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Senna: "Los jugadores son muy teatreros con el VAR, me da asco que griten al tocarlos"
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Habla sin tapujos sobre su pasado

Senna: "Los jugadores son muy teatreros con el VAR, me da asco que griten al tocarlos"

El histórico centrocampista hispano-brasileño repasa su extensa y exitosa trayectoria. Tocó la gloria con la selección al proclamarse campeón de Europa en 2008

Foto: Marcos Senna derriba a Antonio Cassano durante el partido de cuartos de final de la Euro 08' ante Italia. (Efe)
Marcos Senna derriba a Antonio Cassano durante el partido de cuartos de final de la Euro 08' ante Italia. (Efe)

Testigo privilegiado de la época más dorada de la selección española y del Villarreal, Marcos Senna ligó su vida a la del conjunto groguet hace aproximadamente dos décadas cuando aterrizó en nuestro país en 2002. Por entonces y con dos graves lesiones de rodilla en sus primeras dos temporadas en LaLiga, ni él ni el aficionado español esperaban que su figura acariciase las mieles del éxito en una inolvidable semifinal de Champions ni que cobrase tanta relevancia en un futuro no muy lejano como pilar de un centro del campo único, con Xavi Hernández y Andrés Iniesta en el horizonte.

Caracterizado por su incansable equilibrio defensivo, la jerarquía en la distribución del balón y la capacidad de desfondarse cuando al resto le faltaba oxígeno, el mediocampista hispano-brasileño se ganó un espacio reservado en el corazón y la memoria de todo seguidor del fútbol español. Ahora, lejos del verde, el campeón de Europa disfruta de la otra parte del fútbol en el papel de embajador del Villarreal y de LaLiga y analiza su extensa carrera.

PREGUNTA: ¿No se aburre en su nueva vida?

RESPUESTA (Marcos). De momento, no. Pero en mi cabeza tengo un plan b por si un día me aburro. Todos debemos tener un plan b y c. Si sigo así, me jubilaré y punto. Ahora estoy muy bien. Si Fernando Roig está feliz conmigo y yo no me aburro, seguiré toda la vida en el Villarreal. Me tratan de maravilla.

P. ¿Qué hace por los pueblos?

R. Como ya no está José Manuel Llaneza, a mí me toca la parte institucional. Viajo a los partidos. Y vamos por la provincia a conocer la historia de los pueblos. Paso todo el día allí: conozco la plaza, la iglesia, la comida típica. Todo. Hasta hacer un clínic cuando los niños vienen del colegio. Suelo acabar a las siete y media. Me paso todo el día con ellos. José Manuel no tendría paciencia (risas), y para mí es un placer: conozco la historia del pueblo.

placeholder Marcos Senna en sus días como capitán del Villareal. (Efe)
Marcos Senna en sus días como capitán del Villareal. (Efe)

P.¿Qué le llama la atención de la gente de los pueblos?

R. Que cada pueblo tiene su historia interesante y hay gente que no cambiaría su vida y no saldría nunca de allí. Muchos no conocen Valencia, que está a 60 kilómetros. Y nunca han estado en el centro de la ciudad. Y tampoco les interesa.

P. ¿Qué distingue a los españoles de los brasileños?

R. Yo ya llevo aquí 18 años, camino de los 19, mi número preferido.

P. ¿Por?

R. Cuando llegué al Villarreal, era un número maldito. Solo quedaban el 12, el 13 y el 19. El 13 es de los porteros. José Manuel me dijo: ‘No, el 19 no, porque fichamos a Guayre, que era un fenómeno… el jugador más caro y no funcionó’. Elegí el 19 y a los cuatro meses me rompí el ligamento cruzado de la rodilla. ‘Ves’, me dijo. Y cuatro meses después me lo volví a romper, el mismo ligamento. ‘Marcos, déjalo ya’. Y yo: ‘Que no, que no, que no’. Al final seguí, me recuperé y jugué 11 años en el Villarreal ty en la selección española. Hoy tengo la puerta 19 del estadio como reconocimiento del club.

