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La caída en desgracia de Aston Martin o la crónica de un gran fracaso sin paliativos en la Fórmula 1
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ABANDONO PREMATURO

La caída en desgracia de Aston Martin o la crónica de un gran fracaso sin paliativos en la Fórmula 1

En medio de excusas aquí y allá, los seguidores de Fernando Alonso se aferraban a la esperanza de que su coche recuperara la competitividad perdida desde mitad de temporada

Foto: La competitividad del Aston Martin va cuesta abajo. (EFE/José Méndez)
La competitividad del Aston Martin va cuesta abajo. (EFE/José Méndez)

La imagen aérea tomada por la realización televisiva del Gran Premio de México, en la segunda salida, no podía ser más reveladora. Lance Stroll y Fernando Alonso ocupaban los dos últimos lugares de la parrilla. Una demostración del actual nivel de competitividad de los Aston Martin tan real como triste. No sería aventurado decir que los coches británicos fueran en el Hermanos Rodríguez los peores. Se ha tocado fondo y toca asumir lo que desde tiempo atrás se evita reconocer.

Cuesta encontrar un equipo en la historia de la Fórmula 1 que pase de la primera línea de la parrilla a ejercer de farolillo rojo durante una temporada. En el otoño de 1979, Ferrari acabó como campeón del mundo con Jody Scheckter, pero en 1980 tuvo el deshonor de no clasificarse en un gran premio, aunque no en un mismo año. Por detrás de Max Verstappen y Red Bull estamos ante la Fórmula 1 más igualada de la historia y puede hacer engañoso el juicio. Pero mientras algunos equipos mejoran, los Aston Martin han pasado de luchar por victorias a no quedar los últimos.

Se han contado tantas versiones del porqué de los problemas y posibles soluciones, que resulta ya imposible saber a qué atenerse, o mantener atisbos de esperanza para revertir la penosa situación actual. Choca la mala fama que acompaña a Fernando Alonso sobre su actitud con sus equipos cuando las cosas no marchan bien, pero lleva media temporada sacando la cara por Aston Martin. Es encomiable su actitud de estar con su gente a las maduras y ahora a las duras. Pero el problema es la pérdida de credibilidad del asturiano y su equipo técnico por su empeño de defender lo indefendible.

"Fue una carrera muy difícil. Teníamos ya poco ritmo todo el fin de semana y creo que hemos cogido algo de debris (piezas rotas esparcidas por la pista), probablemente del coche de Checo en la primera curva, y nos ha afectado también a la aerodinámica. Si ya íbamos un poco regular, con esto pues aún más lentos. El abandono de Austin y el de aquí pesan mucho en el campeonato", explicaba el español. Solo cabe desear que lo vivido en México sea un cúmulo temporal de situaciones adversas. Porque, si de juzgar la realidad presente se trata, las conclusiones son de lo más negativo.

placeholder Aston Martin arrancó desde el fondo de la parrilla. (Reuters/Raquel Cunha)
Aston Martin arrancó desde el fondo de la parrilla. (Reuters/Raquel Cunha)

Un declive inexplicable

Puede también que, como el propio Fernando reconoció, no hayamos visto la mejor versión del piloto español en México y en Estados Unidos. Pero así y todo, lo sucedido en la pista de Ciudad de México es una píldora muy difícil de tragar. Que Aston Martin trajera para estas carreras unas mejoras al coche después de tanto tiempo y que el monoplaza, en lugar de mejorar, se fuera todavía más para atrás es tan inexplicable como desalentador. Es tarea casi imposible encontrar razones plausibles para la caída en rendimiento de un coche que, en la carrera inaugural de la temporada en Baréin, iba sobre raíles y aquí patinaba y perdía tiempo en cada curva.

Preguntado por cómo afronta este decepcionante final de temporada, el asturiano hizo un ejercicio de realismo y optimismo a partes iguales: "No queda otra, al final hay que darlo por bueno porque el campeonato está finiquitado en ese sentido. Nunca hubiéramos imaginado tener esta cantidad de puntos, luchando con Ferrari y con Mercedes, de hecho estamos por delante de ellos en el campeonato de pilotos (Leclerc y Russell), que es una locura con un coche que ha hecho ya seis o siete pole position. Esa es la parte positiva de este año. La parte negativa seguramente es la bajada de prestaciones que hemos tenido estas últimas carreras", aseveraba el asturiano.

Nada salió bien

Como las desgracias nunca vienen solas, el remate a la calamitosa cita mexicana vino por una multa que sufrió Fernando por exceder un kilómetro por hora la velocidad permitida en boxes. Aunque la multa de 100 dólares no le va a hacer ningún roto, refleja un fin de semana para olvidar. Ni siquiera la interrupción de la carrera por el accidente de Kevin Magnussen ayudó a que mejoraran las cosas: "Intentamos arreglar esto durante la bandera roja, pero empeoró después del reinicio y finalmente tuvimos que retirar el coche. La triple cita consecutiva (EEUU, México y la próxima semana Brasil) no ha sido fácil de momento, pero aprendes más de las dificultades que de los éxitos", concluyó el piloto español.

El discurso de Fernando para defender a su equipo seguramente oculta información o esperanzas que la cautela invita a no hacer pública. Solo desde dentro saben si esta caída en desgracia obedece a un plan de invertir en el coche de la próxima temporada o de un fracaso sin paliativos para evolucionar una máquina. Si no eres capaz de evolucionar un coche de forma constante y acertada, es imposible jugar en las grandes ligas. En marzo de 2024 saldremos de dudas pero, mientras tanto, la agonía de este fin de temporada se está haciendo larguísima.

La imagen aérea tomada por la realización televisiva del Gran Premio de México, en la segunda salida, no podía ser más reveladora. Lance Stroll y Fernando Alonso ocupaban los dos últimos lugares de la parrilla. Una demostración del actual nivel de competitividad de los Aston Martin tan real como triste. No sería aventurado decir que los coches británicos fueran en el Hermanos Rodríguez los peores. Se ha tocado fondo y toca asumir lo que desde tiempo atrás se evita reconocer.

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