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Quiero ser como Bordalás: el jugón que saca de quicio hasta al aficionado español más pipero
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CRITICADO POR LOS RIVALES

Quiero ser como Bordalás: el jugón que saca de quicio hasta al aficionado español más pipero

El entrenador del Getafe fue un futbolista que llegó hasta la Segunda B. Luego hizo carrera en los banquillos, donde empezó desde lo más bajo y acumula tres décadas de experiencia

Foto: José Bordalás, entrenador del Getafe. (Europa Press/Ricardo Larreina)
José Bordalás, entrenador del Getafe. (Europa Press/Ricardo Larreina)

"Los rivales, cuando afrontan un partido contra el Getafe, lo hacen con un nivel de atención y de concentración igual o similar a cuando se enfrentan al Barcelona, el Atlético de Madrid y al Real Madrid. Nos tienen en ese escalón". Las palabras de José Bordalás sonaron a ironía, pero las pronunció en la más absoluta literalidad. El alicantino se ha convertido en uno de los entrenadores más célebres (y criticados) de España, pero antes de llegar a este punto tuvo un largo recorrido por carreteras secundarias. Por ese barro que no todos pisan en el camino hacia el éxito.

"La Primera División la ve todo el mundo y te conoce más gente, pero yo soy el mismo que en Segunda B", declaró en una ocasión. Bordalás fue un chaval que siempre soñó con convertirse en futbolista antes de consagrarse en los banquillos. Sin embargo, nunca superó la categoría de bronce a pesar del nivel que mostró.

Hablamos con Rafael Madaleno, su compañero en la temporada 1985/86.

PREGUNTA. ¿Qué tipo de futbolista era Bordalás?

RESPUESTA. Era un futbolista de clase, era Bellingham o Pedri. Era un tío exquisito con regate y disparo, que lanzaba bien las faltas y los penaltis, y que jugaba de extremo izquierdo. Me sorprende el juego que practica su equipo.

P. ¿Por qué?

R. Porque son unos leñeros. Él no jugaría en uno de sus equipos.

P. ¿Qué tal era en aquella época?

R. Era un tío carismático en el vestuario y que también tenía su genio. Yo iba en coche a los entrenamientos con él, porque un grupo viajábamos desde Alicante. Al dar la cara en el campo y ser gracioso, Pepe cayó muy bien. Era un futbolista más de clase que de empuje.

placeholder Bordalás se ha convertido en un prócer en Getafe. (EFE/Javier Lizón)
Bordalás se ha convertido en un prócer en Getafe. (EFE/Javier Lizón)

P. ¿Le sorprendió que no llegara a una categoría superior?

R. Él tuvo una operación del músculo femoral después de su etapa en el Benidorm y se cuidaba mucho esa zona. No iba tan suelto como antes, siempre andaba con molestias.

P. ¿Y que se hiciera entrenador?

R. Sí, porque estudiar nunca le ha gustado. Cuando se sacó el nivel tres de entrenador, de hecho, le pregunté si le habían dado alguna chuleta en el examen (risas).

Bordalás compaginó el fútbol con todo tipo de trabajos durante su etapa como futbolista amateur y en sus primeros años como entrenador. Cuando jugaba en el Benidorm, ayudaba a su pareja de entonces en la gestión de una papelería cercana a la Universidad de Alicante en el barrio de Campoamor. Él mismo reconoció los diferentes empleos que tuvo: "He recogido sandías y melones en Almería; he repartido periódicos por la calle. Cuando la vida no es fácil, aprendes que con trabajo puedes conseguir todo".

Dicen que uno siempre vuelve a los lugares donde fue feliz, por eso Bordalás optó por el regreso a Benidorm. El equipo se tambaleaba en Segunda B en 1995 y gracias a la intermediación de Paco Martínez, antiguo compañero y futbolista en ese momento, le ofrecieron el banquillo. El club buscaba un perfil joven y lo tenía en el radar tras su paso por el primer equipo y el filial del Alicante. Todas las piezas encajaron.

Tuvo que aparcar, al menos de manera momentánea, su intención de ser músico, la profesión a la que confesó que se hubiera dedicado de no haber sido entrenador. Al preguntarle por los estilos de música que le gustan, César Luis Menotti me contestó que, "al igual en el fútbol: me gusta la buena música". No es descabellado, por tanto, que Bordalás tenga gustos balompédicos y musicales semejantes.

El periplo iniciado en el Benidorm continuó en los años posteriores por la geografía valenciana. Alicante —donde fue campeón de Segunda B, pero no consiguió el ascenso—, Novelda, Eldense y Playa Muchavista fueron las paradas previas a su llegada al fútbol profesional. Bordalás reemplazó a José Luis Mandiá en el José Rico Pérez para mejorar la mala dinámica del Hércules.

placeholder Bordalás da órdenes en su etapa en el Elche. (EFE/Biel Aliño)
Bordalás da órdenes en su etapa en el Elche. (EFE/Biel Aliño)

Su experiencia en las categorías profesionales era nula hasta ese momento, pero Valentín Botella, presidente del Hércules, no dudó al ofrecerle el cargo. Lo relata en El Confidencial: "Le veía muchas maneras como entrenador. Tenía la intuición de que podía llegar a Primera, porque tenía sabiduría y les podría transmitir muchas cosas a los jugadores".