P. ¿Pero hay diferencias entre españoles y brasileños?

R. Sí hay diferencias, pero también entre andaluces, valencianos, catalanes… Los brasileños, con lo poco que tenemos, somos más felices. En general. Incluso los que viven en las favelas son felices con lo que tienen. Porque aquí tenemos una calidad de vida increíble y veo a mucha gente, la mayoría, que se queja porque hace sol, porque llueve, porque hace viento… por todo. Y a mis amigos les digo: ‘Os quejáis de todo’.

P. ¿Por qué no ha perdido la humildad?

R. Son mis valores. Lo que mis padres me han transmitido, mi entorno en la juventud y mi carácter. Siempre he sufrido viendo a algún compañero futbolista siendo soberbio con alguien. La gran mayoría que han jugado al fútbol se les sube el éxito un poco a la cabeza.

placeholder Marcos Senna entrega un trofeo a Karl Toko Ekambi. (Efe)
Marcos Senna entrega un trofeo a Karl Toko Ekambi. (Efe)

P. ¿Viene de una favela?

R. Mi padre, dentro de sus limitaciones educacionales, nos ha educado muy bien a mí y a mis tres hermanos. Respeto, eso está por delante de todo. Siempre. Máximo respeto en todos los ámbitos. Vengo de una favela, en un barrio de São Paulo, una favela ‘sofisticada’ a nivel de saneamiento básico, de electricidad y de comida. No hemos sufrido. Tuve una infancia muy bonita en Jardim Rincão: jugué mucho en la calle, a las canicas, a la peonza... iba a los lagos a nadar. Me gustaría que mis hijos (de 14 años y de 10) fueran criados así, serían más felices. Mi padre era camionero, falleció hace 25 años, y mi madre, ama de casa. Ella está bien.

P. ¿Su padre le vio triunfar?

R. Me vio debutar en Río Branco de Americana y, seis meses después, falleció. Murió el 14 de septiembre del 1997. Jugaba los fines de semana, fútbol amateur, y, en uno de esos partidos, le dio un infarto en el campo y murió. Yo justo iba a cambiarme para jugar en la liga brasileña y me llamó el director deportivo: ‘No te cambies, tu papá no anda bien’. Mi papá tenía 46 años; yo ahora tengo 44, imagínate. Y estaba muy fuerte, nunca enfermaba. Un infarto fulminante y adiós. Llamé a mi cuñado y me dijo: ‘Tu padre está muerto, ven para acá’. Yo tenía 21 años.

P. ¿No se enfada nunca?

R. Soy muy similar a mi padre. Él nos decía: ‘Yo pago lo que sea para no entrar en una pelea; pero cuando entro, pago lo que sea para no salir’. Yo soy así. Es muy difícil enfadarme, pero una vez me enfado, me enfado conmigo mismo porque no consigo salir de ahí. No puedo controlarlo. Si un tío tiene una pistola y estoy enfadado, me mata. Porque no veo nada. Mi pareja, Elisangela, llevamos juntos 25 años, me conoce perfectamente. No soy de gritar, sino que mejor que no hablemos hasta que me desenfade.

P. ¿Y en el campo?

R. Tenía muchísimo carácter. Una vez jugando contra el Deportivo, un mediapunta, Rodríguez, parecía que quería intimidarme hablándome, yo no discutía, pero vale: ‘Ahora me he enfadado y aquí estoy’. Muchos se sorprendían. ‘El negrito este, cuanto más le hablo, más va’. Mi hijo Lucas, de 10 años, que juega en el Villarreal, parece que tiene este carácter.

