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El espejo de Oliver Atom: la historia de Kazuyoshi Miura que inspira (y supera) a 'Campeones'
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Allá van con el balón en los pies

El espejo de Oliver Atom: la historia de Kazuyoshi Miura que inspira (y supera) a 'Campeones'

Oliver-Benji, los magos del balón; Benji-Oliver, sueños de campeón; Benji-Oliver, el fútbol es su pasión: ¡hay que marcar otro gol! Todo eso, pero en la vida real

Foto: Ilustración: Emma Esser.
Ilustración: Emma Esser.

Oliver Atom.

Sí, sí, Oliver Atom, seguro que se acuerdan. Alto, moreno, cierta obsesión con el fútbol, buen regate, narcisista encubierto, sociópata de manual, el clásico al que todo le sale bien y acabas queriendo darle de tortas, ay, qué de tortas te daba, Oliver Atom, qué de tortas.

Foto: (Imagen: Carmen Castellón)

(Al menos Mark Lenders era un quinqui, por lo que iba de frente. Y Tom Baker gastaba pintas de pagafantas diplomao, eso se nota a la legua. Pero Oliver Atom... Joder, qué rabia da Oliver Atom).

Si usted tiene entre 30 y 50 años (o si está fuera de ese rango cronológico, pero gasta costumbres hikikomoriles), conoce seguro a ese Oliver Atom. Seguro. Salvo que fuera alguien con poca vida social, vaya (o que en su pueblo no pillasen la Telecinco noventera, que era como agitar un bote lleno de golosinas, mezclarlo con esteroides y dárselo a los niños). Entonces, por ahí..., hecho.

Sucede que, como seguramente hayan sospechado más de una vez, Oliver Atom no se llamaba Oliver Atom, porque Oliver Atom suena poco a oriundo de Alpedrete, vale, pero tampoco es que parezca nacido en Morioka, prefectura de Iwate, seguro que ven por dónde voy. Vamos, que se occidentalizaron los nombres del asunto para una más sencilla pronunciación, que púberes y aficionados al fútbol no destacan por su facilidad con idiomas y acentos. En resumen, que aquí era Oliver Atom, pero por donde nace el sol le decían Tsubasa Ōzora, que suena mucho más recio, dónde va a parar. ¿Quieren otra prueba? Aquí le pusimos Julian Ross a un tal Jun Misugi, y tú de Jun Misugi sí te esperas un sacrificio mortal para pasar de cuartos en el torneo de minibenjamines. Las cosas son así...

A lo que íbamos, que Tsubasa Ōzora es una creación de Yōichi Takahashi, simpático mangaka que lleva más de 40 años dibujando campos kilométricos, ciscándose en las leyes de la física y, en general, flipándose mogollón para crear los equipos más acojonantes y las chifladuras más guais que jamás hayan pisado el césped. Y, si usted piensa lo contrario... En fin, lo siento mucho, tío.

placeholder Yōichi Takahashi, creador de 'Oliver y Benji'. (EFE/Isabel Conde)
Yōichi Takahashi, creador de 'Oliver y Benji'. (EFE/Isabel Conde)

Pero... Oliver Atom... ¿Quién es Oliver Atom? Sí, sí, lo dijimos arriba..., pero ¿quién es realmente Oliver Atom? O, por mejor decir, ¿en quién se inspira semejante dechado de virtudes desvirtuosas? El otro día estaba leyendo esa divertidísima frikada que es Fútbol y cómic. Representaciones del deporte rey en la cultura pop (Editorial Base), un libro escrito por José A. Cano que retuerce las entrañas del chaval que fui, y encontré la respuesta pretendida. Bueno, en realidad el autor daba dos respuestas, y ni siquiera con seguridad absoluta, pero no querrán que les cuente todo el rollo, ¿verdad? Y, encima, se me descoyuntaba el artículo...

Y es que, queridos amigos, el jugador de fútbol en el que indisimuladamente (ejem) se inspira Oliver Atom es... redoble de tambor... Kazuyoshi Miura... Bien... Miuuuura, Miuuuuura, Miuuuura...

