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"¡Porco Dio!". El próximo partido de Gianluigi Buffon, en manos de Dios
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INVESTIGADO POR BLASFEMIA

"¡Porco Dio!". El próximo partido de Gianluigi Buffon, en manos de Dios

Insultar a Dios está penado con un partido de suspensión en Italia. El portero, reincidente, protagoniza la enésima ofensa religiosa en los estadios del Calcio

Foto: Buffon, en una imagen de archivo. (Reuters)
Buffon, en una imagen de archivo. (Reuters)

Entre 'zio' (tío) y 'Dio' (dios) hay solo una letra de diferencia en italiano. Mentar al hermano de tus padres está feo, mentar al todopoderoso está feo y acarrea sanción. El mítico portero italiano, Gigi Buffon, una especie de divinidad bajo los palos, se enfrenta de nuevo a una sanción por blasfemar. “Dije 'zio', no 'Dio”, se justificó el guardameta en 2011 tras una investigación abierta por la Federación de Fútbol italiana en un partido frente al Udinese en el que tras hacer una gran parada, acabó recibiendo un gol. En el audio del encuentro, entonces con ruidosos espectadores en el estadio, se escucha algo que parece “porco Dio”, repetidamente, que el portero dijo que se trataba de “porco zio”. No fue sancionado por la Federación y se desconoce si fue invitado en los siguientes eventos familiares.

Años después, los micros le juegan de nuevo una mala pasada al guardameta de 42 años y más de 650 partidos disputados en la Serie A. Ahora, con unos estadios vacíos en los que se escucha toser hasta a los recogepelotas, Buffon ha vuelto a ser pillado soltando “Dio cane” tras una arenga a uno de sus jugadores. La expresión, muy usada en una Italia donde la blasfemia forma parte de un lenguaje popular en el que el significado religioso se ha perdido, le podría acarrear un partido de sanción salvo que de nuevo justifique que mentaba al mismo tío con el que nueve años después sigue algo molesto.

Y eso que el portero parecía haber aprendido la lección y encontrado algún atajo cuando en el Italia-Suecia de la Eurocopa de 2016 aprendió a descargar adrenalina soltando un “porco diavolo”, lo que por ahora no es considerado punible salvo que los satanistas presenten queja. “Pido perdón y si un día tengo la fortuna de encontrar a Dios, será él el que decidirá si perdonarme”, dijo Gigi tras otro audio en el que tras un gol recibido en Lisboa se acordaba entonces de la Virgen.

Blasfemar, o 'bestemmiare' también en italiano, no es un delito en Italia desde que en 1999, por entre otras cosas recomendación de la Unión Europea a los países miembros, pasó a ser solo una sanción administrativa con multa de hasta 300 euros. La actual norma, además, aclara que blasfemar es referirse a Dios y no a la Virgen o los santos, a los que no se considera una divinidad.

En el mundo de fútbol, portavoz de tantas cosas, la Federación Italiana, por su parte, decidió que para dar ejemplo serían sancionados con un partido los jugadores que blasfemaran en el campo y fueran cazados por el árbitro o la televisión, así como los que mostraran camisetas con recuerdos a la novia o familia o manifestaran creencias personales, sociales o políticas.

Un sonado caso reciente ha sido el del jugador de la Roma Bryan Crisante, que fue suspendido un partido tras lo que la Federación calificó de “blasfemia identificable y audible sin dejar lugar a ninguna duda razonable” tras marcarse un gol en propia puerta. El jugador, que amagó al principio con apelar, parece que escuchó el audio y decidió no hacerlo por la perfecta dicción de sus palabras, que no dejaban lugar a la atenuante de recuerdo familiar. El mismo caso ha ocurrido con el jugador del Lecce Giulio Donati, que tras confundir también la portería, blasfemó y fue captado por ese Gran Hermano en el que se han convertido los estadios sin público.

placeholder Buffon, en una imagen reciente con la Juventus de Turín. (Reuters)
Buffon, en una imagen reciente con la Juventus de Turín. (Reuters)

Blasfemar, tradición italiana

Los italianos creen que blasfemar es una tradición casi propia. Dante, en su 'Divina comedia', decía que las ánimas que se encontraban a Caronte blasfemaban contra ese Dios que las condenaba al infierno, y siglos después el poeta romano Gioachino Belli usaba su irónica prosa urbana transgresora para hablar de la blasfemia en un verso que repasa bien las palabrotas patrias.

El fútbol italiano y la blasfemia tienen una larga tradición convulsa. El religioso jugador brasileño Kaká decía tras fichar por el Real Madrid que en España se blasfemaba menos que en Italia. “No me gustan las blasfemias. Aquí en España hay menos blasfemias que en Italia. Algunas veces les pedí a mis compañeros del Milán que no blasfemaran. No es culpa de Dios si fallas un gol o un pase”, manifestó en una entrevista en Eurosport un jugador al que le prohibieron enseñar tras los goles la camiseta en la que ponía 'Jesús te ama' o 'Pertenezco a Jesús'.