P. Nunca se escondía.

R. Fui capitán del Villarreal desde 2006, cuando se fue Josico, hasta 2013. No era el típico capitán que entra en el vestuario y da un discurso. Porque he sido un poco tímido, pero en el campo me transformaba, se me iba la timidez. Me cambiaba 100% el carácter. A veces me pedían que entrara en el vestuario y gritara “cojones”, pero yo veía que no era lo mío.

placeholder El centrocampista groguet exhibe su calidad y su brazalete de capitán. (Efe)
El centrocampista groguet exhibe su calidad y su brazalete de capitán. (Efe)

P. Cuenta la leyenda que Llaneza fue a Brasil fichar a otro jugador y lo fichó a usted.

R. Yo estaba en el São Caetano, perdimos la final de la Libertadores contra Olimpia de Paraguay. José Manuel me vio en las semifinales contra América de México. Rechacé una oferta del Shakhtar Donetsk, que me quería a mí y a Brandão. José Manuel iba detrás de un delantero y había fichado al mediocentro Gilberto Silva, pero como Gilberto ganó el Mundial en 2002, vino el Arsenal y se lo quitó. Y se acordó de mí.

P. La escuela de los mediocentros defensivos brasileños: Mauro Silva, Dunga, Mazinho, Donato…

R. El propio Gilberto. Yo al principio era más ofensivo, pero en el Corinthians me probaron más retrasado y ya no salí de ahí. Competía con Vampeta y Rincón. José Manuel quería verme y mirarme a los ojos. ‘¿Quieres venir al Villarreal?’ ‘Pues claro que sí’. Y así fue, toda la vida en el Villarreal.

P. ¿Qué entrenadores le marcaron?

R. En Brasil, justo cuando debuté, Lula Pereira; luego Wanderlei Luxemburgo en el Corinthians, me impresionaba cómo preparaba los partidos; y aquí en España, Manuel Pellegrini y Luis Aragonés. Pellegrini, cuando se enfadaba, ojo: no hacía mucho ruido, pero actuaba cuando debía y nos gustaban mucho sus entrenamientos. Y siempre jugaba a ganar. ‘Si podéis meter cuatro, meted cuatro’, decía.

P. ¿Y Luis?

R. Me sorprendió muchísimo. Antes de conocerle, lo veía muy serio y distante. Pero después nos contaba chistes en las charlas, en el autobús le cantábamos cosas… pero, eso sí, en el partido era muy serio. Si yo fuera entrenador, me gustaría ser como él. Porque nos llevaba muy bien al equipo, tanto dentro como fuera. La final de la Euro 2008…, cuando vea a Jesús Paredes (el preparador físico de Aragonés), le preguntaré si lo hizo adrede.

P. ¿El qué?

R. Equivocarse en los nombres de los alemanes. A Ballack le llamaba Wallace y a Schweinsteiger algo impronunciable. Nos descojonábamos y nos relajó de tanta tensión. Él era capaz de contar un chiste y luego nos decía: ‘Mirad, chicos, si no gano con este equipo, soy una mierda’. Te llenaba. Nos daba tanta confianza que después volábamos. Salías a disfrutar. Y las previas, con su equipo, no he visto nada igual: las charlas y los vídeos eran cortos, pero te llegaban. A los jugadores no nos gusta el ‘bla-bla-bla’. Las charlas de 20 minutos no sirven para nada. Sus vídeos duraban 16 minutos: un minuto para cómo sale el portero, otro para el lateral, el central, el mediocentro… te entretenías. ‘Mira Marcos, mira cómo se mueve este’.

placeholder El XI español antes de enfrentarse a Italia en los cuartos de final de la Eurocopa de 2008. (Efe)
El XI español antes de enfrentarse a Italia en los cuartos de final de la Eurocopa de 2008. (Efe)


P. El mediocentro titular previsto para esa Eurocopa iba a ser Albelda, pero, como Koeman lo apartó en el Valencia, usted se convirtió en la piedra angular.

R. Yo ya había ido al Mundial de 2006 de Alemania, con Albelda y Xabi Alonso. Empecé de titular contra Ucrania (4-1). Contra Túnez también, pero, después de ir perdiendo 0-1, nos cambió a Luis García y a mí, entraron Cesc Fàbregas y Raúl, y España dio la vuelta. Ya en el partido de octavos contra Francia, fui suplente. Caímos. Entonces llegó en 2007 el Manchester United, que quería ficharme.

