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James Allison, o cuando el fracaso en Ferrari te vale un gran puesto en Mercedes
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nuevo director técnico del equipo alemán

James Allison, o cuando el fracaso en Ferrari te vale un gran puesto en Mercedes

James Allison ha sido confirmado como nuevo Director Técnico de Mercedes, en sustitución de Paddy Lowe. Como Aldo Costa en su día, pasa de Ferrari al mejor equipo del momento

Foto: James Allison junto a Toto Wolff, su nuevo jefe en Mercedes.
James Allison junto a Toto Wolff, su nuevo jefe en Mercedes.

James Allison habrá hablado con Aldo Costa con toda seguridad. Ambos comparten una singular experiencia con Ferrari. El italiano fue director técnico hasta que sucumbió víctima de la presión mediática de Maranello, una de esas cabezas de turco que Luca di Montezemolo gustaba de presentar en los tiempos de crisis. Hoy, Costa triunfa en Mercedes. Allison tuvo que marcharse a finales del pasado julio tanto por circunstancias personales como por el entorno creado por Sergio Marchionne, el nuevo presidente.

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El británico acaba de ser confirmado como nuevo Director Técnico de Mercedes, un secreto a voces desde que se anunciara la marcha de Paddy Lowe a finales de año. Su sustituto se incardina en una posición creada ex profeso, Director Técnico, con Toto Wolff como único y directo superior. Hasta qué punto sus atribuciones serán iguales a las de Lowe está por ver. Pero el fracaso en Ferrari le ha llevado al mejor equipo de la Fórmula 1. Como a Aldo Costa en su día,

Admirador confeso del estilo de Brawn

Allison dejó el equipo italiano el pasado mes de julio. Llegó en 2013 como un nuevo ángel salvador para los problemas de Maranello. Ya antes había trabajado en el equipo italiano. “Ferrari tiene un sitio especial en mi corazón, porque me cogieron cuando estaba en un momento bajo de mi carrera en 1999”, cuando perdió su trabajo en Benetton. De 2000 a 2005 trabajó en su departamento de aerodinámica de la Scudería. Tras recalar en Renault y Lotus, volvería en 2013 por la puerta grande.

Afable, y tranquilo, Allison presume de no perder nunca la calma ni ante las peores circunstancias y, como él mismo reconocía, tenía a Ross Brawn como modelo de gestión, con quien había trabajado antes. Por un lado, por su liderazgo firme pero no agresivo. Por otro, por su lhabilidad para discernir dónde aplicar los recursos disponibles con el máximo rendimiento. El británico había conocido de primera mano ese toque especial de Brawn.

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Su misión era recuperar a ese equipo que tanto había desesperado a Fernando Alonso. Tampoco pudo con ello. Sin embargo, Allison dejaba en su caso la sensación de un proyecto prematuramente truncado al ser devorado por unas circunstancias personales y profesionales inesperadas. Había triunfado durante sus años de Renault y Lotus pero, como Costa también sufrió en sus carnes, Ferrari es un mundo aparte.

El golpe de un drama personal

El Maranello de Allison no era el mismo del de Brawn quien con Todt y Schumacher había orillado a Montezemolo en la gestión cotidiana. Sin embargo, el entonces presidente caería a manos de Sergio Marchionne, un implacable e impaciente ejecutivo que había enderezado el Grupo Fiat, pero no comprendía la naturaleza de la Fórmula 1.

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El debut en la era híbrida con el F14 había sido un desastre. El SF15 T fue el primer monoplaza en el que Allison verdaderamente tuvo peso específico. Logró tres victorias en 2015 con Vettel. Para 2016, Marchionne elevó el listón para batir definitivamente a Mercedes, y envolvió al equipo en una presión extraordinaria. Ferrari pudo ganar en Australia de no ser por un error estratégico en carrera. Al menos, cabía la esperanza de plantar cara al equipo alemán. A partir de aquí, llegó la debacle.

“Escribo esta nota (…) porque me da la facilidad inmensa para aprovechar la oportunidad de hablar de una vida que llena mi ser con el amor y la melancolía, la tristeza y la felicidad en la misma medida...”. Allison dedicaba una carta en Facebook a su mujer, Rebeca, fallecida repentinamente por una meningitis cuando su marido volvía a casa tras ese Gran Premio de Australia. Como tantas veces había reconocido, 'Becca' era su mayor soporte para afrontar el increíble estrés y exigencias de la Fórmula 1. Fue un golpe demoledor. Su familia vivía en Gran Bretaña, y el ingeniero británico se volcó con sus tres hijos. Durante un mes y medio desapareció de Maranello.

No logró romper el círculo vicioso de Ferrari

“Si tengo que ser poco modesto, diré que mi principal contribución ha sido romper ese círculo vicioso de Ferrari, según el cual empezaba el año con un coche que no era el mejor. Entonces centraban sus esfuerzos en mejorarlo, con quijotesco asalto a un campeonato que ya estaba perdido. La presión hacía seguir intentando mejorar ese monoplaza, desperdiciando dinero para el año posterior, donde volvería salir con otro coche más lento de lo que podría ser. Si ignoras el futuro lo pagas enormemente”. Allison había intentado remediar el sempiterno problema de Maranello. Volvió a sufrirlo en sus propias carnes.

Según avanzaba la temporada, Ferrari perdía terreno, hasta ser finalmente superado por Red Bull. Sin el liderazgo de Allison durante meses, Marchionne comenzó a perder los nervios y a entrar directamente en todas las áreas de gestión. Allison rechazaba totalmente las injerencias y urgencias de quien no parecía entender la dinámica técnica de la Fórmula 1. Marchionne había incrementado sustancialmente el presupuesto para el equipo en 2016, pero los resultados eran cada vez peores. Coincidencia o no, cuando trascendió el rumor en julio de que Marchionne se sentaba también en las reuniones técnicas, al poco se anunciaba la marcha de Allison.

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Con el ingeniero británico en el mercado, Toto Wolff tenía una valiosa alternativa a las mayores exigencias económicas de Paddy Lowe, quien también albergaba aspiraciones ejecutivas en el equipo alemán, y que ha encontrado en una posición en Williams aún por confirmarse públicamente. Salvo McLaren, Allison ha pasado por los mejores equipos de la Fórmula 1 para ahora tachar la casilla de Mercedes. Cerca de sus hijos, con el extraordinario potencial humano, técnico y económico de Mercedes a su disposición, James Allison y Aldo Costa seguro que tienen mucho que compartir a la hora del té.

James Allison habrá hablado con Aldo Costa con toda seguridad. Ambos comparten una singular experiencia con Ferrari. El italiano fue director técnico hasta que sucumbió víctima de la presión mediática de Maranello, una de esas cabezas de turco que Luca di Montezemolo gustaba de presentar en los tiempos de crisis. Hoy, Costa triunfa en Mercedes. Allison tuvo que marcharse a finales del pasado julio tanto por circunstancias personales como por el entorno creado por Sergio Marchionne, el nuevo presidente.

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