Vale, a ver... Miura. Que nació en 1967, colegas, así que calza 55 añazos. Y sigue en activo. Sí, sí, como lo oyen, sigue en activo. Oliveirense, segunda división portuguesa. A ver, no es el Newteam, pero el tío ha superado a Stanley Matthews (Sir Stanley Matthews, si es usted un hortera) como jugador profesional más viejete.

Foto: Leo Messi, último ganador del Balón de Oro. (EFE/EPA/Yoan Valat)

Sucede que Miura lleva jugando más o menos desde que yo me vine a este mundo. Jugando por pasta, digo. Año 1981 y el tío se pira hasta Brasil desde su Shizuoka natal. Lleva 700 pavos en el bolsillo (que era un dinerín entonces, pero nada de tirar cohetes), muchas ganas de triunfo y una carta para ingresar en la academia del São Paulo. Pasa que era el Club Atlético Juventus de São Paulo, no el SãoPaulo-bueno-de-SãoPaulo, así que empezó el tema fastidiao para nuestro protagonista.

Pero, en fin, debió destacar, porque el Santos (el Santos de Pelé, nada menos, solo que ya sin Pelé), se lo llevó hasta sus filas, y allí debuta el año del Mundial de México, y todo parece sonreírle, pero igual no es tan crack como dicen, el mozo, y solo juega dos partidos, y deciden cederlo a otros equipos peores (en Brasil hay muchos equipos peores, pero todos tienen fantasistas de sobra), y pasa por sitios de lo más exótico, como el Matsubara (que es paranaense, lo juro), el EC XV de Novembro o el Coritiba. Luego volvió al Santos y jugó algunos partidos más, y hasta marcó tres goles, pero aquello era una sinrazón, así que petate al hombro y a su país de origen.

placeholder Kazuyoshi Miura en la actualidad. (Reuters)
Kazuyoshi Miura en la actualidad. (Reuters)

Es 1990 y no era mal momento, porque empezaba la J-League, y había pastuca de la buena, y Miura era una de las estrellas que llenaban estadios (es un purparlé) y allí destacaba mogollón. Y, bueno, al Yomiuri, uno de los dominadores, equipo de Tokio. Mira, seguro que se queda aquí ya para siempre. Si es que además gasta añazos, ¿eh?

Pues no. Nuestro protagonista tiene espíritu aventurero, y bastante mala hostia para lo de decir no. Así que aceptó desafíos y se fue para el Genoa en la temporada 1994/1995. Equipo legendario venido a menos, pero cosa bien gordísima. Debut en San Siro (oh), frente al Milan campeón de Europa (oh), entrenado por Fabio Capello (ah), con Baresi o Maldini enfrente (uy). Precisamente Franco lo mandó un ratito a pensar, después de un choque en el minuto 35. El de Travagliato se limpia polvo de los codos, el bueno de Kazuyosi sale con fractura en los huesos de la nariz y una conmoción cerebral. Baresi era muy elegante, amigos, pero que usaba los ángulos óseos de su cuerpo con inusitada contundencia también es cierto...

El tío jugó bastante en el Genoa (21 partidos), pero metió solo un gol, que para ser delantero es bastante poco (salvo que tengas buenos padrinos en los periódicos de caspa y puro, entonces igual hasta te llama la selección). Pasa que al Genoa aquel rendimiento le hacía tralarí, porque su fichaje era todo un éxito a nivel mediático... y económico. Los italianos no pagaron nada a su club de origen, y el sueldo del jugador, 1.500 millones de liras (que, cuenta Cano, salen a unos 775.000 euros actuales) lo pagaban entre Puma y Suntory (una marca de whisky que desconozco, mira tú, siempre aprendes cosas nuevas leyendo libros). Pero es que además los derechos del Miura jugador eran propiedad de la empresa Kazu Corporation... que era quien había negociado la retransmisión de sus partidos con Fuji TV y las entrevistas a pie de césped con Tokio TV. Vamos, lo que hace ahora Jorge Mendes, pero sin tanta gomina y menos bronceao...

