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La vida mortificante de los futbolistas árabes que vinieron a jugar (poco) a España
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La vida mortificante de los futbolistas árabes que vinieron a jugar (poco) a España

Solo tres de los nueve jugadores que llegaron a España eran profesionales. El proceso de selección fue de cara a la galería y la adaptación a LaLiga no hizo más que enfadar al país saudí

Foto: Imagen del acto en el que se hizo oficial este convenio, sin la presidenta del Leganés. (LaLiga)
Imagen del acto en el que se hizo oficial este convenio, sin la presidenta del Leganés. (LaLiga)

Dos presencias inusuales aparecieron en el palco del Ciudad de Valencia. Fernando Sanz, jefe de LaLiga en Oriente Medio, estaba acompañado por un emisario árabe. Era un partido muy especial para ambos, pues el Levante, sin nada en juego, recibía al Barcelona, ya campeón. Lo que para el resto del universo no era más que la penúltima opción de que los catalanes perdieran su condición de invictos en Liga —algo menor, en todo caso— para ellos dos era la oportunidad de ver a Fahad Al-Muwallad teniendo unos minutos contra uno de los mejores clubes del mundo, contra el equipo de Messi. Sanz, de hecho, le había definido semanas antes como "el Messi o el Cristiano" de Arabia Saudí y en la jornada previa se había convertido en el primer jugador de esa nacionalidad en disputar un partido del campeonato español.

Todo estaba dispuesto para que jugase, pero la vida es lo que sucede mientras se hacen planes. El Levante se puso 5-1 y la noche cambió de repente, lo que era un trámite se convirtió en una oportunidad única para los valencianos, pues no siempre se puede ganar a un club así, menos aún consiguiendo ser los únicos en batirles en todo el campeonato. Las cosas, para Fahad, se pusieron todavía más complicadas cuando el Barcelona apretó y puso el 5-4 en el marcador. Paco López, el entrenador 'granota', se quitó la idea de la cabeza. Si quería mantener el resultado, era preciso no meterle en el campo, pues aunque sea el mejor jugador de los nueve árabes que llegaron, no dejaba de estar por debajo de lo adecuado en el campeonato. Venció el Levante y el estadio fue una fiesta, pero no se puede decir lo mismo del palco. Allí, Fernando Sanz y el emisario saudí, deseosos de ver a su jugador triunfar, se mostraban cabizbajos y contrariados.

Foto: Turki Al-Seikh, ministro de deportes de Arabia Saudí. (Reuters)

Fue una etapa más en un proceso que era por definición complicado y que no muchos iban a entender. Desde el principio, desde antes incluso de que la idea cuajara. En LaLiga sabían que no había forma posible de comunicar la llegada de nueve jugadores árabes en Primera y Segunda sin provocar chanzas, los aficionados al fútbol dan por hecho que un solo árabe sería algo exótico, pero nueve de golpe no podía responder en ningún caso a una cuestión deportiva.

La comunicación fue apresurada y clandestina. Un domingo de enero fueron anunciándose en los Twitter de los equipos agraciados las contrataciones con cierto entusiasmo, como si realmente el trato tuviese una vertiente deportiva importante. Levante, Villarreal y Leganés, en Primera División. Numancia, Rayo Vallecano, Valladolid y Sporting, en Segunda. Todos ellos iban contando que utilizaban una de sus fichas en algún jugador que, en todo caso, no apuntaba a jugar minutos. Si es que llegaban a disputar alguno. LaLiga, en eso, fue irreprochable, en ningún punto del contrato puso como obligación que jugasen.

Y siete de los nueve jugadores no lo hicieron. Solo Fahad y Salem, del Villarreal, lograron debutar en Primera. Eran, dicen, los mejores de todos con diferencia, pero su adaptación no permitió ni siquiera una hora de partido. Aun así, su presencia en el equipo se celebró por todo lo alto, no solo en Arabia sino también por los trabajadores de LaLiga implicados en el proceso. Solo hay que ver la cuenta de Twitter de Gregory Bolle, director de patrocinios internacionales, casi dedicada en exclusiva a las bondades de la peripecia saudí en España.