P. ¿Por qué no se fue?

R. Teníamos un precontrato por cinco años, pero se dieron una serie de circunstancias: mi mujer estaba embarazada, entró una norma que ellos tenían que fichar a un inglés antes, Alex Ferguson pidió una semana más y yo estaba muy cómodo en el Villarreal de Pellegrini, que había fichado a Pirés, a Nihat, estaban Forlán, Riquelme… Fue el año que el United ganó la Champions con Cristiano. La habría ganado. Y Luis no me llevaba en 2007 por esa incertidumbre. Él había elegido a Albelda, Xabi Alonso y Fàbregas. Al final, firmé con el Villarreal y fuimos subcampeones de Liga. Fue mi mejor año. Se juntó todo y volví la selección. Si Koeman no hubiera apartado a Albelda, no creo que Luis me hubiera llevado, porque Albelda estaba que se salía en el Valencia. ¡Cómo es la vida!

P. Y en esa Eurocopa de Austria y Suiza 2008 vimos a una España sublime.

R. Cada partido, miraba a mi alrededor y pensaba: ‘Nos pueden ganar, pero no pueden quitarnos el balón’. Siempre he valorado tener el balón, me molestaba mucho perderlo. Xavi no la perdía nunca: ni en la selección ni en el Barça ni en los rondos, Iniesta era Iniesta, uno de los mejores de la historia, aunque no fue su mejor torneo, y Silva, un espectáculo.

P. Y usted cuidada de todos ellos.

R. Esta selección necesitaba a alguien que sacara bien el balón y yo eso lo tenía. Necesitaba este mejor trato para salir porque había marcajes muy fuertes sobre Xavi e Iniesta. Yo metía esos pases entre líneas. Me encantaban. Cuando veía al mediocentro que robaba el balón y se lo daba al que estaba más cerca, yo quería otra cosa. Me llaman la atención los Bruno, Parejo, Toni Kroos, Modric… que dan pases entre líneas y rompen cualquier sistema. En el gol de Fernando Torres en la final, controlé el balón, y tenía la opción de darlo en horizontal o vertical. Se lo di a Xavi entre líneas, que volvió a dar otro pase entre líneas a Torres y este superó por potencia a Lahm. Si hubiera tocado en horizontal, no habría acabado en gol. Les daba el balón en vertical a Xavi, Silva e Iniesta, y otras veces en horizontal, para descansar.

placeholder Marcos Senna celebra un gol con sus compañeros. (Efe)
Marcos Senna celebra un gol con sus compañeros. (Efe)


P. Cuando vieron a los alemanes, tan grandes, y ustedes tan pequeños…

R. No veíamos el tamaño, teníamos tanta confianza… Nos sorprendieron los primeros 14 minutos. Nos presionaron muy alto y nos dominaron. Xavi y yo estábamos perdidos con las llegadas de Ballack y Schweinsteiger. Dimos el click cuando empezamos a tener el balón. Después les dimos un baño. Al final estuve a punto de marcar: le di la pelota a Santi Cazorla, él centró a Güiza, que me la devolvió, pero yo ya estaba pensando en volver, la mentalidad defensiva, cuestión de un segundo, y ya no marqué. Mi mejor partido fue en cuartos contra Italia.

P. ¿Y cómo era el factor humano de ese grupo?

R. Era un grupo muy unido. En 2006 no vi problemas, pero en 2008 fue todo bien, rodado, y éramos casi los mismos.

P. Bueno, después del Mundial de Alemania Luis prescindió de Raúl, Cañizares y Michel Salgado.

R. Yo me he enterado después, de que Raúl tuvo problemas con Luis, pero yo, como iba a mi bola, no me di cuenta. Mi trato con Raúl fue un 10. ‘Marcos, ¿qué tal?, ¿cómo va el Villarreal?’. Y luego era un superprofesional.

