La radicalidad de Javier Clemente con el Gobierno y su ataque a Salvador Illa

Javier Clemente puede ser uno de los personajes más polémicos que existen en el mundo del deporte. El ex seleccionador y entrenador de fútbol ha tenido todo tipo de trifulcas, a lo largo de su larga trayectoria, que han sido sonadas. Si de joven no se callaba y era un volcán, a sus 70 años ya no hay quien le cambie. En su perfil en las redes sociales deja claro cuál es su actitud ante la vida: “Dicen que soy muy defensivo, así que en twitter jugaré al ataque. Decir la verdad es lo más importante y sin tener miedo a nadie”. Es cierto que tenía fama de ser un entrenador conservador y de practicar un fútbol aburrido. En twitter ataca y lo hace duro, en especial, contra la gestión del Gobierno en la crisis del coronavirus.

La avalancha de mensajes que suelta Javier Clemente arrasa con las medidas de confinamiento decretadas por las autoridades en el estado de alarma. No deja títere con cabeza. Apunta, principalmente, a la estrategia que el ministro de Sanidad señaló como la única válida y efectiva para doblegar la curva del Covid-19. Clemente no está nada de acuerdo con un confinamiento que perjudica a los sanos y, sobre todo, hace daño a la economía. Tiene otra visión y la manifiesta como es él. Con ese lenguaje directo y avasallador.

La opinión de Javier Clemente produce una reacción por la radicalidad de su mensaje y por reabrir el debate de lo esencialmente importante en esta crisis sanitaria: la salud o la economía. La postura del ministro de Sanidad, Salvador Illa, la conocemos en sus comparecencias oficiales: “Para que haya economía tiene que haber salud”. No piensa igual o eso parece Javier Clemente cuando en uno de sus mensajes ‘bomba’ defiende que “los sanos tienen que estar en la calle para trabajar”. Una opinión vertida después de conocer el jueves los malos datos del paro del mes de marzo.

Pide salir a la calle

La radicalidad de Javier Clemente con el confinamiento tiene que ver con su idea de que los políticos no están generando certezas y van improvisando. Vamos, que no es de los que se suma al mensaje de que todos se queden en casa para evitar que se propague el virus y reducir los contagios. Todo lo contrario. “En casa encerrados tienen que estar los contagiados y los que contagian, los demás a la calle y a trabajar y así habrá menos problemas. Lo que debe ser difícil es saber hacer esto y entonces todos encerrados. Mal de muchos consuelo de tontos”, es el origen de la polémica que suscita la radical postura del ex seleccionador de España y actual entrenador de la selección de Euskadi. Habrá quién cuestione la teoría y opiniones de Clemente. ¿Sin vacuna se puede decir que se equivoca el Gobierno con el confinamiento? ¿No se ha dado cuenta Clemente cómo han tenido que rectificar Donald Trump o, por ejemplo, Boris Johnson?

Está desetado. Llama chorizos a los políticos. Sin duda, se puede comprobar el calentón que tienen en su confinamiento domiciliario. Siempre se ha caracterizado por ser vehemente. Ha tenido sonadas discusiones con colegas del fútbol, presidentes de clubes, de la Federación de Fútbol (es un azote de Luis Rubiales) y periodistas. Era el seleccionador de la denomina ‘furia’. La España que jugaba con más carácter que buen fútbol. Un combinado de jugadores que tenían que ser bravos y guerreros. Fútbol vertical y abusando del pelotazo. Entre ellos contó con Iván Campo (otro de los más críticos con el Gobiernno) en el Mundial de Francia de 1998.

Tiene fama de gruñón. Al Gobierno le hace un buen traje. “Después de lo que oímos tanto de sanidad como de economía, la conclusión a la que llego con mis pocos conocimientos es que para que la economía vaya bien hay que ir a trabajar. ¿Y quiénes van? Pues los que están sanos”, replica y sigue con una postura de indignación por la falta de material sanitario. “No hay money. Si no hubiera tanta chorizada precisamente de algunos políticos ahora habría para todo. Por falta de medios no se sabe quién está enfermo”, es el malestar de Javier Clemente por la falta de una gestión que considera insuficiente y errónea y la política de confinar a la ciudadanía en sus casas con los daños que repercuten en la economía y afecta a los trabajos y los salarios.