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Alto el fuego entre la guerra entre la FIA y Liberty Media por el control de la Fórmula 1
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CONCURSO PARA NUEVOS EQUIPOS

Alto el fuego entre la guerra entre la FIA y Liberty Media por el control de la Fórmula 1

La Federación Internacional de Automovilismo, después de la airada reacción de los equipos y el promotor del campeonato, ha respondido con una tregua conciliadora pero firme

Foto: Mohammed Ben Sulayem en el pasado Gran Premio de Abu Dhabi. (Reuters/Aleksandra Szmigiel)
Mohammed Ben Sulayem en el pasado Gran Premio de Abu Dhabi. (Reuters/Aleksandra Szmigiel)

Uno de los puntos críticos del conflicto que sostienen la FIA y Liberty Media (promotor y tenedor de los derechos comerciales de la Fórmula 1) gira en torno a la potestad de decidir sobre la entrada en el campeonato de nuevos equipos. El choque frontal se produce por los intereses absolutamente contrapuestos de ambos bandos. Los equipos no quieren compartir con nuevos participantes el reparto del dinero generado por la competición. Por su parte, la FIA tiene entre sus obligaciones fomentar la participación de la industria del automóvil.

Es por esto que, al apropiarse Liberty Media en cierto modo el rol de defensor de las ambiciones de los equipos, Mohammed Ben Sulayem haya tenido que recordar que la organización que representa tiene mucho que decir en el asunto. Liberty, por su parte, es propietaria de los derechos comerciales de la Fórmula 1 gracias a aquel infame acuerdo de 1999 entre Max Mosley y Bernie Ecclestone. Infame porque la FIA arrendó los derechos por el absurdo plazo de 100 años y el precio irrisorio de 360 millones de dólares. Por mucho contrato en vigor que Liberty exhiba, pretender que la FIA no puede opinar nada al respecto es del todo improcedente. De hecho, la última vez que la Fórmula 1 aceptó nuevos equipos (Caterham, HRT y Manor) fue la propia FIA la que dictó no solo las normas, sino incluso hasta el motor (Cosworth) que obligatoriamente debían llevar todos los equipos.

Eran obviamente otros tiempos donde, a pesar de que Max Mosley y Ecclestone escenificaran distancia entre la FIA como ente regulador y Mr. E como promotor, todo quedaba en casa. No había lugar para la protesta, porque cuando llegaba la información a los equipos el pescado ya se había vendido. Ahora, esa situación no se da en absoluto, porque Mohammed Ben Sulayem solo responde ante los intereses de la federación que preside. Por su parte, Liberty Media ya no puede manejar a su antojo la institución como hacía Ecclestone. De ahí la pelea entre ambas por defender las fronteras de unos territorios que antaño el dinero había diluido.

placeholder Federación Internacional de Automovilismo. (FIA)
Federación Internacional de Automovilismo. (FIA)

La FIA lanza el comunicado

La parrilla actual de la Fórmula 1 está limitada a 12 equipos bajo el actual Pacto de la Concordia, que como ley suprema que rige el deporte tiene aún vigor hasta el final de la temporada 2025. Cuando Manor Motorsport en 2016 abandonó la competición ante la falta de recursos financieros, se dictó una provisión de que cada equipo que entrara nuevo debía de aportar 200 millones de dólares. Era la fórmula elegida para compensar la merma económica que iban a sufrir los equipos con el nuevo reparto del dinero entre más participantes. Por tanto, en base al marco contractual del pacto, la FIA tiene absolutamente todo el derecho a ofrecer dos plazas más a posibles candidatos. Ahora bien, para no levantar ampollas, Ben Sulayem ha tirado de diplomacia y en su propuesta ha dejado bien claro, que Liberty Media también tiene algo que decir en el proceso de elección de esos dos nuevos participantes.

