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Colapso total del Barça: sin posesión de balón ni un solo tiro a puerta ante el Bayern
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Una goleada que se quedó corta

Colapso total del Barça: sin posesión de balón ni un solo tiro a puerta ante el Bayern

El temor del neerlandés a una nueva noche negra en Europa hizo que el Barça fuese inferior desde el principio. Planteó una defensa de cinco, regaló la pelota y renunció al ataque

Foto: De Jong y Gerard Piqué se lamentan tras el 0-3. (Reuters)
De Jong y Gerard Piqué se lamentan tras el 0-3. (Reuters)

Ha habido Barças peores, pero nunca tan pequeños. El Barça debutó en la Champions League ante el rival que le endosó la goleada más espantosa en su historia europea (aquel 8-2 en Lisboa). Koeman, que se temía lo peor en la previa como la mayoría de aficionados, decidió morir de rodillas antes que caer de pie. Colocó una defensa de cinco blanda como la mantequilla, donde tan solo la contundencia de Ronald Araujo y de Gerard Piqué, por momentos, amortiguó la superioridad del Bayern de Múnich. Peor fue el balance ofensivo, con cero disparos a puerta en 90 minutos. Los bávaros eran mejores sobre el papel, pero una vez que la pelota empezó a rodar anoche... se vio que eran equipos de dimensiones distintas. Donde no hay más, no hay más.

placeholder Los jugadores se marchan por el túnel de vestuarios. (Reuters)
Los jugadores se marchan por el túnel de vestuarios. (Reuters)

El técnico neerlandés mandó un mensaje a los suyos desde que decidió modificar el sistema para tratar de blindarse. Sabía que eran inferiores y se lo recordó con la alineación. Nada más lejos de la realidad, esa defensa de cinco hombres conformada por Sergi Roberto, absolutamente sobrepasado por Alphonso Davies, Piqué, Araujo, el frágil Eric García y Jordi Alba, duró tanto como el Bayern de Múnich quiso. El Barça no solo defendía mal a pesar de acumular a muchos jugadores en su campo (como en el 0-1 de Müller) y cerca de Marc-André ter Stegen, sino que, además, no tuvo en ningún momento un plan para ganar el partido.

placeholder Thomas Müller dispara sin oposición en el 0-1 a pesar de la poblada defensa culé. (Movistar +)
Thomas Müller dispara sin oposición en el 0-1 a pesar de la poblada defensa culé. (Movistar +)

El objetivo parecía minimizar daños persiguiendo sombras. Evitar una nueva goleada. Salvar el ridículo que podía derivarse de una nueva noche negra en un historial traumático que ya empieza a pesar demasiado en Barcelona. Algo de lo que Thomas Müller, Leroy Sané, Jamal Musiala, Joshua Kimmich, Leon Goretzka y Robert Lewandowski se encargaron. Cuando el Bayern la tenía, todo cobraba sentido. Sin embargo, el Barça no tenía mecanismos en su libreta para sacar la pelota jugada desde atrás, por lo que la única vía de escape eran los balonazos a unos Memphis Depay y Luuk de Jong que no dispararon ni una sola vez a puerta.

Regaló la pelota al Bayern

En otras palabras, el Barça rifaba la pelota por el miedo a perderla y la falta de automatismos para construir desde los primeros pases. Y cuando trataba de conservar el esférico, no pasaba del centro del campo ante la asfixiante y enérgica presión del Bayern. La posesión no estuvo tan repartida (48% a favor del Barça, 52% a favor del Bayern), pero la bávara fue vertical, dañina y ofensiva. Por eso el Bayern se marchó con 17 disparos y siete entre los tres palos. En frente estuvo un espléndido Joshua Kimmich que barrió a Sergio Busquets, Frenkie de Jong y Pedri en una exhibición de criterio con la pelota, posicionamiento táctico y físico. No queda ni rastro de ese equipo que sabía frenar al rival a través de defender con la pelota. El ritmo de Europa le pasa por encima al Barça.

placeholder Sergi Roberto, uno de los principales señalados. (Reuters)
Sergi Roberto, uno de los principales señalados. (Reuters)

Pero volvamos a la defensa. El conjunto de Ronald Koeman se mostró tan impotente que no llegaba ni a derribar a los jugadores del Bayern, quienes les pasaron como aviones. Solo hay un dato igual de negativo que los cero disparos entre los tres palos, y es el de las tristes nueve faltas cometidas durante los 90 minutos. El Barça tuvo múltiples problemas tácticos y técnicos, y es obvio que la diferencia de nivel era demasiado grande, pero también faltó actitud defensiva. Concentración, coordinación y otros aspectos más intangibles en lo estadístico. Quizás esa imagen de Robert Lewandowski controlando y regateando dentro del área con jugadores en la frontal observando cómo lo hacía es el ejemplo más evidente.

placeholder Lewandowski regatea en el área mientras los centrocampistas observan y los centrales no llegan. (Movistar +)
Lewandowski regatea en el área mientras los centrocampistas observan y los centrales no llegan. (Movistar +)

Lo confesaba Piqué en la entrevista pospartido: "Es lo que hay, somos lo que somos ahora y espero que se vayan sumando jugadores. Es un año complicado". Probablemente, pocos duelos evidenciaron la diferencia de nivel entre Barça y Bayern y ese "es lo que hay, somos lo que somos ahora" que el duelo entre Sergi Roberto y Alphonso Davies. El lateral izquierdo canadiense del Bayern pasó por encima a un jugador del que se sigue diciendo que "no es lateral", pero que no para de acumular partidos en esa demarcación y cuyos rivales detectan como un eslabón débil en la cadena azulgrana. El Bayern profundizó una y otra vez por su banda, donde encontró una autopista libre de peaje.

placeholder El Bayern volcó el ataque por la banda de Sergi Roberto. (Sofascore)
El Bayern volcó el ataque por la banda de Sergi Roberto. (Sofascore)

Lo peor para el Barça anoche no fue la derrota. Ni siquiera el vergonzoso resultado. Lo peor fue saber que si el Bayern de Múnich hubiese querido hacer más daño, el 8-2 no hubiese estado tan lejos como parece. Que si los números son deshonrosos, las sensaciones fueron mucho más duras. Decía Koeman en las últimas semanas que él "era cruyffista pero también realista". Nada más real que observar el baño de realidad que le dio un proyecto que echó a andar el 1 de julio de 2021 como el de Julian Nagelsmann.

Ha habido Barças peores, pero nunca tan pequeños. El Barça debutó en la Champions League ante el rival que le endosó la goleada más espantosa en su historia europea (aquel 8-2 en Lisboa). Koeman, que se temía lo peor en la previa como la mayoría de aficionados, decidió morir de rodillas antes que caer de pie. Colocó una defensa de cinco blanda como la mantequilla, donde tan solo la contundencia de Ronald Araujo y de Gerard Piqué, por momentos, amortiguó la superioridad del Bayern de Múnich. Peor fue el balance ofensivo, con cero disparos a puerta en 90 minutos. Los bávaros eran mejores sobre el papel, pero una vez que la pelota empezó a rodar anoche... se vio que eran equipos de dimensiones distintas. Donde no hay más, no hay más.

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