Jugadores semiprofesionales

Una vez se supo que iba a venir un contingente de jugadores a España, tocó un proceso complejo, el de saber qué futbolistas serían los agraciados. Los equipos se sabían de antemano, pues fueron los que aceptaron el convenio a cambio de no tener un solo gasto y percibir, según informó la Cadena SER, entre dos y tres millones de euros. Todos ellos coinciden, además, con clubes que tienen buena relación con la actual directiva de LaLiga, algunos incluso presentes en la comisión delegada de la entidad. La parte deportiva era totalmente secundaria.

El primer contacto de las direcciones deportivas con los jugadores, con algunos de ellos al menos, fue en Portugal en noviembre de 2017. Allí se concentró la selección saudí con una lista algo más larga de lo habitual y un doble objetivo, por un lado preparar un amistoso que iban a disputar poco después contra los lusos —y que perdieron 0-3— y, también, terminar de cuajar un equipo B que estaba pensado para una competición menor, la Copa del Golfo, que se jugó en Kuwait en enero. Para valorar el nivel de aquel equipo, valdría con decir que fue incapaz de pasar a semifinales en la fase de grupos y fue superado por Omán y Emiratos Árabes Unidos. Algunos suplentes de esa selección menor terminaron en la primera plantilla de equipos de LaLiga.

placeholder Los ojeadores españoles, en Arabia.
Los ojeadores españoles, en Arabia.

La concentración, en la que también estuvo presente Fernando Sanz, fue solo una primera toma de contacto. La parte central del proceso de selección corrió de parte de LaLiga. El equipo de 'scouting', formado por Hugo Blanco Pita y Juan Florit Zapata, recorrió el país buscando los perfiles que más se adecuasen a la Liga española. Fue, en todo caso, una búsqueda curiosa, pues al final se encontraron unos cuantos que ni siquiera habían debutado con el equipo nacional y que eran semiprofesionales, jugadores desconocidos incluso para el gran público árabe.

Los equipos sí fueron a Arabia, aunque las condiciones para evaluar los talentos de los jugadores no fueron las mejores. Acudieron en dos ocasiones, unos días, y no les acompañaba el delegado de LaLiga en Arabia Saudí, Nizar Bakhat, hoy de vuelta a España por motivos de seguridad. Fernando Sanz, en conversación con este periódico, cuenta que no estuvo en aquel momento por algún problema con el visado, pero sí tenían un traductor llamado Nsur. "Fueron varias las veces que se trasladaron los ojeadores, una con 12 o 15 equipos; después allí, además de 'scoutings' nuestros para hacer perfiles", recuerda el jefe de la delegación de LaLiga en Oriente Medio. Otras fuentes conocedoras del proceso aseguran que no fue más que un paripé y que los destinos estaban pensados de antemano, los tres jugadores que llegarían a equipos de Primera resultarían ser, finalmente, los únicos mundialistas del grupo.

El gran acuerdo se culminó con un viaje a Arabia Saudí de los presidentes de los clubes implicados. También estaba presente allí Fernando Sanz y hay una foto, que en un primer momento no se publicó, que muestra el solemne acto. Allí se puede ver a Kiko Catalán, presidente del Levante; a Fernando Roig, del Villarreal, pero no a la presidenta del Leganés, que estuvo representado por su marido y la vicepresidenta. Si no estuvo fue, por supuesto, porque la mujer —y menos aún en cargos de relevancia— está mal vista en Arabia Saudí, y el acuerdo era demasiado cuantioso como para entrar en esos detalles.

Cuando llegaron, no hubo demasiadas dudas: no daban el nivel. Por poner un ejemplo, quizás el más sangrante, el Numancia recibió a Ali Al-Nemer en su plantel. Teóricamente llegaba procedente del Al Shabab de Riad, pero es prácticamente imposible encontrarle experiencia como jugador. Ninguna de las webs que miden y siguen la liga árabe tenía constancia, y su paso por la selección se limita a la Copa del Golfo, en la que ni siquiera era titular. Un perfecto desconocido, no ya en Soria, lo que se podría considerar normal, sino incluso en su país de origen.

