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Joselu no tiene que pedir perdón ni dar lástima, lo que se le pide es que meta miedo
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un jugador querido por la afición

Joselu no tiene que pedir perdón ni dar lástima, lo que se le pide es que meta miedo

Lo que se le pide a Joselu es que tenga instinto asesino y sea un devorador de área, que no perdone lo fácil. Ser delantero en el Real Madrid significa pasar un examen cada partido

Foto: Joselu pide perdón tras marcar el gol al Nápoles. (EFE/Kiko Huesca)
Joselu pide perdón tras marcar el gol al Nápoles. (EFE/Kiko Huesca)

No se trata de ser cruel con Joselu y sí de ser justo con sus fallos y sus aciertos. Esto no va de dar lástima. Más bien de tener certezas de que hay un delantero en el Real Madrid que mete miedo, intimida y es fiable en la faceta más difícil que tiene el fútbol: el gol. Lo que se le pide es que tenga la máxima efectividad, afine en la definición, a sabiendas de que no se le puede comparar con Haaland o Harry Kane. Si marca las ocasiones que son fáciles, ya habrá cumplido con gran parte de su rol en el Real Madrid. No lo hizo en Cádiz ni en un remate de cabeza contra el Nápoles, con la portería vacía, donde incomprensiblemente envió el balón fuera.

Joselu es protagonista en la victoria contra el Nápoles por pedir perdón tras marcar el cuarto gol. Un gesto poco habitual en este deporte lleno de excentricidades, reivindicaciones y vanidades en las celebraciones. La reacción del Bernabéu, con un futbolista que juega de prestado, fue darle cariño.

Es un jugador especial por su madridismo, un caso excepcional dentro de la política de un club que apuesta por incorporar los talentos jóvenes o estrellas consagradas del nivel de Mbappé. Esto juega en contra de Joselu. Está agradecido por la oportunidad, pero no le conviene que se le vea como un parche. Joselu se mete una presión que no le corresponde, pero, a la vez, esto es el Real Madrid y el fallo tiene más repercusión y consecuencias. Jugar en este equipo implica estar a la altura de la exigencia que te lleve a ganar títulos.

A nadie se le puede olvidar que Joselu fue a animar al equipo en la final de la decimocuarta en París. Lo que aplaude el Bernabéu a Joselu es su fidelidad y honradez. Es uno de los suyos y si Joselu se frustra, la afición empatiza con su sufrimiento. Este es el vínculo entre la afición y Joselu.

placeholder Joselu, en un remate de chilena contra el Nápoles. (EFE/Kiko Huesca)
Joselu, en un remate de chilena contra el Nápoles. (EFE/Kiko Huesca)

Fuera de esto, el Joselu futbolista está obligado a tener instinto asesino y ser un devorador de área, que no perdone lo fácil. Ser delantero en el Real Madrid significa pasar un examen cada partido. No tiene que ser un jugador total, pero sí letal. Esto es lo que le agobia a Joselu. No estar a la altura de lo que se espera de un especialista del gol.

La mochila que lleva encima

El problema de Joselu tiene que ver con la escasez de delanteros y las lesiones que le ponen en un escenario de mayor presión. A su favor tiene la posibilidad de disfrutar de más minutos, pero a la vez crece la responsabilidad y le cambia el rol. Llegó como un delantero suplente y, sin el fichaje de un goleador y la lesión de Vinícius, es más titular. No es lo mismo. Joselu no es una estrella. Es un delantero de clase media que juega en un equipo que pelea por la Liga y la Champions. Ha pasado de ir a París a animar a su equipo en la final contra el Liverpool a encontrarse en el campo. Tiene la posibilidad de pasar a la historia del Real Madrid si gana títulos.

Foto: El polaco Szymon Marciniak, árbitro del PSG-Newcastle. (EFE EPA YOAN VALAT)

El cambio es radical, el reto es mayúsculo, juega con una mochila cargada de peso y responsabilidad difícil de llevar. De lo que no hay dudas es de que Joselu tiene mejor rendimiento y es más querido que Mariano o Luka Jovic, dos delanteros más caros, acomodados y con menos compromiso. En el Real Madrid puedes tener días malos, grises o pasar por una mala racha, pero lo que no puedes permitirte es la apatía, la desidia ni bajar los brazos. Esto con Joselu no va a suceder, y es lo que le ayuda a ser todavía más querido por los aficionados.

Joselu tiene que dejar ya de dar las gracias por jugar en el Real Madrid y de hacer ver que está viviendo una segunda juventud. Se tiene que meter en el papel de cazagoles, trabajar a destajo con la confianza que le dan Ancelotti y sus compañeros. "Joselu estaba un poco avergonzado por fallar y he intentado encontrarle dentro del área. Afortunadamente, lo he logrado", son las palabras de Bellingham tras darle la asistencia para que marcara el cuarto gol y pudiera redimirse de los fallos. El gesto, la ayuda, el compañerismo del futbolista inglés tiene tanto valor como las disculpas de Joselu.

No se trata de ser cruel con Joselu y sí de ser justo con sus fallos y sus aciertos. Esto no va de dar lástima. Más bien de tener certezas de que hay un delantero en el Real Madrid que mete miedo, intimida y es fiable en la faceta más difícil que tiene el fútbol: el gol. Lo que se le pide es que tenga la máxima efectividad, afine en la definición, a sabiendas de que no se le puede comparar con Haaland o Harry Kane. Si marca las ocasiones que son fáciles, ya habrá cumplido con gran parte de su rol en el Real Madrid. No lo hizo en Cádiz ni en un remate de cabeza contra el Nápoles, con la portería vacía, donde incomprensiblemente envió el balón fuera.

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