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Las secuelas en el Real Madrid tras un ridículo que le sirve para seguir vivo en la Champions
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Las secuelas en el Real Madrid tras un ridículo que le sirve para seguir vivo en la Champions

Los jugadores del Real Madrid se dicen a la cara que hay que espabilar, no celebran el pase a cuartos, hablan de Lunin como el salvador y Ancelotti no hará más experimentos

Foto: Nacho, con cara de preocupación, en el partido contra el Leipzig. (AFP7)
Nacho, con cara de preocupación, en el partido contra el Leipzig. (AFP7)

Lo mejor que hizo el Real Madrid tras el sufrido empate contra el Leipzig fue el ejercicio de autocrítica. Lo sano es no poner excusas, hablar abiertamente de los problemas que pudieron ocasionar el descalabro en la Champions y encontrar soluciones para que no vuelva a suceder. Las tres lecturas positivas de una noche que fue una tortura futbolística y tuvo la reprobación del público con pitos, son la confirmación de que Lunin tiene nivel, Ancelotti va a dejar de hacer experimentos y los jugadores se miraron a la cara en el vestuario para decirse que hay que ponerse las pilas.

El Real Madrid sigue vivo en la Champions y, como manifestó Rüdiger, no hay nada que celebrar por pasar a los cuartos de final. No ha sido superior al Leipzig en ninguno de los dos partidos, está en una dinámica negativa de juego y resultados. La sensación es que ha perdido fiabilidad y no se le puede considerar como uno de los favoritos para ganar esta Champions.

En este escenario de decepción se suele desenvolver bien el Real Madrid y es por lo que se ha ganado el respeto de los rivales. Lo dijo Guardiola, tras ganar holgadamente al Copenhague. El entrenador del Manchester City es el primero que no quiere al Real Madrid en el sorteo de cuartos porque sabe de qué pasta está hecho para competir en situaciones límites.

Lo del Leipzig se califica como un milagro, clasificado con la angustia de un balón al larguero de Dani Olmo en el tiempo de descuento y la imagen de equipo atemorizado en el Bernabéu. Se da por hecho que otro equipo que no fuera el Real Madrid habría sufrido un destrozo y estaría eliminado. Pero no está muerto. Todo lo que puede pasar es que el rendimiento mejore y resucite en una competición a la que se agarra como nadie es capaz de hacerlo.

placeholder Xavi Simons supera a Tchouaméni. (Reuters/Violeta Santos Moura)
Xavi Simons supera a Tchouaméni. (Reuters/Violeta Santos Moura)

Las secuelas positivas, o el aprendizaje que deja la eliminatoria contra el Leipzig, es que los partidos se ganan por la contundencia en las áreas. Al peor Real Madrid le sostuvo un gran portero. El mejor en los dos partidos ha sido Lunin. No habla bien de un equipo con aspiraciones que su portero sea el más destacado. Pero sin Courtois, que está cerca de regresar, se ha comprobado que Lunin también gana partidos. El belga no tiene que correr para volver a la portería. Lunin está siendo determinante y eso que no era la primera elección del cuerpo técnico. Con la seguridad de un portero, se puede salir de los momentos críticos de la Champions.

Grave error de Ancelotti

La lección que recibe Ancelotti es que no tiene que hacer experimentos con el once, menos si juegas en el Bernabéu, ante un rival menor y con el que tienes ventaja en el marcador. Nadie deja de aprender por mayor que sea. Y Ancelotti se equivocó con cinco centrocampistas y una estructura de equipo confusa que no encontró la manera de ir a la presión y darle profundidad al juego.

El equipo se ha acostumbrado a jugar sin una referencia arriba, que ya tiene su mérito, y Vinícius y Rodrygo son los dos delanteros titulares. Lo que no puedes es estropearlo más en ataque. Otro debate es si tiene que jugar Brahim Díaz o Joselu por delante de Rodrygo. Pero salir solo con Vinícius arriba fue un despropósito y Kroos no se calló para decir que perjudicó al juego de la primera parte. Una de las quejas de los jugadores es que llegaban a cuenta gotas arriba y con poca gente.

Foto: Vinícius celebra el gol marcado al Leipzig. (Reuters/Juan Medina)

Ancelotti ya lo sabe. Al menos tiene que haber en el campo dos puntas. Sean los que sean. Aunque los brasileños son extremos, estiran el equipo, generan peligro y acaban las jugadas. El primer remate a la portería del Leipzig llegó a la hora del partido y fue de Rodrygo. El plan de la energía, de tener un centro del campo con músculo, juntar a Tchouaméni con Camavinga y Fede Valverde, se cayó. Lo razonable es mezclar a jugadores de diferentes perfiles para que fluya el juego, equilibres las líneas y consigas tener más eficacia en el área rival.

No se le puede echar toda la culpa a Ancelotti. Los futbolistas tienen su parte de responsabilidad y lo primero que hicieron en el vestuario del Bernabéu fue no celebrar la clasificación para los cuartos de final. Nacho, el capitán, habló de un objetivo cumplido y subir la exigencia para recuperar el pulso competitivo. Sin excusas, los futbolistas reconocen que pusieron en peligro la Champions y admiten que el motivo de no estar finos se debe a la fatiga mental y no física. Con autocrítica, sin experimentos del entrenador y un cambio de actitud, se puede crecer.

Lo mejor que hizo el Real Madrid tras el sufrido empate contra el Leipzig fue el ejercicio de autocrítica. Lo sano es no poner excusas, hablar abiertamente de los problemas que pudieron ocasionar el descalabro en la Champions y encontrar soluciones para que no vuelva a suceder. Las tres lecturas positivas de una noche que fue una tortura futbolística y tuvo la reprobación del público con pitos, son la confirmación de que Lunin tiene nivel, Ancelotti va a dejar de hacer experimentos y los jugadores se miraron a la cara en el vestuario para decirse que hay que ponerse las pilas.

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