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El día en el que Fernando Alonso se convirtió en un "animal", y todavía no ha terminado
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PLENAS OPCIONES DE VICTORIA

El día en el que Fernando Alonso se convirtió en un "animal", y todavía no ha terminado

Tras un apoteósico y trepidante duelo, el asturiano saldrá en primera línea junto a Verstappen. Nunca desde 2013 cuenta con tantas opciones para ganar

Foto: Alonso, contento tras la clasificación. (Reuters/Piroschka Van de Wouw)
Alonso, contento tras la clasificación. (Reuters/Piroschka Van de Wouw)

Fernando Alonso se quitó el casco al bajarse de su coche, y apareció ahogado en sudor y congestionado. Más parecía que había terminado un combate de boxeo que pilotado un Formula 1 por las calles de Mónaco. En realidad, fueron ambas cosas en su titánico y apasionante pugilato de monoplaza a monoplaza con Max Verstappen, que terminó tan solo ocho centésimas por delante del español. De esas ocasiones en que la decepción no ha lugar frente a la magnitud y significado del resultado.

Metafóricamente, Alonso y Verstappen se liaron a palo limpio en esas dos estratosféricas vueltas finales que depararon un final apoteósico a los entrenamientos clasificatorios, este año abierto y sin incidentes hasta el último y agónico segundo. El valor del resultado no es tanto la puerta abierta a la victoria en el gran premio, sino que el español traspasó otra frontera de una increíble travesía que está rompiendo esquemas en la Fórmula 1: con 41 años, un Aston Martin, y a nada de lograr la pole en el Principado, el reino del pilotaje puro y duro, disputándosela al campeón del mundo de los dos últimos años, 15 años más joven, a bordo del coche que ha ganado todas las carreras en 2023.

Las opciones quedan abiertas como nunca para conseguir esa ya mítica 33ª victoria. Lograrlo en el Gran Premio de Mónaco convertiría en leyenda única con su triunfo. Es la mejor opción para ganar desde su último triunfo con Ferrari en 2013. La última vez que Fernando Alonso salió en primera fila en Mónaco (McLaren 2007) ganó.

Empujando como un animal

Como el viernes, Alonso también fluyó con el AMR23 en la pista y pasó hasta el Q3 sin mayores problemas. En el último intento del Q2, el español reveló un potencial para romper el techo de otros grandes premios al llegar al Q3. En su último intento antes del bloque final tan solo quedaba a 69 milésimas de Verstappen. Llegó el Q3, y se desató la tormenta. Y Fernando se vació para buscar el límite de su monoplaza como en mucho tiempo no se le veía.

"Estoy empujando como un animal". El mensaje y el tono de voz de Alonso delataban que había entrado en un terreno inexplorado. Primer intento: 1.11.7; se colocó primero. Verstappen quemó su penúltimo cartucho 1.11.6. Quedaban cuatro minutos, parecía ya acabada su sesión, pero aún le quedaba un juego de blandos, escondido hasta el final. Fernando se tiró a una vuelta final totalmente kamikaze. Fueron suyos los primeros dos sectores. Al salir de La Rascasse, sin embargo, su AMR23 sufrió un mínimo deslizamiento. Aun así, su crono fue brutal con relación a la vuelta anterior: 1.11.4. De locura.

Verstappen salió a la desesperada. En los dos primeros sectores, Alonso superó al holandés. Sin embargo, desde la salida del túnel, el RB19 parecía romper todas las leyes de la física con la entrada/salida de la Piscina. Desde La Rascasse hasta la meta, tramo donde golpeó hasta tres veces los raíles. Para acortar en milímetros la trazada, incluso llegó a tocar el muro de recta hacia el banderazo final. Arte, talento y determinación en toda su gloria. 84 centésimas, ni una décima de diferencia.

"Por encima del límite"

Todavía dentro de su monoplaza, el mensaje de Alonso a su ingeniero reafirmó el patrón mental del español en estos tiempos: todo es vaso lleno porque cada día con Aston Martin es un regalo. "No puedo tirar más rápido, esto es lo que hay. No puedo atacar más que esto, no importa la posición en la que terminemos, es lo máximo", explicó por la radio. No eran tanto las palabras, como el tono de quien delataba el vaciamiento total, la imposibilidad de exprimir nada más de sí mismo y la máquina. Una vez más, Fernando había colocado un Fórmula 1 allá donde el coche no parecía merecer estar. "Bien hecho, chicos, no estéis decepcionados, esto es magia. Hace dos meses, pensaríamos en esto… Bien hecho a todos", lanzó por radio al equipo.

"Creo que en las dos vueltas del Q3 hemos incrementado el nivel de riesgo hasta niveles de poco confort, por así decir, y en ambas vueltas del Q3 han sido por encima del límite a veces", reconoció en la rueda de prensa. Es decir, salto al vacío, pero no hacía falta que lo recordara. "Aunque la pole estaba muy cerca, tenemos que estar contentos, porque llegábamos aquí con algunas preocupaciones por nuestro rendimiento los sábados, parecíamos buenos los domingos cuidando los neumáticos con una buena degradación en nuestro coche, aunque nos faltaba esa temperatura para el Q3. Pero empezamos en primera línea en Mónaco, así que hemos hecho el trabajo hoy". Ahora, espera un gran premio por ganar.

Las bazas de poder apuntar a tu rival

Si se deja al margen la incierta meteorología para la carrera, Alonso cuenta con una posición extraordinaria para atacar al holandés con la estrategia. En condiciones normales, la magnífica degradación del AMR23 podría permitir jugar a la contra del holandés. Si alargara su primer relevo respecto al Red Bull sin caer en mal tráfico… En todo caso, es Mónaco, el anfitrión de los juegos de azar, también en la pista.

"Nunca se sabe en Mónaco, como ha dicho Max, cualquier cosa puede suceder, incidentes, amarillas, rojas…". En los últimos siete años ha ganado en el Principado más veces el piloto que salía por detrás de la pole, se le recordó a Alonso. "Genial la estadística, pero es una carrera larga, no creo que vaya a adelantar para nada, es una carrera muy exigente para el coche, los frenos, el cambio… Hay muchas cosas que hay que cuidar en 78 vueltas. Tenemos que estar centrados y concentrados, con las paradas y la estrategia, cualquier cosa puede suceder. Y si hay una oportunidad, la tomaremos". Por primera vez, desde 2013…

Fernando Alonso se quitó el casco al bajarse de su coche, y apareció ahogado en sudor y congestionado. Más parecía que había terminado un combate de boxeo que pilotado un Formula 1 por las calles de Mónaco. En realidad, fueron ambas cosas en su titánico y apasionante pugilato de monoplaza a monoplaza con Max Verstappen, que terminó tan solo ocho centésimas por delante del español. De esas ocasiones en que la decepción no ha lugar frente a la magnitud y significado del resultado.

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