Se suponía que el plan era que viniesen los mejores, pensando en preparar lo mejor posible el Mundial de Rusia. Al-Nemer, por supuesto, no estuvo allí, y ni siquiera su falta de experiencia se puede achacar a la juventud, pues tenía 26 años al llegar a España. Los que vieron a Al-Nemer hablan de un chico voluntarioso y trabajador, pero desastroso tácticamente y falto de técnica. Muy lejos, por lo tanto, de poder jugar en un equipo de Segunda División española. Sirvió, eso sí, para que el Numancia firmase un patrocinio con una empresa árabe de telecomunicaciones. Solo tres de los nueve jugadres fueron mundialistas.

placeholder Un 'scout' de LaLiga cuenta el proyecto en redes.
Un 'scout' de LaLiga cuenta el proyecto en redes.

El fugado y el cinéfilo

Fahad, el del Levante, se llevó un chasco contra el Barcelona, pero su caso fue el más exitoso, pues disputó los minutos de la basura de dos partidos. Era delantero y de nivel, él sí estuvo en Rusia. Su adaptación fue compleja e, incluso, se le llegó a perder de vista, tanto que se pensó que estaba desaparecido o fugado y tuvieron que recurrir incluso a la ayuda del Ministerio de Deportes árabe para que retornase al club granota.

En algún momento de esos meses, LaLiga llegó a plantear la opción de hacer un gran reportaje con sus medios de comunicación de los jugadores. No salió, muchos de ellos se negaron porque no estaban disputando minutos y no le veían sentido a ese desarrollo. Claro que tampoco era fácil, había algunos, como Salem Al-Dawsari, del Villarreal, que incluso se negaban a hablar con los medios de su país en el tiempo que estuvieron aquí. Abdulmajeed Al Sulaiheem, del Rayo, también estaba muy preocupado por saber todo lo que se contaba de él en España. En realidad, era poco, los árabes quedaron como una anécdota comercial más que otra cosa.

placeholder Fahad, a su llegada al Levante. (EFE)
Fahad, a su llegada al Levante. (EFE)

Ninguno de los jugadores hablaba español, por supuesto, pero LaLiga dispuso de traductores para todos ellos. En algunos casos, sin embargo, no fue suficiente. Uno de los futbolistas era un gran amante del cine y estaba acostumbrado a verlo en inglés, pero en la ciudad en la que recaló no había versión original, así que no pudo acudir a las salas al no poder entender lo que decían los personajes. Los que llegaron al Valladolid y al Numancia recordarán para siempre el frío que pasaron en sus ciudades. Los dos clubes lograron patrocinios de la monarquía del petróleo.

Los jugadores eran seguidos desde dos ámbitos diferentes. Por un lado, Arabia Saudí creó un comité para ver sus evoluciones, algo que fue publicado y festejado en la prensa local. Por otro, Fernando Sanz llamaba con frecuencia a los clubes para enterarse de cómo iba la adaptación de los saudíes a LaLiga, algunas fuentes aseguran que solicitó en alguna ocasión que les mirasen con buenos ojos y les echasen una mano. Él niega que presionase en ningún caso para que jugasen. En varios medios árabes habló en su momento en la posibilidad de que los jugadores se quedasen, pero hoy todos ellos son historia. "Los futbolistas, jugasen o no, están notando su mejoría ahora cuando han vuelto", explica hoy Sanz a El Confidencial. Algunos, incluso, han cobrado una fama en su país que nunca antes llegaron a tener.

Dos presencias inusuales aparecieron en el palco del Ciudad de Valencia. Fernando Sanz, jefe de LaLiga en Oriente Medio, estaba acompañado por un emisario árabe. Era un partido muy especial para ambos, pues el Levante, sin nada en juego, recibía al Barcelona, ya campeón. Lo que para el resto del universo no era más que la penúltima opción de que los catalanes perdieran su condición de invictos en Liga —algo menor, en todo caso— para ellos dos era la oportunidad de ver a Fahad Al-Muwallad teniendo unos minutos contra uno de los mejores clubes del mundo, contra el equipo de Messi. Sanz, de hecho, le había definido semanas antes como "el Messi o el Cristiano" de Arabia Saudí y en la jornada previa se había convertido en el primer jugador de esa nacionalidad en disputar un partido del campeonato español.

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