P. ¿Lo pasó mal cuando no lo llamó Del Bosque en 2010?

R. Fatal. No me lo esperaba. Estuve en la fase de eliminatorias. Es mentira como algunos dijeron que yo había estado lesionado. Estaba Juan Carlos Garrido de entrenador en el Villarreal y es verdad que no fue una muy buena temporada, pero venía de la Euro y, aunque el titular era Busquets, yo tenía asumido mi rol de suplente de lujo de Sergio. Estaba ahí. En el último amistoso en Francia, 0-2, entré en la segunda parte, nos probamos los trajes en Las Rozas… Me convocó en la primera lista. También convocó a Javi Martínez, un chico que venía jugando en la sub-21 y no había debutado en la absoluta. Creí que Del Bosque pensaría que iba a ser mi última participación y que Javi Martínez sería un chico de futuro. Y yo ya estaba acoplado. Él siempre dice que lo que más le dolió fue dejarme fuera. Me he encontrado con él otras veces y no hemos hablado de eso, le tengo un gran respeto. Pero ahí no supo administrar esa situación. Después Javi Martínez apenas jugó unos minutos contra Honduras, su día más feliz.

P. ¿Recuerda dónde estaba cuando se enteró de que no estaba en la lista del Mundial?

R. En Brasil, nos dieron una semana libre. Pensé pasar unos días antes de irme a Sudáfrica. Me llamó un amigo: ‘Marcos, El Bigotes no te ha convocado’. No podía creerlo. ‘¿En serio? Estoy jodido’. Fue uno de los días más tristes de mi vida. Me llamaron un mogollón de periodistas y no contesté a nadie. También me llamó Fernando Hierro, que estaba con él, y tampoco le contesté. Cuatro años después, en 2014, me encontré a Del Bosque en Washington, para un amistoso contra El Salvador. Entré en el vestuario y hablé con todos. Lo había superado.

P. ¿Garrido contribuyó a que no fuera al Mundial (Canal Plus sacó una charla en la que insinuaba que Senna no estaba en su mejor momento)?

R. Cuando Canal Plus emitió eso, al día siguiente me acerqué a él y le dije: ‘¿Qué pasa?’. ‘Marcos, te estoy mirando a los ojos y te digo que eso no fue así’, me respondió. Pues vale, no hay nada más que hablar. ‘Me toca confiar en tu palabra’. Otro montaba la de Dios, pero yo no. Jugaba partido sí, partido no. Porque yo tenía 34 años y había que dosificarme. Pero me acuerdo de un partido contra el Zaragoza que no me sacó después en un par de partidos y Del Bosque pudo pensar: ‘¿Qué pasa aquí?’. Garrido tampoco supo gestionarlo. No digo que fuera el culpable, pero él debía haber cuidado para que el club llevara cuantos más jugadores posibles al Mundial. Y ahí creo que se le fue la pinza pensando en otras cosas. Yo no estaba en mal momento. Santi (Cazorla) no fue tampoco por lesión. Y él intentaba meterlo todos los partidos. Ahí viene mi duda.

placeholder Marcos Senna en la final ante Alemania. (España)
Marcos Senna en la final ante Alemania. (España)


P. ¿Cómo era Riquelme?

R. Fuera del campo era antisocial y en el campo tenía mucho carácter. Era grande. Veía huecos que solamente ven los cracks.

P. ¿Cómo recuerda aquella semifinal de Champions contra el Arsenal de 2006?

R. Íbamos a intentar disfrutar lo máximo posible, con responsabilidad, eso sí. Aquel equipo era muy competitivo: Tachinardi, Riquelme, Forlán, Arruabarrena, Sorín, Josico, que era muy fuerte, Javi Venta, Quique Álvarez, Peña, Pepe Reina, José Mari, Guille Franco… Luego fichamos a Robert Pirés. No había tantos talentos como hoy. En los últimos años nos ha faltado un plus de competitividad. Aquella Champions disfrutamos mucho. Nos salvamos allí en Londres de un 3-0 y aquí ellos se salvaron porque fuimos muy superiores.

P. Riquelme se puso a salivar en el penalti decisivo.

R. Es normal. Yo he visto a Cristano y a Messi muy nerviosos y fallando penaltis. Cristiano falló en la final de la Champions de 2006-07.

placeholder Riquelme en un partido con el Villarreal. (Imagen de archivo)
Riquelme en un partido con el Villarreal. (Imagen de archivo)


P. ¿Qué futbolista le ha impresionado más?

R. Cuando fui a jugar al Bernabéu. ¡Jolín, estoy jugando contra Zinedine Zidane!, que había ganado a Brasil marcando de cabeza en el Mundial del 98. Jugué contra él en 2002. Me impresionó todo: el estadio, una cosa de locos, y luego los jugadores: Beckham, Ronaldo, Figo, Zidane, Roberto Carlos… ¡Madre mía!