El objetivo era conseguir la permanencia como fuera; Bordalás se comprometió a ello desde el primer día. "Cuando hablamos con él para hacerse cargo del equipo, siempre dijo que lo salvaría. Yo lo veía preparado y tenía mucha confianza en él", resume Botella.

El Hércules se salvó en la temporada 2005/06, pero los nubarrones aparecieron el año siguiente. Y Botella tuvo que destituir a Bordalás. Lo recuerda: "Me dolió tomar esa decisión. A veces, por la afición y por la situación, tenía que hacer eso con los entrenadores. Me alegro mucho por su situación actual, porque es una persona muy cariñosa que atiende a todos. Y es muy querido por sus allegados".

placeholder Bordalás, en la reunión en Las Rozas. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Bordalás, en la reunión en Las Rozas. (EFE/Rodrigo Jiménez)

A veces, dar un paso hacia atrás implica dar dos hacia delante. Por eso a Bordalás no le importó regresar a la Segunda B, para dirigir al Alcoyano, y seguir su formación como entrenador. Nuevamente fue campeón de la categoría, aunque el ascenso se le escapó otra vez en el playoff. Contaba con el apoyo de la afición, pero optó por dar por cerrada la etapa y quedarse a la espera de una oportunidad en otro lugar.

El Elche destituyó a Claudio Barragán tras el mal inicio en la temporada 2009/10. Así afrontó Bordalás su segunda experiencia en la categoría de plata. Allí coincidió con Edu Albacar, primero pupilo en el Martínez Valero y más tarde integrante de su cuerpo técnico en Valencia como ayudante.

Hablamos con Albacar sobre Bordalás y ambas experiencias con él.

PREGUNTA. ¿Cómo es la relación de Bordalás con los jugadores?

RESPUESTA. Yo coincidí con él cinco años y, si dejamos al margen lo técnico y lo táctico, ha sido el que más rendimiento me ha sacado. Analiza el fútbol y sabe exprimir al jugador al máximo.

P. ¿Cómo lo lograba?

R. Él era espectacular en el trato con los jugadores. A mi modo de entender el fútbol, tienes que conocer a la perfección a los futbolistas, y en eso era de los mejores. Es un gran gestor de grupos.

placeholder Albacar fue protagonista en el Elche de Bordalás. (EFE/Javier Lizón)
Albacar fue protagonista en el Elche de Bordalás. (EFE/Javier Lizón)

P. ¿De qué manera se integró en su cuerpo técnico?

R. Me llamó para preguntarme si quería trabajar con él y acepté encantado. Integré un grupo de trabajo de cuatro personas, con los que él hablaba antes de los partidos y nos pedía nuestra opinión. En Valencia, como yo me había retirado hacía poco y conocía a algunos jugadores, los futbolistas se acercaban a mí para preguntarme cosas.

P. ¿Cuáles eran sus funciones?

R. Pepe me pidió que me encargara de la defensa. El Valencia había encajado muchos goles la temporada anterior, y eso en un equipo de Bordalás es inaceptable. Yo solía ver el partido desde la grada, apuntaba en mi libreta lo que veía, bajaba en el descanso al vestuario y le comentaba qué creía que debíamos mejorar. El tiempo era limitado y solo hablábamos dos o tres minutos. En la segunda parte, solía llamar por teléfono a Nacho (Fernández, el segundo entrenador) para transmitirle las cosas.

P. ¿Qué tal Bordalás en el trato personal?

R. Es una persona normal. Hasta ahí te puedo contar.

P. ¿Fue una experiencia enriquecedora?

R. Fue un máster. Yo antes había entrenado a equipos juveniles, pero no es lo mismo que estar en el Valencia, donde la talla de los jugadores era muy grande.

Bordalás se consolidó en la Comunidad de Madrid en el fútbol profesional previo regreso a la Comunidad Valenciana, donde entrenó a uno de los históricos del fútbol español. Primero lo hizo en el Alcorcón antes de convertirse en un prócer en Getafe. En Santo Domingo asumió la ardua tarea de sustituir a Juan Antonio Anquela, entrenador muy querido en el municipio y que lideró al club hasta los playoffs.

placeholder Bordalás saluda a Míchel en Montilivi. (EFE/Alejandro García)
Bordalás saluda a Míchel en Montilivi. (EFE/Alejandro García)

Julián Villena, presidente del Alcorcón por aquel entonces, pensó en Bordalás para que el sueño de llegar a Primera siguiera vivo. Atiende a este diario para recordarlo. "Cuando se marchó Anquela, necesitábamos un entrenador con nombre porque habíamos jugado el año anterior el playoff. Lo conocía de su etapa en el Elche y me gustaba ese equipo. No éramos un club de figuras y, por tanto, necesitábamos un técnico que les aplicara físicamente y que generara unión en el vestuario. Él tenía más carácter de líder y Anquela era más bonachón".

