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La insólita venganza contra Fernando Alonso en el GP de Australia por humillar a un comisario
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OCTAVA PLAZA POR SANCIÓN

La insólita venganza contra Fernando Alonso en el GP de Australia por humillar a un comisario

El asturiano, después de una carrera excepcional, fue penalizado con dos posiciones por los comisarios. Se pusieron rigurosos justo con él y no antes, a pesar de razones más serias

Foto: El asturiano fue castigado al final de la carrera. (Reuters/Mark Peterson)
El asturiano fue castigado al final de la carrera. (Reuters/Mark Peterson)

"Los comisarios tomaron nota del incidente entre Fernando Alonso y George Russell en los minutos posteriores a la carrera y, después de revisar las imágenes disponibles y hablar con ambos pilotos, han decidido imponer a Alonso una penalización de 20 segundos". Así rezaba el comunicado de la sanción, por la que el piloto de Aston Martin perdía su trabajada sexta plaza en el Gran Premio de Australia y pasaba a la octava posición, detrás de Lance Stroll y Yuki Tsunoda, que ascendían ambos respectivamente una plaza.

Demos por bueno el criterio de los comisarios y su aplicación estricta del reglamento. Este dice literalmente que "en ningún momento se puede conducir un coche de forma innecesariamente lenta, errática o de una manera que pueda considerarse potencialmente peligrosa para otros conductores".

Nada que objetar, por tanto, si después de escuchar la versión de Alonso y Russell, los dos pilotos involucrados en el accidente de la última vuelta se constata que, efectivamente, el piloto español infringió las normas. La sanción es correcta. Fin.

Ensañamiento con el español

El problema es que una aplicación al pie de la letra del reglamento es bienvenida... mientras sea el criterio a seguir en todo momento. Y desde luego, no fue este el caso, ni mucho menos, durante todo el fin de semana en Albert Park. Quien viera las carreras de Fórmula 3 y Fórmula 2 comprobaría como los comisarios solamente usaron la mano dura con el bicampeón mundial. Rigurosidad selectiva que le llaman.

La acumulación de maniobras temerarias por parte de los pilotos de las categorías inferiores a la Fórmula 1 que escaparon sin sanción es tan preocupante en su número como bochornosa por su no sanción. La fiesta de disparates la comenzó Nikola Tsolov desde los primeros entrenamientos libres de Fórmula 3, únicamente la primera de muchas temeridades cuyos protagonistas salieron de rositas.

¿Qué pasó en el circuito de Albert Park entre medias de la comprensión a la intransigencia? ¿La presencia de Johnny Herbert entre los comisarios el domingo quizás? Las venganzas se cobran. Herbert no está en la lista de felicitaciones de Navidad de Fernando Alonso. Ante un comentario suyo bastante fuera de lugar, el asturiano le propinó una humillación pública en televisión al expiloto británico.

Y sí, Johnny nunca fue el más listo de la clase, pero en un mundo regido por ingleses aquella salida de tono de Alonso fue una muy mala idea. Tarde o temprano, estos personajes que se hacen eternos en el paddock se cobran sus venganzas. Su sanción de 20 segundos es más que posible que obedezca a aquello.

¿Y si hubiese sido al revés?

¿Y, si por ejemplo, George Russell hubiera sido rodado por delante de Alonso y este hubiera sufrido el accidente? Y si al término de la carrera los comisarios encabezados por un expiloto español sanciona al piloto británico. ¿Qué comentarios se oirían desde cierta prensa británica? Además, acaba de concluir una investigación a Mohammed Ben Sulayen, donde se exonera al presidente de la FIA de presionar para ayudar a Fernando Alonso. ¿Casualidad?

Quizás no tan casuales son los continuos ataques por parte del lobby británico a Ben Sulayem desde que el emiratí accedió a la presidencia. Cuando no es Susie Wolff, es David Richards o los tabloides británicos fabricando insidias rescatando declaraciones fuera de contexto. Y que Fernando al final es víctima casual de esta guerra, también parece evidente.