P. ¿Y qué jugador le pegó más?

R. Mi función era más pegar que ser pegado. Yo hacía el trabajo sucio.

P. ¿Cómo ha evolucionado el fútbol?

R. Hoy los defensas se pueden meter dentro del área para ayudar al portero a sacar el balón. Antes el portero enviaba el pelotazo para que peleara el delantero. Esto me gusta más ahora. Pero no me gustan las protestas. Y no culpo a los jugadores. Ahora está el VAR y los jugadores son muy teatreros. No ayudan a los árbitros y estos no se hacen ayudar porque eluden la responsabilidad al estar el VAR. El VAR está bien, pero llega a molestar. Me da asco porque hay jugadores que gritan nada más los tocan. El jugador debe ser protegido, pero hoy es muy superficial. Y los niños imitan. Eso lo valoro de la cantera del Villarreal, que no se quejan si les dan una patada: falta, se levanta y juega.

P. ¿Por qué le gusta vivir en Valencia?

R. Porque yo venía de São Paulo, una ciudad de casi 20 millones de personas, y vine a un pueblo, al que me adapté bien, pero queríamos vivir en una ciudad con más opciones y estando cerca de Vila-real. Valencia es una ciudad fantástica. Playa, clima, montaña, centro, el río que tengo delante de la casa. No he visto una mejor.

placeholder Marcos Senna trata de transmitir su experiencia a los más pequeños. (Efe)
Marcos Senna trata de transmitir su experiencia a los más pequeños. (Efe)


P. ¿Qué le hace reír?

R. Me río porque me despierto bien, con salud, doy gracias a Dios por estar lleno de salud. Con lo mínimo, estoy a gusto.

P. ¿Cuándo se afeitó la cabeza?

R. Cuando empecé a quedarme calvo. Yo tenía 23 años, había fichado por Corinthians y empezó la moda de raparse los negros con la máquina. Me vino de perlas. Porque mi padre era calvo y yo también lo soy. He visto a muchos que se han puesto pelo, pero creo que me quedaría fatal. No me ve con pelo. Que no, que no.

P. ¿Qué secuelas le dejó el fútbol?

R. Me rompí dos veces el ligamento cruzado en la derecha en el Villarreal y dos veces más en la izquierda antes en Brasil. Cuatro cruzados. Tengo perfectas las piernas. Lunes, miércoles y viernes hago 10 kilómetros: desde el Palau hasta el Bioparc. A un buen ritmo. Y martes y jueves tengo mi entrenador personal para hacer un poquito de musculación. Suelo hacer un asado aquí, en los fines de semana, me gusta entrenar para eso, para disfrutar. Cuando jugaba comía mucho peor: tomaba coca-cola, chocolates, fritos…

P. ¿Cómo es su fin de semana ideal?
R. Antes íbamos mucho mi mujer y yo al cine. Ver fútbol, obviamente. En un sábado ideal hago mi barbacoa, mis amigos vienen con sus hijos, juegan con los míos, con estas vistas (es un ático frente al río Turia)... y el domingo, comer la comida típica de Brasil: arroz con frijoles y carne. Es una pasada.

Testigo privilegiado de la época más dorada de la selección española y del Villarreal, Marcos Senna ligó su vida a la del conjunto groguet hace aproximadamente dos décadas cuando aterrizó en nuestro país en 2002. Por entonces y con dos graves lesiones de rodilla en sus primeras dos temporadas en LaLiga, ni él ni el aficionado español esperaban que su figura acariciase las mieles del éxito en una inolvidable semifinal de Champions ni que cobrase tanta relevancia en un futuro no muy lejano como pilar de un centro del campo único, con Xavi Hernández y Andrés Iniesta en el horizonte.

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