Aquel Alcorcón jugó el playoff en su primer año, donde fue eliminado por el Girona en semifinales, y se quedó cerca de esas posiciones las dos temporadas posteriores. "Él se encontró con un vestuario muy unido y un gran equipo. Morán ya lo conocía y fue su bastión en el vestuario. Tenía sus métodos y sus formas de actuar, y no se dejaba llevar por lo que había antes. Tuvimos el ascenso a Primera cerca, pero se nos escapó", cuenta Villena.

El expresidente mantiene todavía una buena relación con Bordalás, ya que se intercambian mensajes. En aquel tiempo, no eran frecuentes los roces entre ambos. Lo relata Villena: "En los desplazamientos, era lo que él dictaba. Pero eso era algo normal. Le gustaba diseñar el menú y elegir los hoteles".

placeholder Bordalás se fue de Valencia tras una multitudinaria rueda de prensa. (EFE/Javier Lizón)
Bordalás se fue de Valencia tras una multitudinaria rueda de prensa. (EFE/Javier Lizón)

Bordalás logró su primer ascenso en 2016, cuando el Alavés terminó líder de Segunda y logró el billete para Primera. Sin embargo, y para sorpresa de todos, la directiva lo destituyó antes de la temporada del regreso a la máxima categoría. Se truncó su sueño de dirigir en la élite, aunque sería cuestión de tiempo.

El Getafe deambulaba por Segunda en la temporada 2016/17. Había descendido el año anterior y era uno de los candidatos al ascenso, pero estaba más cerca de las posiciones de descenso a la extinta Segunda B… hasta que llegó Bordalás. Finalmente disputaron el playoff y lograron el ascenso con una épica remontada ante el Tenerife.

El cariño de los azulones es perpetuo, porque su huella ha sido cada vez más profunda. Al ascenso le siguió una clasificación a la Europa League con eliminatorias que perduran en la memoria colectiva. El pase frente al Ajax y la posterior eliminación ante el Inter llevaron al Getafe a tutear a históricos del fútbol europeo.

Las etapas, no obstante, se cierran igual que se inician, y Bordalás dejó Getafe en 2021. Llegó al Valencia más delicado que se recuerda y lo metió en la final de Copa del Rey. Pero la fortuna no se alió con él y perdieron frente al Betis en penaltis (5-3). A final de temporada, con una coyuntura institucional complicada, se despidió de Mestalla.

placeholder Ángel Torres confió otra vez en Bordalás. (EFE/Rodrigo Jiménez)
Ángel Torres confió otra vez en Bordalás. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Bordalás se quedó a la espera de una nueva oportunidad que no surgió. El Getafe se aproximaba al abismo en forma de descenso y despidió a Quique Sánchez-Flores. El presidente, Ángel Torres, no había perdido la relación con él y le pidió "como amigo" que cogiera al equipo. Y regresó, ungido a una categoría divina, para lograr la permanencia y comenzar una segunda etapa.

Los madrileños se han convertido, al igual que en sus primeros años, en uno de los equipos más criticados por las aficiones rivales. Los que coincidieron con él, sin embargo, sostienen que siempre ha sido así. "Nos pasaba también en el Alcorcón. Son cosas interesadas de los equipos para desprestigiarlos con argumentos que no son. Sus equipos hacen las mismas faltas que otros. Si no tienes jugadores para hacer un fútbol, tienes que practicar otro. Me da rabia que lo critiquen así. Si entrenara al Barcelona, no jugaría así, pero tiene otros jugadores", aclara Villena.

"Esto viene coleando desde su primera etapa en el Getafe. En realidad, las etiquetas lo benefician. Tiene su estilo y, mientras esté permitido, cada uno puede plantear el partido como quiera", resume Albacar.

Año y medio fue suficiente para percatarse de que hay un Getafe con Bordalás y otro sin él. En Valencia, a pesar de la delicada situación, sacó el máximo rendimiento a la plantilla y peleó por un título. Podrá caer mejor o peor, pero los resultados le dan la razón hasta ahora. Él lo resumió como nadie: "Podrás jugar más o menos bonito, pero te tienes que adaptar al equipo que tengas".

"Los rivales, cuando afrontan un partido contra el Getafe, lo hacen con un nivel de atención y de concentración igual o similar a cuando se enfrentan al Barcelona, el Atlético de Madrid y al Real Madrid. Nos tienen en ese escalón". Las palabras de José Bordalás sonaron a ironía, pero las pronunció en la más absoluta literalidad. El alicantino se ha convertido en uno de los entrenadores más célebres (y criticados) de España, pero antes de llegar a este punto tuvo un largo recorrido por carreteras secundarias. Por ese barro que no todos pisan en el camino hacia el éxito.

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