Sainz: cuando se le da más importancia a la anécdota que al fondo del problema de Ferrari
Las decisiones estratégicas de Ferrari en Hungría pudieron ser mejorables, pero fue la falta de ritmo en carrera la causa de la debacle del equipo y no los fallos desde boxes
Ferrari se las prometía muy felices en el Gran Premio de Hungría, con los Red Bull muy alejados de las posiciones de cabeza y sus dos pilotos partiendo en la segunda y tercera plaza detrás del sorprendente George Russell. La carrera, sin embargo, se tornó en un completo desastre para los intereses del equipo italiano, que no pudo siquiera acceder a plazas de podio, acabando Carlos Sainz en cuarta posición, y Charles Leclerc, sexto.
La 'Scuderia' cometió errores en las dos paradas de Sainz y calzando los neumáticos duros en el coche de Leclerc, pero se ha querido poner demasiado el acento en los errores estratégicos cuando la realidad es que los de Maranello no tenían ritmo en sus coches y, para lograrlo, era a costa de destrozar sus neumáticos. Carlos lo explicaba perfectamente nada más bajarse del coche: "El ritmo no era bueno, estaba siempre sufriendo con mis neumáticos delanteros, el equilibrio general del coche no tenía nada que ver con el que teníamos el viernes y, al final, eso significa que después de 70 vueltas acabamos más o menos donde merecemos".
Puede sonar a excusa o a un simple mensaje para proteger al equipo ante el enésimo error surgido desde el muro de boxes, pero ya desde el inicio de la prueba empezó a verse claro que las cosas no funcionaban como se había previsto. George Russell, por ejemplo, partió con neumáticos blandos, mientras que Carlos lo hizo con neumáticos medios. Sin embargo, entraron los dos pilotos prácticamente a la vez en boxes. Esto es algo que no tiene sentido cuando llevas un neumático diferente, independiente de la posibilidad de poder ganar una posición en el paso por boxes. Lo demostró Charles Leclerc, que estuvo unas vueltas más en pista que Sainz y que solo pudo superar a Russell a base de achicharrar sus neumáticos medios. Es posible que Ferrari se equivocara poniendo compuestos duros ante la manifiesta dificultad para alcanzar temperatura óptima, pero fue una decisión también forzada ante la alarmante degradación del neumático medio, que tampoco permitía un ritmo veloz de forma sostenida.
"Está claro que estas condiciones [temperaturas más frescas de lo previsto] no jugaron a nuestro favor", recalcó Sainz. "El viernes, con más calor, dominábamos, pero no era solo la falta de ritmo, sino también la degradación de las ruedas. No había forma de forzar el ritmo, porque enseguida los neumáticos delanteros se iban abajo. Solo se necesita comparar el último tramo de carrera de Lewis [Hamilton] respecto al mío. Llevando los dos una estrategia muy parecida y con el diferencial de competitividad que teníamos respecto a ellos el viernes, este domingo fue justo al revés", explicaba el español.
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— Scuderia Ferrari (@ScuderiaFerrari) July 31, 2022
Problema de ritmo, no de estrategia
Ferrari tiene que revisar muchos de sus procesos gestionando carreras durante este periodo vacacional que se abre hasta el Gran Premio de Bélgica, a finales de agosto. Hay fallos en la estrategia que repiten a menudo por escoger la opción más conservadora y, con demasiada frecuencia, se pierde mucho tiempo en las paradas a cambiar neumáticos. Pero son fallos subsanables. Lo preocupante para Ferrari es que esta carrera ha desvelado el estrechísimo margen en el que operan los coches rojos en el rango de temperatura de los neumáticos. Un problema en el que todos los equipos iban más o menos a ciegas, pero a ninguno afectó de forma tan notoria como a Ferrari
Esto era una circunstancia que la temporada pasada surgió de forma recurrente y, aunque este año el problema de esa inconsistencia parecía resuelto, ha bastado la aparición de unas temperaturas 10 grados más bajas de lo previsto para que el coche se vuelva mucho menos competitivo. No descubrimos nada reconociendo que Max Verstappen es un grandioso piloto, pero tampoco hay que engañarse con su imperial demostración. Cuando en un circuito como Hungaroring un piloto que parte en la décima plaza gana con comodidad a pesar de realizar un trompo, es que su coche posee una superioridad clara.
Charles Leclerc, habitualmente menos analítico y más impulsivo que Carlos Sainz, creía que tenía buen ritmo y que habría ganado la carrera de no haber calzado neumáticos duros. Seguramente, cuando analice el vuelta a vuelta de Verstappen y compare su ritmo con neumáticos medios con el suyo, se dará cuenta de que había mucho más de falta de competitividad del coche que de error estratégico. Porque el monegasco estaba comparando su ritmo con el Mercedes de Russell, que es a quien tenía a la vista, y no con Max Verstappen, que venía por detrás.
Ferrari, por primera vez fuera de sitio
Mercedes ha mejorado y cada vez está más cerca de Red Bull y Ferrari, pero Verstappen salía dos posiciones detrás de Hamilton y lo batió con comodidad. Si Verstappen hizo una carrera impresionante, no fue menos la que hizo Hamilton, por lo que está claro que, de momento, es Red Bull quien sigue mandando sobre Mercedes. El problema es que este domingo lo hizo en solitario y no acompañado de Ferrari, como suele ser lo habitual.
Mattia Binotto coincidía punto por punto con el análisis de Sainz: "Es importante decir que el coche no estaba funcionando como se esperaba. No teníamos la velocidad que creíamos que íbamos a tener con los datos del viernes. Pero las condiciones fueron diferentes, mucho más frescas. En general, no teníamos velocidad, independientemente de los neumáticos que usáramos", explicaba, tratando de justificar que, aunque no hubiesen puesto duros a Leclerc, igualmente tampoco habrían podido ganar.
El siempre clarividente Toto Wolff dio una de esas posibles claves en las que no quiso ahondar Binotto, cuando resaltó que "probablemente no tenían más alternativa, porque se quedaron sin neumáticos medios con el marcaje de las ruedas el viernes. El error de previsión del viernes quizá lo pagaron este domingo". En todo caso, es evidente que si en la actualidad un Ferrari no acaba en el podio partiendo en segunda y tercera posición de la parrilla, lo anecdótico de unos errores estratégicos no puede ocultar el fondo del problema, que es la falta de ritmo. La primera vez en todo el año. Ferrari tiene muchos deberes para las vacaciones.
Ferrari se las prometía muy felices en el Gran Premio de Hungría, con los Red Bull muy alejados de las posiciones de cabeza y sus dos pilotos partiendo en la segunda y tercera plaza detrás del sorprendente George Russell. La carrera, sin embargo, se tornó en un completo desastre para los intereses del equipo italiano, que no pudo siquiera acceder a plazas de podio, acabando Carlos Sainz en cuarta posición, y Charles Leclerc, sexto.
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