Sainz no puede con los Red Bull, pero resiste ante Leclerc y termina tercero en Monza

Carlos Sainz soñó con la victoria en el Gran Premio de Italia, pero sucumbió, una vez más, al dominio de Max Verstappen. El neerlandés ha convertido a la Fórmula 1 en su paraíso particular y consiguió en Monza su 12ª victoria esta temporada. Pronto habrá que hacer cuentas para saber cuándo ganará su tercer Mundial. El madrileño, superado también por Sergio Pérez, se conformó con la tercera plaza tras una dura pugna con su compañero, Charles Leclerc. Fernando Alonso no estuvo tan acertado como en los Países Bajos y finalizó noveno.

La carrera se demoró unos 20 minutos, aproximadamente, por un problema de Tsunoda en la vuelta de formación. El monoplaza del japonés se quedó parado, sin que pudiera competir, y los pilotos esperaron a que hubiera intervención incluso de los mecánicos. Hubo una segunda vuelta de calentamiento, que luego se le restó a la carrera.

El duro inicio

El inicio no fue especialmente afortunado para Alonso, que perdió la décima posición. Nico Hulkenberg lo adelantó y luego tuvo que realizar una difícil gestión para recuperar esa plaza, que finalmente consiguió. Ya había avisado el asturiano de que Monza no era un circuito beneficioso para Aston Martín y se confirmó. Hubo una igualdad total entre casi todos los pilotos, separados por tiempos muy parejos.

Sainz, por su parte, fue capaz de mantener el liderato en la salida. Allí miró con bastante frecuencia los retrovisores, porque por detrás venía con mucha fuerza Verstappen. El objetivo del neerlandés era adelantar cuanto antes a Carlos, consciente de que si lo conseguía el resto de la carrera sería un camino de rosas, como lleva sucediendo toda la temporada.

15 vueltas aguantó los ataques de Verstappen hasta que el holandés vio sangre y atacó como nunca. Carlos se defendió como pudo, aguantando la frenada para ver si su rival se quedaba algo más retrasado. Pero no hubo manera. El vigente campeón del mundo es imparable y pronto sumará su tercer Mundial al palmarés. El mérito fue arrebatarle la pole el sábado.

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La cercanía entre los Ferrari

Fue en ese momento cuando comenzó otra batalla, la de la segunda plaza. Charles Leclerc, que había comenzado tercero, no había ofrecido mucha resistencia ante Verstappen, que se le escapó sin que le diera tiempo casi a pestañear. El monegasco, eso sí, se encontraba cerca de su compañero cuando fue adelantado. En Ferrari no hubo instrucción alguna, así que era momento de pelear.

Los pilotos entraron rápidamente en boxes, un poco antes del ecuador de la carrera, para colocarse los neumáticos duros y así acabar la carrera. Todo apuntaba a que, con la fuga de Verstappen, Sainz se quedaría segundo, porque Leclerc no había mostrado un ataque demoledor contra su compañero.

La realidad fue bien distinta. Sainz tuvo que mirar de nuevo por los retrovisores porque apareció un nuevo Red Bull con ganas de agitar la carrera. No era Verstappen, sino su compañero, Sergio Pérez. El mexicano estaba completando un domingo asombroso y tenía entre ceja y ceja superar al madrileño.

La decisión de la escudería

Carlos, en esta ocasión, contó con el respaldo de Leclerc, que se colocó a menos de un segundo de Pérez, al que importunó cada vez que pudo. Pero el Red Bull estaba rodando bastante más rápido que el Ferrari y todo apuntaba a que el adelantamiento se produciría antes o después. A la escudería italiana sólo le quedaba rezar.

El definitivo adelantamiento estuvo a punto de llegar a falta de seis vueltas, cuando Pérez apuró para conseguir la tercera plaza. Pero Sainz también esperó bastante frenar y el mexicano se marchó por fuera de la pista, así que le tuvo que devolver la posición. Aun así, estaban ambos pilotos muy pegados.

Pérez finalmente consiguió la segunda posición en la recta de meta, donde su velocidad fue abultadamente superior a la de Sainz. Luego el madrileño tuvo que batallar conLeclerc para completar el podio, porque, en esta ocasión, Ferrari no dio instrucciones al monegasco para que se abstuviera de realizar cualquier ataque. Hay dos varas de medir en la escudería. Tercera plaza más que merecida para Carlos. Los italianos, al menos, sonríen en casa.