Los colchoneros no hallaban el camino a la meta rival, por lo que Simeone decidió innovar... provocando otro incendio en su banquillo.

Con la necesidad imperiosa de ganar y de marcar, Joao Félix calentaba y calentaba, esperando su oportunidad. Pero cuál fue su sorpresa cuando Simeone decidió que el último cambio de su equipo fuera la entrada de Axel Witsel por Griezmann. El portugués no podía creerlo y, despechado, no dudó en quitarse el peto y lanzarlo al suelo con rabia. El caso del portugués ya se ha enquistado, es una evidencia que no cuenta para el técnico argentino y, desde luego, su paciencia se va acabando ante la falta de oportunidad. Especialmente en partidos en los que el Atlético está obligado a ganar y, aun así, sigue sin contar para nada.

En el tramo final del partido, el Atlético se encontró con una expulsión a favor, después de que Sowah —previamente amonestado— desplazara un balón tras cometer una falta, lo que le valió la segunda amarilla. Aun jugando contra 10 y volcados en el área rival, el Atlético no fue capaz de encontrar el camino del gol. Ni siquiera Morata a bocajarro en el área pequeña pudo anotar, con un paradón antológico de Mignolet con la cara, ni Cunha un par de jugadas después, con una nueva intervención del meta belga, que terminó siendo el mejor del partido, con varias intervenciones que dejaron seco a un desesperado Atlético.