La popularidad del tío es tan grande que lo cedieron en 2012 al Espolada Hokkaido para que jugase al fútbol... sala

Después... Bueno, a ver, después de esto todo va a ir a peor, porque menuda historia. Vuelta al Verdy Kawasaky, aventurilla por el Dinamo de Zagreb (pero aventurilla, aventurilla... 12 partidos... Eso sí, debut en Champions, otro hito), y retorno definitivo al Sol Naciente (salvo otro rato corto a Australia y el actual en el fútbol luso).

¿Quieren más cosas raras? La popularidad del tío es tan grande que lo cedieron en 2012 al Espolada Hokkaido para que jugase al fútbol... sala. Vamos, que querían promocionar el deporte, como aquel fútbol-playa noventero con Míchel, Setién y compañía cerrando fiestas en pueblos de costa. Ah, Miura se lo tomó en serio, y hasta acabó en la selección de su país, e incluso jugó un Mundial ese mismo año, en Tailandia (resultado aceptable, con empate frente a Portugal, victoria contra Libia y derrota ante el futuro campeón Brasil).

Pero ese fue su único Mundial. Sí, amigos, Kazuyoshi es una auténtica leyenda en Japón, y uno de los jugadores más importantes de siempre, entre los que defendieron su camiseta..., pero nunca disputó una Copa del Mundo. Tiene momentos míticos, como el gol frente a Irán en la Copa Asiática de 1992 (joder, lejos queda), que permitió a los japoneses ir avanzando poco a poco hasta un triunfo totalmente inesperado. Pero ya. Nada. Rien de rien. Nothing.

placeholder Kazuyoshi Miura en el 2017. (Reuters/Toru Hanai)
Kazuyoshi Miura en el 2017. (Reuters/Toru Hanai)

Tuvo opciones en 1998, cuando era (cuando seguía siendo) el futbolista más popular de su país, pero la relación con Takeshi Okada, coach, no era muy fluida. Que es un caprichoso, que tiene muchos vicios, que se cree estrella y aquí eso como que no. A ver, igual algo de razón gastaba el bueno de Takeshi, porque Kazuyoshi en aquel entonces poseía un apartamento en Tokio solo para guardar sus trajes (ya ven, vicios baratos), bebía sangre de tortuga por la mañanuca para conservar la vitalidad del cuerpo (con lo ricos que están los chocokrispis) y hasta había sufrido el acoso de la prensa rosa (o como se llame allí) después de que un empresario del mismo nombre matase a su mujer (a la del empresario, no a la del futbolista)... Y ya se sabe que no son los reporterillos muy dados a cotejar detalles de escasa importancia, como si el tal Kazuyoshi Miura es ese Kazuyoshi Miura. En fin, que era un lío. Beckham con menos toque (por lo demás... pues eso, Beckham, que tampoco es decir gran cosa).

Sea como fuere, el tío sigue jugando, y dice que quiere morirse como jugador de fútbol (mira, cual Julian Ross). Oliver Atom también anda en eso (en lo del balompié, nada de necrológicas), y anda en una semifinal interminable de los Juegos Olímpicos contra la España de Payol y Xavii (lo juro). Ah, viene de unos cuartos frente a Alemania resueltos en tan solo 53 números. Ya ven, como para pillarlo sin aliento, dos más y empata con los años de Kazuyoshi.

Al cierre de este artículo no está claro quién se retirará antes, si el personaje de cómic o el jugador que (quizá) lo inspiró...

Oliver Atom.

Sí, sí, Oliver Atom, seguro que se acuerdan. Alto, moreno, cierta obsesión con el fútbol, buen regate, narcisista encubierto, sociópata de manual, el clásico al que todo le sale bien y acabas queriendo darle de tortas, ay, qué de tortas te daba, Oliver Atom, qué de tortas.

Japón Oliver y Benji
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