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La genialidad y sangre fría de Carlos Sainz para acabar con el dominio de Verstappen
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BRILLANTE Y ROTUNDA VICTORIA

La genialidad y sangre fría de Carlos Sainz para acabar con el dominio de Verstappen

Sainz y Ferrari rompen, por fin, el dominio de Red Bull. El español ha logrado un triunfo que eleva su percepción en la F1 y en el seno del equipo italiano, con su contrato en juego

Foto: Sainz consiguió la victoria en Singapur. (EFE/Tom White)
Sainz consiguió la victoria en Singapur. (EFE/Tom White)

"Dadme la diferencia con Lando". Norris, en segunda posición. Los Mercedes, como lobos en manada a por sus presas. Toda una carrera en cabeza, la más dura a nivel físico del año. Sin el menor error en un brillante fin de semana, todo podía irse por el desagüe en los minutos finales. Entonces, con sangre fría, Carlos Sainz se marcó un penalti a lo Panenka, un taconazo a lo Guti, esas fintas de Messi que dejan tirados a tres y la mete por la escuadra, la volea de Zidane en aquella final de Champions…"Es a propósito", remachaba el piloto a su ingeniero. Un toque genial en el momento culminante del partido remató la espectacular victoria de Sainz en Singapur. ¿Qué, si lo hubiera hecho un tal Fernando Alonso?

El escalón más alto del podio tiene un único dueño, pero solo algo supera el sabor de la victoria: la forma de lograrla. No fue solo un triunfo, sino la manera de alcanzarlo. Con su exhibición en Marina Bay, Carlos Sainz pasa de pantalla en la Fórmula 1 y en Ferrari, haciendo añicos una percepción que le ha acompañado en ciertos cuarteles. "Carlos Sainz es un piloto infravalorado", admitió Fred Vasseur este verano para reivindicar la dimensión de su piloto. No desde Monza, ya nunca desde este pasado fin de semana. ¿Cuándo Charles Leclerc ha trabajado para Sainz desde que este llegó a Ferrari?

placeholder Carlos Sainz gestionó la carrera sin el menor error. (Reuters/Edgar Su)
Carlos Sainz gestionó la carrera sin el menor error. (Reuters/Edgar Su)

"Dentro de la Fórmula 1, quién sabe lo que está pasando me ha felicitado por cómo lo estoy haciendo con Leclerc" contaba el protagonista hace semanas. La victoria de Singapur terminó de visualizar la percepción de actores principales en la Fórmula 1. La bala del triunfo en Singapur ha dado simultáneamente en el blanco de dos dianas, una de ellas, dentro de Ferrari. Por ello, Audi ya revolotea alrededor de Carlos Sainz desde hace tiempo.

"Dos segundos de margen"

Que Ferrari era consciente de la superioridad de Sainz durante el fin de semana se comprobó con su estrategia desde el primer minuto del partido. Charles Leclerc iba a trabajar para el triunfo del español porque era la mejor opción, o la única para el equipo italiano. De aquí el valor de su crucial triunfo del sábado en la cronometrada. El monegasco pasa como el Villeneuve del siglo XXI, el terror de la velocidad de la luz a una vuelta. Desde el retorno veraniego no puede con Sainz. "Aún me quedaba margen en algunas curvas", reconoció el español tras lograr la pole. Eso debió doler. Había que rematar la faena.

"Podría ir siempre a este ritmo", lanzó por la radio en el primer tercio de carrera. Vuelta 38: "Decidme cuándo debo atacar y tirar porque tengo un segundo", le confesaba a su ingeniero. Sainz gestionó a conciencia la degradación de sus neumáticos, algo imposible en otras pistas. Cubría cada fase de carrera con la respuesta adecuada. Russell, a su espalda, se sentía manejado. "Está gestionando mucho, va demasiado lento", se quejó en algún momento. "Me extraña que no diga que tiene dos segundos [de margen]", se lamentó después. De no ser por el coche de seguridad que permitió a Mercedes montar un juego de medios nuevos, el madrileño se hubiera fumado un puro hasta el final. Pero el peligro real de Mercedes le permitió realzar su victoria como algo más que un simple paseo al trote cochinero.

