"Es indignante y hace daño al arbitraje". La rabia de un excolegiado por el escándalo Negreira

El estamento arbitral está preocupado e irritado con el escándalo de los pagos del Barcelona al que fue vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros, José María Enríquez Negreira, desde 2003 a 2018. Los principales perjudicados, los señalados en términos deportivos por su honradez y profesionalidad, son los colegiados. Es una mancha que salpica a un colectivo que está en el centro de la polémica continuamente por decisiones o designaciones, señalado por las sospechas y que tiene pocos mecanismos para su defensa.

El daño que produce el escándalo de los cobros del que fuera número dos del arbitraje español, mano derecha del presidente Sánchez Arminio, es irreparable. Lo sufren los árbitros actuales y más aún los que estaban en esos años en los que Negreira ejerció como asesor arbitral del Barcelona. Uno de los exárbitros más enojados por todo lo que se está destapando es César Muñiz Fernández, que atiende a El Confidencial y no se muerde la lengua para denunciar las malas prácticas de José María Enríquez Negreira. Pide que la justicia haga su trabajo y depure sus responsabilidades.

Lo que sí defiende César Muñiz Fernández es la honorabilidad del colectivo arbitral del que formó parte en esos años, como el del actual. Muñiz Fernández fue árbitro durante 23 años, desde 1999 hasta su retirada en 2014. En Primera división arbitró durante 14 años, llegó a ser internacional y reconocido con un trofeo Guruceta como uno de los mejores árbitros del fútbol español. Cuando se retiró se desvinculó del arbitraje.

Pérdida de credibilidad

La noticia es un bombazo para César Múniz Fernández que, con un tono de enorme enfado, habla de cómo se comportaba Negreira y el daño que provoca este escándalo: "Lo primero, me ha provocado una sorpresa como a todo el mundo. Lo segundo, me produce una indignación porque estás jugando con la honradez del colectivo arbitral. De más de 15.000 árbitros que hay en el fútbol español. Te da rabia e impotencia porque al final un hombre que ha estado en la casa como vicepresidente hace ese tipo de comportamientos trabajando para otro club. Esto hace daño al arbitraje porque siempre hemos estado bajo sospecha y esto hace perder credibilidad".

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Muñiz Fernández convivió en la época de Negreira y habla de una persona que tenía poca relación con los árbitros: "Al final cómo le explicas al aficionado que este comportamiento a nosotros no nos afectaba para nada. Tenía poco contacto con nosotros. Estaba ahí para justificar su sueldo. La relación era mínima. Nos reuníamos unas tres veces por temporada para las pruebas físicas y las charlas y él, en febrero, nos explicaba cómo llevábamos la temporada en menos de un minuto. Él estaba en las concentraciones de manera presencial. Teníamos poco contacto con él y el diálogo era mínimo, pese a que era la persona de confianza de Sánchez Arminio. Yo hablé poco con él".

El daño está hecho y César Muñiz Fernández pide que se llegue hasta el fondo en las investigaciones. Le parece un escándalo las cifras que ingresó la empresa de Negreira (4,7 millones de euros en pagos del Barcelona) por el asesoramiento: "Lógicamente por lo que se dice me parece algo fuera de lo normal por un informe que supuestamente realizaba. Ojalá la justicia siga su camino y que le caiga todo el peso de la ley porque el daño que ha hecho al arbitraje es irreparable. Si es culpable, que lo pague. No es de recibo que estando en el Comité de Árbitros trabaje para otro club".