Emilio Andreoli, en un fabuloso artículo titulado “Historia de la blasfemia en el fútbol italiano”, hace un completo repaso de la 'bestemmia nel calcio'. En el artículo, relata una blasfemia histórica que le costó un importante empate a la escuadra del humilde Como en el año 1975. En la segunda jornada de liga, jugando contra la Juventus en un campo anegado, el árbitro pitó en el minuto 88 un libre indirecto al escuchar a un defensa del Como acordarse de Dios tras un mal despeje de un compañero. Esa falta supuso un gol para los juventinos y el empate justo cuando acababa el partido. Beniamino Cancian, el entrenador del Como, resumió así lo sucedido: “Todo el mundo blasfema en el campo, no es bueno, pero pasa siempre. ¿Nosotros debemos perder una victoria que estaba ya casi conseguida porque un jugador se tira un moco?”.

placeholder La icónica celebración de Kaka, señalando al cielo. (Reuters)
La icónica celebración de Kaka, señalando al cielo. (Reuters)

Tras un cierto revuelo, en los siguientes años, la norma se aplicó a discreción del árbitro y solo Marco Pacione fue expulsado por este motivo en el minuto 1 de un Ascoli-Reggiana tras recibir una dura patada en el tobillo. Blasfemar fue considerado roja, la patada no. En 1996, es Alessandro del Piero en el Santiago Bernabéu el que se ve envuelto en la polémica. Tras recibir una amarilla, el Juventino suelta una serie larga de 'bestemmie' que entienden perfectamente los telespectadores italianos. “Del Piero debió de ser expulsado. Es un escándalo. ¿Se hace la señal de la cruz antes de empezar el partido y luego se suelta así?”, dijo indignado el padre Sebastiano Bernardini, el creador de la Nazionale Italiana Frati Capuccini, el primer equipo de fútbol de religiosos.

"Blasfema de la mañana a la noche"

Lo de blasfemar era algo común en el calcio italiano que dejaba huella en la hoja de servicios. Renzo Ulivieri, entrenador del Boloña, soltó alguna 'bestemmia' en una rueda de prensa que meses después el presidente de la Roma usó para defender a su escuadra de un ataque del míster que acusaba de falta de estilo a los capitalinos: “Uliveri no merece respuesta en cuanto al estilo: blasfema de la mañana a la noche”, dijo Franco Sensi.

En 1998, el entrenador de la Juventus, Marcello Lippi, fue expulsado por blasfemar en un partido contra el Udine: “Me sorprendió, me parece absurdo. Le dije al juez de línea, sin compartir su decisión en un fuera de juego, '¿pero qué cojones has visto?', y solté una blasfemia. Los toscanos soltamos tres mil cada día”, se justificó Lippi.

El famoso defensa del Milán Demetrio Albertini tuvo que poner orden en su vestuario ante los desmanes vocales de sus colegas: “A veces, algunos compañeros de equipo me relacionan con la actividad de mi hermano sacerdote, quien ciertamente tomó una profesión mucho más exigente que la mía. En Milán, me comprometí a convencer a mis compañeros de que no blasfemaran. Tuve algunas discusiones, pero seguí regañando a cualquiera que maldijera hasta el punto de que cuando alguien blasfemaba, luego venía a disculparse… En Milán se blasfema mucho, pero mucho menos que antes, y eso me hace feliz”, decía el defensa.

placeholder Marcelo Lippi, en una imagen de archivo. (Reuters)
Marcelo Lippi, en una imagen de archivo. (Reuters)

“Viola la libertad de expresión”

La lista de ejemplos es en todo caso larga, y desde luego más larga de lo que micrófonos y árbitros han recogido, pero no todos están a favor de que sea punible mentar lo sagrado. “Con la nueva norma, Italia viola la libertad de expresión”, dijo el sindicato internacional de jugadores en 2010 cuando la Federación decidió que si un audio de televisión captaba una blasfemia, el autor sería castigado con la suspensión de un partido. “Los jugadores tienen el derecho de libertad de expresión”, apuntó el abogado del sindicato, el holandés Wil Van Megen.

La polémica de aquella norma por la que investigan ahora a Buffon salpicó a todos. No es fácil tener una opinión clara en un tema que depende de sensibilidades. Los que creen que un jugador puede blasfemar, ¿creen que un jugador puede mostrar cualquiera de sus ideas en un estadio? Si son racistas, totalitarias, machistas, homófobas… ¿También? ¿Y si la frase es un insulto a otra religión que no sea la católica?

Es un asunto complejo que es complicado de gestionar hasta por los que dicen tener las ideas claras. “Pero son ustedes burros, ¿qué tiene que ver Dios?”, decía el gran entrenador italiano Giovanni Trapattoni a sus discípulos si blasfemaban. El problema es que años después el entrenador, católico practicante reconocido y hombre que usaba un lenguaje vulgar constante en ruedas de prensa y hasta retransmisiones deportivas, fue pillado en una blasfemia por un inoportuno micro abierto mientras comentaba un partido de Italia contra Alemania. El míster, en una conferencia de prensa, se justificó así: “Yo soy católico practicante, tenía una hermana monja, he llevado agua bendita al banquillo, ¿os parece que me pongo a soltar blasfemias?”. La respuesta a tenor de lo escuchado en el micro, como pasa con Buffon, señala que sí. La otra posibilidad es que se descubra que portero y entrenador comparten el mismo tío.

Entre 'zio' (tío) y 'Dio' (dios) hay solo una letra de diferencia en italiano. Mentar al hermano de tus padres está feo, mentar al todopoderoso está feo y acarrea sanción. El mítico portero italiano, Gigi Buffon, una especie de divinidad bajo los palos, se enfrenta de nuevo a una sanción por blasfemar. “Dije 'zio', no 'Dio”, se justificó el guardameta en 2011 tras una investigación abierta por la Federación de Fútbol italiana en un partido frente al Udinese en el que tras hacer una gran parada, acabó recibiendo un gol. En el audio del encuentro, entonces con ruidosos espectadores en el estadio, se escucha algo que parece “porco Dio”, repetidamente, que el portero dijo que se trataba de “porco zio”. No fue sancionado por la Federación y se desconoce si fue invitado en los siguientes eventos familiares.

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