"Las victorias nunca son fáciles"

Ferrari estuvo impecable con su estrategia al cubrir todas las áreas. Dejaron con buen criterio a sus dos pilotos en pista cuando pararon Russell y Mercedes. Que se desgañitaran ellos. Lo hicieron, pero las simulaciones de Ferrari indicaban que al menos Russell alcanzaba a Sainz. "Mis gomas delanteras están terminadas", llegó a clamar el español en las cinco vueltas finales. La facilidad con la que Russell y Hamilton se deshicieron de Leclerc presagiaba un destino de pollito indefenso para Sainz. Hasta que llegó la finta, la volea, el taconazo, en el momento crítico.

"Ese pequeño estrés extra no lo quería ni lo necesitaba, pero las victorias nunca son fáciles y hoy tuvimos un poco de todo. Tuvimos que luchar por ello; tuvimos que ser estratégicos; tuvimos que concretar todo; tuvimos que comprometernos con nuestros planes y funcionó. Ahora estamos en una buena situación. Ganar así sabe muy, muy bien", resumió Sainz al final. De nuevo, la calidad de una victoria.

"Dadme la diferencia con Lando". Era la única baza de Sainz ante el diferencial de rendimiento de neumáticos con los Mercedes: Jugar con Lando Norris y el DRS, impidiendo que Russell adelantara al británico, protegiendo este a su vez al madrileño. Lo hizo hasta un par de veces, la segunda, cuando el británico casi fue engullido por los lobos. Sainz se dejó caer como el ciclista que ofrece su rueda para que tu aliado no se descuelgue. "Este es un tipo de estrategia que siempre tienes en mente en pistas como Singapur, y que podría resultar útil en algún momento". Fácil de decir, difícil de ejecutar. Un Fórmula 1, en Singapur, entre muros, tras dos físicas horas de carrera, sin neumáticos, no es un coche de calle.

"La estrategia que tuve fue darle a Lando un impulso descarado en el DRS. Eso nos ayudó a mantenerlos atrás. Es fácil pensar en ello y es fácil tenerlo en mente. Pero es mucho más difícil ejecutarlo, porque te pone bajo presión adicional y conlleva sus riesgos. Se trata de tener el compromiso de hacerlo y de exponerse a un riesgo adicional. Pero sentí que esa era mi única posibilidad real de ganar la carrera, y quería ganar". Un pequeño error de frenada, un mínimo fallo de cálculo o trazada, y Norris se te colaba. O también Russell a la vez. Paradójicamente, el lobo Russell fue quien acabó en los muros. No ese piloto que lideraba, sometido a presión de tres perseguidores.

¿Velocidad a una vuelta en una de las pistas más exigentes del año? Casilla cubierta. ¿Inteligencia y cerebro en carrera? Tachada. ¿Taconazo de genio para gol? Con rojo brillante. Carlos Sainz ha pasado de pantalla en la Fórmula 1. ¿El mayor valor de esta victoria? Échese la vista atrás a tres décadas de la historia de Ferrari, y cómo han sido triturados en Italia y Maranello los considerados segundos pilotos. Con esa librea llegaba el español a Maranello. Dos años y medio después, el monegasco no ha destruido al español. Al contrario. Charles Leclerc incluso ya trabaja para Carlos Sainz.

"Dadme la diferencia con Lando". Norris, en segunda posición. Los Mercedes, como lobos en manada a por sus presas. Toda una carrera en cabeza, la más dura a nivel físico del año. Sin el menor error en un brillante fin de semana, todo podía irse por el desagüe en los minutos finales. Entonces, con sangre fría, Carlos Sainz se marcó un penalti a lo Panenka, un taconazo a lo Guti, esas fintas de Messi que dejan tirados a tres y la mete por la escuadra, la volea de Zidane en aquella final de Champions…"Es a propósito", remachaba el piloto a su ingeniero. Un toque genial en el momento culminante del partido remató la espectacular victoria de Sainz en Singapur. ¿Qué, si lo hubiera hecho un tal Fernando Alonso?

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