Los dos años en blanco de Mercedes se cobran su primera cabeza: se va el jefe técnico

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Los ingleses tienen tal maestría en la comunicación, que son capaces de pintarte como idílica hasta la puñalada mas trapera. No quiere decir que Mercedes haya hecho una jugada sucia con su actual jefe técnico o viceversa, pero todo indica que la realidad podría ser muy distinta a lo contado oficialmente, llena hasta el empalago de agradecimientos y elogios mutuos entre Mercedes y Mike Elliott.

La salida de alguien tan importante como Elliott apunta más a desencuentros y pago de responsabilidades que a un legítimo deseo personal del ingeniero británico de dar un paso al lado. Es cierto que Toto Wolff aborrece la cultura de la culpa dentro de su equipo, pero es cierto también tuvo que pedir cuentas ante los fracasos. Pronto sabremos si el anunciado periodo de descanso de Elliott es genuino o está forzado por ese eufemísmo denominado como ‘baja para dedicarse a la jardinería’ (gardening leave en inglés).

Porque ofertas no le van a faltar en la Fórmula 1 a Mike Elliott. Se lo van a rifar incluso si fuera cierto que le viene grande el puesto de líder técnico de un equipo del calibre de Mercedes. Aún si fuera realmente el responsable del fallido concepto de los ‘zero sidepods’ (pontones laterales reducidos a la mínima expresión). Cuando alguien alcanza un puesto senior en la cúpula de uno de los mejores equipos de la historia de la Fórmula 1, es señal de que posee un cerebro de muchos quilates. Quizá no sea una superestrella al estilo Newey, quizá le falte el plus de sus predecesores en el puesto Aldo Costa o James Allison, pero aunque sólo fuera por la valiosa información que acumula en su cabeza, no duden que su teléfono estos días va a echar humo.

Para entender mejor la inesperada salida de Elliott de Mercedes, hay que remontarse dos temporadas antes cuando su antecesor James Allison pidió por razones personales dar un paso atrás. "Creo firmemente, -declaró en su momento el ingeniero británico-, que las personas tienen una vida útil en los puestos de alto nivel en este deporte y he optado por alejarme de mi papel como Director Técnico, para pasar el testigo en el momento adecuado para la organización y para mí”. Traducido al cristiano, lo que Allison pedía, era viajar menos y tener un día a día menos exigente. Y desde luego eran razones personales de mucho peso y dice mucho en su favor, tener la lucidez de renunciar cuando estás en la cumbre a nivel profesional.

Un cambio de roles fallido

Allison se vio afectado por una terrible tragedia personal cuando su esposa, Rebecca, murió repentinamente de meningitis en marzo de 2016. Aquel triste acontecimiento le llevó a renunciar a su puesto en Ferrari y volver a Inglaterra para estar cerca de sus tres hijos y resto de la familia. El hecho de pillarle en la otra parte del mundo trabajando mientras su mujer fallecía le hizo replantearse muchas cosas. El brillante técnico británico rehízo su vida tiempo después con una francesa de nombre Chloe y, deseoso de dedicar tiempo a la persona que le había sacado del hoyo personal en el que se encontraba, pidió a Toto Wolff el cambio de roles con Mike Elliott.

Wolff, como tipo inteligente que es, sabía que era un lujo demasiado grande que un cerebro como el de Allison se quedara en casa o peor aún, trabajando para una escudería rival aunque fuera a medio gas. Y de ahí surgió la promoción de Mike Elliott como ‘Director técnico’ y el descenso a ‘Jefe técnico delegado’ de Allison. La cuestión es que dos años después la experiencia Elliott no funcionó. Sea porque el motor Mercedes ya no es el propulsor dominante que era, o porque Red Bull ha crecido, la cuestión, es que, sin Allison, los coches de Lewis Hamilton y George Russell perdieron su magia.

El concepto de los pontones laterales llevados al mínimo no funcionó en todo 2022, excepto a final de temporada, cuando por fin Mercedes volvía por sus fueros. Esa resurrección final provocó que se insistiera en ese fallido concepto para 2023. Pero pronto se vió en las primeras carreras que Mercedes volvía a ir a la pata coja respecto a Red Bull. Toto Wolff tomó la difícil decisión de desarrollar unos pontones mas convencionales y sobre todo, de promocionar de nuevo a James Allison como jefe y relegar a Elliott a su antiguo puesto.

Ascensos y descensos no deseados

¿Qué había cambiado en Allison, para aceptar un desafío que dos años antes había renunciado por razones personales? Así lo explicó el técnico inglés en una entrevista: “Saqué a Chloe (su actual pareja) de su vida en Francia. Ella renunció a mucho y no era justo por mi parte no dedicarle el tiempo que se merecía. Ahora ella ya se ha hecho a la vida en Inglaterra, ya ha echado raíces y para mí ahora, esto es mucho más asumible de lo que era hace dos años”.

Pero por mucho respeto que tiene por Allison y lo a gusto que reconocía estar en Mercedes, no significa que Elliot no acusara el golpe de verse relegado. Da igual que le mantuvieran el sueldo y que ahora tuviera una vida menos estresante. A nadie le gusta verse señalado ante un fracaso. Porque se disfrace el tema como se quiera disfrazar, esa fue la verdadera razón de fondo del intercambio de roles entre Allison y Elliott. La misión actual de Elliott es trabajar en la estrategia técnica a futuro. Pero sin poder de decisión y reportando al que hasta hace poco era un subordinado tuyo, es normal que profesionalmente uno se pregunte: ¿Qué pinto yo aquí?

Ahora surgen las cábalas de cual va a ser el próximo paso profesional de Elliott. Mercedes es un equipazo y siempre ha mostrado una admirable capacidad de promocionar talento interno cuando otros equipos han venido a pescar técnicos en sus caladeros. Pero es un primer espada, alguien que siempre ha tenido un rol relevante, en uno de los ciclos triunfales más grandes de la historia,el de Mercedes entre 2015 y 2020. El equipo angloalemán pierde un activo, que si decide seguir en la Fórmula 1, va a aportar mucho a cualquiera de sus rivales. Por nuestra parte, nos atrevemos a lanzar un rumor al estilo Gordon Gekko: ‘A Herradura Roja le gusta aerodinámicas Elliott’.