Y con sanción justa o no, lástima que la prodigiosa actuación de Fernando Alonso en Melbourne acabara de esa forma tan triste. Un sexto y séptimo del asturiano y de Lance Stroll al cruzar la meta del Gran Premio de Australia, era sin duda algo digno de celebración para Aston Martin. Pero sin quitar mérito a la actuación de Stroll, la forma en la que el piloto español logró su resultado fue una exhibición de maestría a la hora de gestionar una carrera.

Una carrera casi perfecta

Había que no cebarse con un Lewis Hamilton al principio con estrategia diferente, y controlar a un George Russell con neumáticos más frescos al final de la prueba. Y por supuesto, aprovechar cada oportunidad que fuera surgiendo. En resumen, hacerlo todo perfecto. Con el quinto coche de la parrilla detrás de Red Bull, Ferrari, McLaren y Mercedes por ese orden, lograr algo por encima de la novena plaza requiere la mejor versión posible de piloto y equipo.

placeholder Hamilton no terminó la carrera. (DPPI/AFP7)
Hamilton no terminó la carrera. (DPPI/AFP7)

Hubo algo de fortuna en el prematuro abandono de Hamilton. También fue un inesperado regalo hacer coincidir una aparición de coche de seguridad virtual, con el momento de la parada a cambiar neumáticos. Pero luego a la suerte hay que ponerla a trabajar, sacando lo mejor de cada situación en carrera. No solamente es la correcta gestión de los neumáticos cada vuelta, sino tener por ejemplo, la inteligencia de aprovechar todos los rebufos posibles cuando fue superado por Checo Pérez.

La versión de Fernando Alonso

En una trabajadísima carrera donde arañar cada décima y no cometer errores era vital, se pudo llegar a las vueltas finales por delante del Mercedes de George Russell, que venía con neumáticos más frescos. No es ni la primera ni la última vez que un piloto se defiende pilotando al límite del reglamento y menos aún con esa maniobra concreta de proteger tu entrada y favorecer tu salida de la curva frenando con mucha antelación. Algo que llevado al extremo hizo de forma habitual Ayrton Senna en su día. De lo que no hay ya tantos precedentes es de que por esto un piloto sea sancionado.

placeholder El español, tras el Gran Premio. (DPPI/AFP7)
El español, tras el Gran Premio. (DPPI/AFP7)

Así daba su versión del incidente el propio Fernando Alonso. "En las últimas vueltas, George me atrapó rápidamente. Sabía que venía y estuvo en el rango de DRS durante cinco o seis vueltas, así que solo estaba haciendo vueltas a tope para mantenerme adelante. Quería maximizar mi velocidad de salida desde la curva seis para defenderme de él", empezó el asturiano.

"Eso es lo que haría cualquier piloto de carreras, y no sentí que fuera peligroso. Es decepcionante recibir una penalización de los comisarios por lo que fue una competición dura pero justa. En todo caso, me alegro de que George esté bien, porque no fue agradable ver su coche en medio de la pista", remató Alonso.

El precedente que acaban de crear los comisarios y Johnny Herbert al frente con la sanción a Fernando Alonso es muy controvertido. A partir de ahora, se acaba de enmendar la plana a toda una historia de la Fórmula 1 en lo que a conducción defensiva respecta. Cuando en el futuro un piloto se vea en una situación similar a la de Alonso en Melbourne, va a ser mirada con lupa. Si escapa sin sanción, miren hacia Inglaterra para encontrar explicaciones.

"Los comisarios tomaron nota del incidente entre Fernando Alonso y George Russell en los minutos posteriores a la carrera y, después de revisar las imágenes disponibles y hablar con ambos pilotos, han decidido imponer a Alonso una penalización de 20 segundos". Así rezaba el comunicado de la sanción, por la que el piloto de Aston Martin perdía su trabajada sexta plaza en el Gran Premio de Australia y pasaba a la octava posición, detrás de Lance Stroll y Yuki Tsunoda, que ascendían ambos respectivamente una plaza.

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