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La liberación de Isco en el Real Madrid y por qué le da las gracias a Zidane
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La liberación de Isco en el Real Madrid y por qué le da las gracias a Zidane

Con Isco no hay medida. O le aceptas como es o lo matas por chupón. Zinédine Zidane adoptó lo que en el club creen que es la estrategia más inteligente: comprenderle

Foto: Isco durante el partido contra Osasuna en Pamplona. (Efe)
Isco durante el partido contra Osasuna en Pamplona. (Efe)

Isco se ha vuelto a liberar. A sentir el fútbol que más le gusta y que tiene mucho que ver con el de la calle, el patio de colegio y el barrio. Un fútbol con aires despreocupado que es lo que transmite una personalidad particular y con un fuerte pronto. Unos rasgos que elogia Zidane cuando dice que “no le pesa la responsabilidad”. Volverán las críticas, la desesperación de los que no aguantan tanto toque, posesión y el pase horizontal. Con Isco no hay medida. O le aceptas como es o lo matas por chupón. Zinédine Zidane adoptó lo que en el club creen que es la estrategia más inteligente: comprenderle y meterle en la dinámica en la que hay una mejoría física evidente. Cuando la cabeza de Isco está despejada las piernas están frescas.

“No tengo ningún mérito en su recuperación”, fue la repuesta de Zidane cuando le preguntaron por Isco tras el partido de la semifinal contra el Valencia en la Supercopa de España. Ese día hizo un gol y trabajó mucho con la pelota. El mérito está en saber entender en cada jugador cuáles son sus cualidades naturales y comprometerlos con el esfuerzo colectivo. La actitud de Isco ha cambiado de forma radical con un entrenador que no ha hecho nada especial. Darle la pelota sin límite de tiempo es lo que necesita Isco hasta que encuentre la inspiración que aumente el peligro a la jugada. Prohibirle o condicionarle que retenga el balón era su particular condena.

placeholder Isco celebra el gol a Osasuna junto a Sergio Ramos. (Efe)
Isco celebra el gol a Osasuna junto a Sergio Ramos. (Efe)

A Zidane no le molesta que Isco tenga la pelota por el desgaste que produce en el rival: estar pendiente por dónde se le ocurrirá el pase o por dónde saldrá. Isco es imprevisible entre líneas (la posición en la que le coloca el técnico francés). Lo que a Solari le desesperaba a Zidane le sirve. El técnico argentino quería velocidad en Isco y el francés confía en lo inesperado de su talento. Son dos formas muy diferentes de entender a Isco y, por encima de sistemas y tácticas, de gestionar una personalidad rebelde. Llegados a este punto de la temporada donde en el club se le da por recuperado, se puede entender que Solari entró como un elefante en una cacharrería cuando decidió castigar al malagueño y empezaron todos los problemas en Roma (le dejó en la grada).

En los planes de Luis Enrique

Otro de los que se puede incluir en el grupo de los rescatados de Zidane es Isco. En Pamplona hizo un gol y desplegó un fútbol más vertical. Se vació. Tuvo vigor. Este tipo de actuaciones son las que le ayudan a reconciliarse con los que no soportan la versión del futbolista trotón y sobón. Lo primero tiene que ver mucho con su físico y lo segundo con su forma de entender el juego. Isco no se revienta a correr en el campo como, por ejemplo, Lucas Vázquez o Vinicius. Pero engaña a los que se quedan con la superficialidad de una fisonomía de deportista rollizo. Corre a su manera y tiene la habilidad de salir de situaciones de atasco y atraer defensas para generar espacios. También hace goles. Está en 50 con el Real Madrid. Por todo esto tiene la confianza de Zidane. La solución sería quererlo como es y no mirarlo con bronca. No hay otro Isco como tampoco otro Casemiro. Están en las antípodas. Los dos tienen soluciones por la contundencia del brasileño y la claridad del malagueño.

Es la postura del entrenador del Real Madrid cuando plantea por qué tiene que jugar y hasta dónde le puede dar. Isco desespera a una parte de la afición y Zidane tira de él cuando llega un encuentro de los importantes. Si alguien sabe de qué va esto de preparar partidos de máxima exigencia ese es Zinédine Zidane. El francés ve en Isco un jugador de calidad suprema y una personalidad despreocupada. Precisamente esto es lo que irrita a los que no les gusta el malagueño. La sensación de que es un jugador irregular y busca su lucimiento personal. La jugada ‘maradoniana’. La especialidad de la casa: la ‘croqueta'. Ese regate, de pierna a pierna, para salir del rival o los rivales que le encaran y que es marca de la casa.

En la línea de Zidane está Luis Enrique. El seleccionador está cocinando la siguiente lista de los partidos amistosos antes de la Eurocopa y tiene sitio para Isco. Parece asombroso como recupera el tiempo perdido un futbolista que no se caracteriza por su energía y no deslumbra por un derroche físico, pero que es solicitado por Zidane y Luis Enrique por el recorrido imprevisible que da al juego. Como suele decir Zidane, "los buenos siempre serán buenos". Aquí mete a Isco.

Isco se ha vuelto a liberar. A sentir el fútbol que más le gusta y que tiene mucho que ver con el de la calle, el patio de colegio y el barrio. Un fútbol con aires despreocupado que es lo que transmite una personalidad particular y con un fuerte pronto. Unos rasgos que elogia Zidane cuando dice que “no le pesa la responsabilidad”. Volverán las críticas, la desesperación de los que no aguantan tanto toque, posesión y el pase horizontal. Con Isco no hay medida. O le aceptas como es o lo matas por chupón. Zinédine Zidane adoptó lo que en el club creen que es la estrategia más inteligente: comprenderle y meterle en la dinámica en la que hay una mejoría física evidente. Cuando la cabeza de Isco está despejada las piernas están frescas.

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