Alonso o cuando solo puedes pelear con Hamilton y quedas físicamente destrozado

De la sonrisa eufórica y la plenitud de Zandvoort al gesto desencajado, fruto del cansancio y la decepción en Monza, solo una semana más tarde. Fernando Alonso y Aston Martin sufrieron una contundente derrota con un cojitranco AMR23, una lancha planeadora en Monza. Con algunos datos preocupantes para el futuro, léase 2024.

Alonso solo salió a competir contra Lewis Hamilton desde el inicio del Gran Premio de Italia, su único objetivo real. Una entelequia como se comprobó después con un AMR23 que parecía rodar en una pista de ceniza. Dos de los grandes campeones de la parrilla enfrentados en una jornada estajanovista, aquellas seguro que asumidas con resignación para quienes han alcanzado las más altas cimas. De nuevo, el rival de los viejos tiempos, pero en un contexto muy diferente.

Con su gesto demacrado al terminar, el español lo resumió: "La carrera más difícil y la más física que hemos hecho hasta ahora, porque el coche era muy difícil de conducir: había cero agarre, tenía menos estrés en Zandvoort con toda la lluvia...". ¿En un circuito de solo seis curvas? Cómo tenía que ir ese coche para que Alonso se bajara desfondado físicamente.

Hamilton le ha recortado puntos en el campeonato en un mal fin de semana para el británico. Ferrari ha superado a Aston Martin por el tercer puesto, Stroll sigue dejando cojo al equipo británico en constructores, y el AMR23 necesita un revolcón para lograr una mayor versatilidad en 2024. Y para aspirar a las ambiciosas metas que Lawrence Stroll ha establecido a su equipo. De momento, Alonso sigue haciendo caja aún en los peores momentos. Siempre en el Q3, siempre en los puntos

Sufrir como un cosaco

Todo empezó en los clasificatorios. Alonso perdió medio segundo frente a su inmediato predecesor. Un segundo frente a Carlos Sainz en esta ocasión. El neumático blando se atravesó. Tan pronto terminó la sesión, Alonso lo tenía claro. Visto el magro panorama por delante, puso sus ojos en Lewis Hamilton, octavo en la parrilla, y con quien se disputará posiblemente el tercer puesto en 2023. Ni le vio el pelo.

"Creo que en Baréin descubrimos debilidades en el coche y sigue siendo lo mismo. Y en Monza sabíamos que podríamos enfrentar algunos problemas". Alonso se refirió al drag (resistencia al avance de un concepto aerodinámico), deficiencia del AMR23 que, por el contrario, ofrece sus virtudes de carga en pistas como Mónaco, por ejemplo. Los temores para Monza se hicieron realidad. Alonso tenía un hierro entre manos. Su cansancio al final de la carrera era el reflejo y la consecuencia.

Si Hamilton era el objetivo de Alonso, el contraste con el Mercedes puso en evidencia el paupérrimo rendimiento del AMR23. Toto Wolff se quejó el sábado de un draggy W14. En la marca de velocidad máxima en Monza, Hamilton marcó 340 km/h y Russell, 338. En las dos últimas posiciones. Alonso, 346 km/h (11º registro). A pesar de esa ventaja, el asturiano se bajó agotado de su monoplaza. En las escasas curvas de Monza, el asturiano debía patinar sobre hielo. De ahí su derroche físico para mantener un coche que hubo de ser descargado al máximo para semejantes registros, a costa de padecer en las curvas como un cosaco. De nuevo, en una pista con seis curvas y el resto con el pie a tabla. La Parabólica debía ser más que divertida —y crítica— para Alonso.

Siempre en el Q3, siempre en los puntos

Para empezar, la estrategia de Aston Martin fue cuestionable, como confirmó el propio Lewis Hamilton, que salió con el compuesto más duro. El resto fue una manifestación de impotencia… por una octava posición final (y gracias al regalo de Hamilton eliminando a Piastri). Alonso perdió una posición en la salida frente a Hulkenberg, que luego recuperó. Más tarde, desde la distancia, puso a Hamilton en su punto de mira y en el de su ingeniero.

Alonso, lógicamente, entró antes a cambiar el compuesto medio, vuelta 22. En la 28, sí, adelantó al británico, que se estaba defendiendo de Sainz y Leclerc. Con neumáticos más frescos y un primer relevo más largo, Hamilton se la devolvió al español. A partir de ese momento, la ventaja del británico con ese monoplaza, también draggy como el de Alonso, no dejó de aumentar. Lewis se fue a por los McLaren, mientras que el español, impotente total, luchó contra su propio monoplaza. Y eso que Hamilton llegó a dudar de sus neumáticos para completar la prueba en condiciones.

Sorprendió el estado físico de Alonso al terminar en comparación, por ejemplo, al del propio Hamilton. O al de Sainz, protagonista de una carrera muy dura y exigente. El británico terminó sexto, por detrás de Russell, los dos monoplazas de los que se quejó Wolff el día anterior. Fernando terminó noveno, y gracias al abandono de Piastri. De no ser por ello, hubiera terminado donde había empezado.

"En carreras difíciles como esta hay que sumar puntos como sea", repitió el asturiano al terminar. Con su noveno puesto, Alonso igualó el peor resultado hasta el momento, la misma posición en Hungría. Sin embargo, en días tan pésimos, su contribución quedó de nuevo de manifiesto. Porque, hasta el Gran Premio de Italia, el español ha logrado un singular hito, que quizás sirva de consuelo: ha entrado en el Q3 en todas las carreras, y también ha puntuado en las 13 celebradas hasta el momento. Desde Canadá, Stroll no ha mejorado el décimo puesto. "Siempre supimos que Monza no sería una pista especialmente buena para nosotros y tenemos que llevar las lecciones de hoy a AMR24". A Aston Martin aún le resta camino por delante también en este apartado. Quizá en Singapur la sonrisa vuelva a Fernando Alonso.