"Os felicito": por qué Toril no es Mourinho y este Barça sigue aplastando al Real Madrid femenino

Este domingo, tuvo lugar un nuevo Clásico de fútbol femenino y, una vez más, con el mismo resultado: victoria contundente del Barcelona (0-3). Como viene siendo habitual, el conjunto azulgrana volvió a aplastar al blanco, incapaz de contrarrestar al gran dominador de los últimos años, ganador de las últimas cuatro ediciones de la Liga F y de dos Champions, amén de contar con las tres últimas Balones de Oro. Pero parece que en la casa blanca se ha instaurado cierto conformismo.

Una de las imágenes de la jornada tenía lugar al término del encuentro, en el que las azulgranas habían vencido por 0 a 3 con absoluta superioridad. Las jugadoras madridistas, reunidas en el medio del campo en corro, junto al cuerpo técnico, recibían a pie de cámara una pequeña charla por parte de Alberto Toril: "Os felicito por el trabajo, no os vayáis tristes. Volveremos a intentarlo", era una de las frases que dejaba. Pero muy lejos de las expectativas de la afición.

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Kike Marín

Para tener un debate lo más cercano a la realidad, lo primero que hay que tener en cuenta es que la distancia entre ambos equipos es sideral. Mientras que el Barcelona cuenta con algunas de las mejores jugadoras del mundo, el conjunto blanco tiene un equipo en construcción y, lo que es aún más importante: la entidad azulgrana mantiene una apuesta seria de sección, con un presupuesto serio, mientras que el Madrid aún no ha sido capaz de levantar ni un solo título.

Y es que, los números, hablan por sí solos: ambos equipos se ha visto las caras en 14 ocasiones, con 14 victorias azulgranas y un balance de 49 goles para el equipo culé y solo 6 para las madridistas. O, dicho de otra manera, una diferencia abismal que queda muy lejos de merecer una felicitación por un trabajo bien hecho. Al contrario, cada enfrentamiento acaba en paliza del Barcelona y con la sensación de que al club blanco no le alcanza para competir con el eterno rival.

Bien por la confección de la plantilla, por la apuesta de la entidad o por las capacidades del staff técnico, lo cierto es que la diferencia es brutal. Y, partido tras partido, va a más. Pero hay una lectura clara: Alberto Toril no es José Mourinho. Hace no demasiados años, algo parecido pasó en la Liga entre los dos eternos rivales, donde el mejor Barça de la historia le tenía tomada la medida al conjunto blanco. Hasta que el portugués encontró la manera de volver a ser competitivo.

El Barça estaba varios puntos por encima, que el Madrid se encargó de recortar a marchas forzadas. Tras Juande Ramos y Manuel Pellegrini, el primer Clásico de Mourinho acabó con 5 a 0 para los culés pero, a partir de ahí, las diferencias se fueron limando. ¿Cómo? En el campo no solo había que poner calidad y concentración durante los noventa minutos, sino que hacía falta igualar los choques con intensidad, pelea y, por qué no, con dureza para equilibrar la balanza.

El conjunto blanco, de la mano de Mourinho, no solo consiguió ponerse al nivel de los azulgranas, sino que incluso se terminó bastantes llevando títulos, con aquella famosa Copa del Rey de Mestalla como punto de partida, reduciendo la sideral distancia que parecía imposible de enjugar. Y eso es, precisamente, lo que el equipo de Toril no consigue y, partido tras partido, sigue mostrando los mismos problemas y carencias que hacen que cada Clásico sea una humillación.

La distancia es evidente, pero el Madrid sigue tratando de jugar de tú a tú a un Barça que necesita poco para aplastar a las blancas. Solo en dos ocasiones, las culés han ganado por la mínima, con los últimos resultados mostrando claramente las diferencias: 0-3, 4-0 y 5-0. O, dicho de otra manera, doce goles en contra y ninguno a favor en los tres últimos choques. Toril no es Mourinho y el Madrid no encuentra la manera de frenar la sangría. Y los resultados son, cada vez, más dolorosos.