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Algo pasa con Vinícius si Ancelotti le da un tirón de orejas en la fiesta contra el Barcelona
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la advertencia del entrenador

Algo pasa con Vinícius si Ancelotti le da un tirón de orejas en la fiesta contra el Barcelona

Vinícius reaccionó mal a su cambio en el Clásico y Ancelotti, que detesta los egocentrismos, no lo dejó pasar. Le dio una advertencia en el césped, en el festejo por ganar al Barcelona

Foto: Vinícius, serio, en el momento del cambio contra el Barcelona. (EFE Juanjo Martín)
Vinícius, serio, en el momento del cambio contra el Barcelona. (EFE Juanjo Martín)

Hay un momento en el Clásico en el que Ancelotti llama a Vinícius a la banda para darle instrucciones tácticas, decirle por dónde tiene que situarse, la posición para atacar y le exige que presione. El brasileño no solo no se deja aconsejar, sino que rebate las instrucciones con vehemencia. Vinícius estaba más pendiente de cómo hacer el gol que de escuchar lo que le pedía su entrenador en ataque y en defensa. Carlo Ancelotti tomó nota y actuó.

El gran acierto de Ancelotti en la lectura para ganar el Clásico fue dejar a Jude Bellingham en el campo y quitar a Vinicíus. Al brasileño le sentó fatal, como se pudo ver en sus gestos, maldiciendo la decisión y pasando al lado del entrenador con gestos de reproches. El inglés acabó ganando el partido con una llegada por el carril de Vinícius.

En la fiesta de celebración en el césped, el entrenador llegó al grupo en el que estaba Vinícius festejando la victoria y le dio un toquecito. Hay miradas que dicen mucho, con las que sobran palabras y que no dejan dudas. A Ancelotti no le gustó la reacción del brasileño en el cambio, los gestos a la vista de todo el Bernabéu y la falta de respeto a Joselu, el compañero que entraba por él en el campo.

Ancelotti igual se fuma un puro y baila con Vinícius y el grupo de brasileños para celebrar el título de Liga que no deja pasar el tiempo para afear el comportamiento egoísta. No hay que mezclar la autoridad del jefe con tener buen rollo. No es la primera vez que el técnico tiene que intervenir de esta manera. Con Rodrygo hizo algo similar en un partido en el estadio de La Cerámica por irse al banquillo renegando del cambio. El italiano se giró y le recriminó su egoísmo. A Vinícius le ha dado una advertencia. Hay que pensar en el equipo, por muy bueno que seas, y en los compañeros. El ejemplo lo tiene cerca. Lucas Vázquez salió por Vinícius, fundido, el minuto 102 de la prórroga contra el Manchester City y compitió como un jabato.

placeholder Ancelotti se pone serio con Vinícius por no aceptar su cambio en el Clásico. (EFE Juanjo Martín)
Ancelotti se pone serio con Vinícius por no aceptar su cambio en el Clásico. (EFE Juanjo Martín)

Vinícius tiene que entender qué es el compañerismo, que el Real Madrid compite como equipo y que Ancelotti no siempre está para defenderle ni mucho menos consentirle sus caprichos. El italiano le ha dado muestras de su apoyo y defensa, como el club, en los episodios que ha sufrido de racismo. Le elogió y llegó a decir que era el mejor jugador del mundo tras la goleada al Girona en el Bernabéu. Era el mes de febrero, momento en el que se filtró que Mbappé no va a seguir en el Paris Saint-Germain.

Ambicioso, pero egoísta

Los celos pueden influir en la ambición y el ego, cada vez más presente, que tiene Vinícius por querer demostrar que está al nivel de los mejores jugadores del mundo. En la primera parte de la temporada sufrió con las lesiones, eclipsado por el altísimo rendimiento de Bellingham y con el nuevo año ha ido acumulando más protagonismo que el inglés.

Vinícius eligió tirar el penalti que le hizo Cubarsí a Lucas Vázquez porque se le quedó pendiente no estar entre los héroes de la histórica tanda contra el Manchester City. Su ambición es desmedida. No solo por conseguir la victoria, sino también por superar sus registros. En el Clásico alcanza los 19 goles y 7 asistencias. Ya está solo a dos goles y una asistencia de Bellingham.

Foto: Lucas Vázquez celebra el triunfo contra el Barcelona en el Bernabéu. (Reuters/Susana Vera)

En una temporada con dos lesiones ha ido de menos a más y ya está cerca de igualar o superar los 23 goles de la temporada pasada. Pero Ancelotti le pide calma, que no se ponga nervioso, como el incidente innecesario que tuvo con Koundé. No había motivos para encararse de esa manera con el jugador francés del Barcelona.

Se quedó sin marcar en ninguno de los dos partidos contra el Manchester City, en los que tuvo un papel crucial con la asistencia a Fede Valverde en el empate a tres en el Bernabéu y el gol de Rodrygo en el Etihad Stadium. Esta versión, de jugador que piensa en el equipo, es la que le recuerda Ancelotti en momentos donde se frustra y se enreda por querer ser el más protagonista.

Ancelotti lleva toda la temporada trabajando la importancia de saber sobreponerse y resistir a las importantes bajas por lesiones. Poniendo el acento en lo unida que está la plantilla, destacando cómo los suplentes mantienen el pulso competitivo cuando les toca jugar y es una de las claves para tener regularidad. Episodios como el de Vinícius, al que no puede proteger siempre y hay que decirle las cosas claras para que no pierda la humildad, los ataja de inmediato. No se le puede estar dando cariño permanentemente.

Hay un momento en el Clásico en el que Ancelotti llama a Vinícius a la banda para darle instrucciones tácticas, decirle por dónde tiene que situarse, la posición para atacar y le exige que presione. El brasileño no solo no se deja aconsejar, sino que rebate las instrucciones con vehemencia. Vinícius estaba más pendiente de cómo hacer el gol que de escuchar lo que le pedía su entrenador en ataque y en defensa. Carlo Ancelotti tomó nota y actuó.

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