La falta de respeto de Rodri al Real Madrid: no reconocer su mérito es de mal perdedor

La clasificación del Real Madrid en los penaltis indigna a los que consideran que el equipo de Ancelotti pasó de manera injusta. No lo mereció porque renunció al ataque y se metió en la cueva. Montó un muro y jugó como un equipo pequeño. Hay una estadística que deja en evidencia el conservadurismo. El Real Madrid solo dispuso de un saque de esquina, fue en el minuto 110 de la prórroga, por los 18 del equipo inglés.

Pep Guardiola aceptó la derrota con resignación e impotencia. "No sé qué podíamos haber hecho más", es la reflexión de un entrenador que fue fiel a su estilo de posesión y sometió al Real Madrid. En caliente, no encontró un análisis preciso de lo que le faltó a su equipo para desequilibrar el partido. La primera conclusión es evidente: el Manchester City fue muy superior, pero le faltó contundencia.

Esto va de jugar bien, cometer los menos errores posibles y estar más acertado. Con balón y sin él. Es incontestable que el Real Madrid dio una versión rácana, en lo futbolístico, y heroica en cuanto a compromiso y actitud. Con todo esto, más el gol que marcó Rodrygo al comienzo del partido, le sirvió para hacer un ejercicio de supervivencia admirable.

Este es el merecimiento del Real Madrid. Un equipo que se puso el mono de trabajo, humilde, esforzado, que se dejó la piel, las piernas, el alma. "No hay otra manera de ganar este partido", es la conclusión que sacó Ancelotti. El entrenador italiano no saca pecho por haberse clasificado, pero está orgulloso de la capacidad competitiva de sus jugadores. Defendieron como leones, pelearon como titanes y creyeron que podían merecer la clasificación si conseguían minimizar el peligro ofensivo del City. Le dieron la pelota al rival y resistieron.

Guardiola, en su resignación, tuvo el detalle de felicitar al Real Madrid. "Claro que le doy mérito. Hay que aceptarlo", comentó. También estaba orgulloso por ser fiel a su propuesta de fútbol. Pero no siempre es invencible. Hace dos semanas, el Arsenal hizo el mismo ejercicio de supervivencia y el Manchester City fue incapaz de ganar el partido. Empataron a cero. El Real Madrid, por lo tanto, no es el único equipo que se cierra ante el Manchester City.

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Lo extraño en todo esto fueron las palabras de Rodrigo Hernández. El mediocentro español del Manchester City no reconoce el mérito que hizo el Real Madrid y, en su análisis de después del partido, habla de suerte. "Esta competición no entiende de merecimientos", es lo primero que comentó el futbolista que, en el minuto 80, agarró a Brahim Díaz para cortar la carrera del malagueño en una acción de contraataque. Recibió la tarjeta amarilla. Rodri no se acuerda de lo que sufrió el Manchester City en la final de la Champions que ganó al Inter de Milán en Estambul. Suyo fue el gol y el merecimiento.

Rodri temió por el partido en esa acción en la que se escapaba Brahim Díaz e hizo lo que correspondía. Una falta táctica ante una amenaza del Real Madrid. Sintió el peligro. Fue poco, pero en el Manchester City también había pánico a que el Real Madrid más defensivo los cogiera por velocidad al contraataque. "Les ha vuelto a tocar", concluye el centrocampista. A Rodri le gana la acción Bellingham, con un control orientado del inglés, en la jugada del gol de Rodrygo. Un toque con el que se ve superado. Rodri no tiró ningún penalti en la tanda.

Estuvo más respetuoso Guardiola que Rodri. "Johan Cruyff decía que la suerte no existe y yo estoy de acuerdo. No hemos hecho gol. Hemos hecho todo para hacerlo, pero qué manera más cojonuda de perder que como lo hemos hecho doy", es el consuelo de Pep Guardiola.