A nadie se le escapa que, por mucho dinero que sean 200 millones de euros para tener el derecho de formar parte de un club, a tenor del momento dulce que vive el campeonato, a partir de 2026 la tarifa podría ser mucho mayor. No son casuales, por tanto, las reticencias de los equipos a causa del posible lucro cesante actual, las plusvalías que podrían obtener en el futuro. En el estanque de las pirañas, que es como se denomina al paddock de la Fórmula 1, se conoce perfectamente qué pie calza cada cual. El resultado final del pulso es la evaluación final de cada solicitud se basará en un riguroso análisis financiero y técnico realizado por la FIA, pero también sujeto a la opinión final de Liberty Media. La extensión y lo vinculante de esta opinión de momento se deja en el aire.

Un momento propicio

"El crecimiento y el atractivo de la Fórmula 1 está en unos niveles sin precedentes", comenzó expresando Mohammed Ben Sulayem en el comunicado. "La FIA cree que las condiciones son adecuadas para que quien cumpla con los criterios de selección, expresen un interés formal en ingresar al Campeonato. Por primera vez, como parte de las condiciones de selección, solicitamos a los candidatos que definan cómo cumplirían con los objetivos de sostenibilidad e impacto social positivo a través del deporte” Junto a estos requisitos comentados por el presidente, el pliego de condiciones ayer presentado solicita también detalles de la sede administrativa, identidad de los accionistas, información sobre la experiencia y las capacidades relevantes, incluida experiencia técnica en competición, las instalaciones, el equipo y los recursos de ingeniería. Y, por supuesto, la solidez financiera.

Es evidente que el fiasco de la FIA en 2010, donde los tres equipos autorizados para incorporarse al campeonato fueron un absoluto desastre deportivo y financiero, ha pesado en la redacción del presente acuerdo. El proceso anunciado por Ben Sulayem es mucho más transparente que su predecesor. Vale la pena recordar que cuando Joan Villadeprat presentó su candidatura de equipo en 2010, fue rechazado por no aceptar la oferta irrechazable de montar el motor Cosworth. Con el propulsor menos competitivo de los presentes, ya condenó de entrada a los nuevos chicos de la clase a estar en el fondo de la parrilla por bueno que fuera su trabajo. Era una obviedad y un previsible fracaso, pero así son las paradojas de la Fórmula 1. El lobby anglosajón que quiere derrocar a Ben Sulayem de la presidencia de la FIA tacha al emiratí hoy día de poco menos como advenedizo y dictador, mientras que olvida interesadamente aquel disparatado proceso de selección de su compatriota Max Mosley.

Las solicitudes formales deben presentarse por parte de los candidatos antes del 30 de abril, con una decisión que tendrá que ser tomada antes del 30 de junio a lo más tardar. Ahora es el momento, que los candidatos demuestren que son capaces de participar dignamente en la Fórmula 1. Y lo más importante, mantenerse de forma sostenible en el largo plazo. La alianza Andretti-Cadillac es la que ha sido más visible hasta la fecha, pero no es desde luego la única con opciones a lograr una de las dos plazas en concurso. Porsche, por ejemplo, podría replantearse la compra de Williams y abordar ahora el proyecto en solitario. Lo mismo cabe decir de Hyundai si decidiera dar el salto de los Rallyes a los circuitos. Incluso no hay que descartar proyectos como el de Panthera Group con inversores asiáticos al frente, teniendo en cuenta, que el dinero actualmente está mayoritariamente en esa parte del planeta. El juego de las sillas musicales ha comenzado, en junio tendremos la respuesta.

Uno de los puntos críticos del conflicto que sostienen la FIA y Liberty Media (promotor y tenedor de los derechos comerciales de la Fórmula 1) gira en torno a la potestad de decidir sobre la entrada en el campeonato de nuevos equipos. El choque frontal se produce por los intereses absolutamente contrapuestos de ambos bandos. Los equipos no quieren compartir con nuevos participantes el reparto del dinero generado por la competición. Por su parte, la FIA tiene entre sus obligaciones fomentar la participación de la industria del automóvil.

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