Alonso, Ricciardo, Vettel, Hamilton… o cuando la retirada es una cuestión mental

La próxima temporada 2023 sufrirá varios cambios de pilotos en las distintas escuderías. Muchas de las principales estrellas finalizan contrato. Y se especula con la posible retirada de algunos de ellos. El más veterano de la actual parrilla, Fernando Alonso, ya ha advertido de sus intenciones de permanecer en la especialidad al menos dos o tres temporadas más, incluyendo la presente. Sin embargo, la situación de Daniel Ricciardo, Sebastián Vettel o Lewis Hamilton no parece tan clara.

Hay señales que indican que la retirada es una posibilidad, por más que los propios interesados se esfuercen en desmentirlo. El caso de Alonso es muy significativo porque, a diferencia de otros, ha mostrado sus intenciones con una transparencia absoluta. Además, está completamente centrado en su profesión.

El asturiano no quiere ningún tipo de distracción. Estar focalizado al 100% en la competición es uno de los factores del éxito, ya sea en la Fórmula 1 o en cualquier deporte. Esa dedicación obsesiva, sin embargo, también genera peligros a los deportistas. Ocurre cuando se retiran y se les crea un vacío absoluto. Es el caso de Valentino Rossi.

Fernando, sin dudas sobre su continuidad

Alonso continúa fuerte en pista y su conducción no muestras signos de decadencia. Ojalá que se percate a tiempo del momento en el que otros pilotos, cuyas condiciones sean las mismas que las suyas, corren más rápido que él. En cuanto a Ricciardo, Vettel o Hamilton tampoco hay señales de que su pilotaje haya decaído. Sin embargo, a diferencia de Fernando, los tres han mostrado sus dudas en torno a la continuidad al más alto nivel.

Ricciardo sin ir más lejos, bromeó recientemente con haber pensado en la retirada. Sin embargo, dio marcha atrás a sus planes al tener conocimiento de la carrera en Las Vegas. Obviamente, y tras conocer el gran sentido del humor que tiene el piloto australiano, el factor decisivo para retirarse no será la diversión que le genere una prueba concreta. Por otro lado, es significativo que el chascarrillo haya sido sobre el adiós. Y no sobre otro tema.

El piloto de McLaren es uno de los que peor lo ha pasado a nivel mental en los dos últimos años. La pandemia le ha impedido viajar a Australia y ver a su familia y gente querida. Por otro lado, su fichaje por la escudería británico fue muchísimo más duro de lo esperado. Esto ha contribuido a que la sempiterna sonrisa del paddock perdiera brillo. La victoria en Monza el año pasado endulzó un poco toda la procesión que el australiano llevó por dentro. No obstante, es evidente que su mítico 'shoey' no ocultó lo mal que lo estaba pasando.

Un comienzo sin mejoría

Esta temporada no han comenzado mucho mejor las cosas. Aparte de seguir sufriendo para estar al nivel de Lando Norris, la competitividad de Mclaren ha caído en barrena y ahora pelean por no ser los últimos de la parrilla. Para Norris, un piloto todavía muy joven y con una proyección espectacular, esto puede resultar una prueba muy útil para forjar carácter. Sin embargo, para Ricciardo, esta situación puede ser la puntilla para su ya disminuido estado de ánimo.

El caso de Sebastian Vettel, es algo distinto al del australiano. Tiene similitudes: Aston Martin ha pegado también un bajón espectacular en cuanto a competitividad. El tetracampeón alemán, en su última temporada en RedBull, cuando peleó junto al propio Ricciardo, ya dio muestras de cierta fragilidad mental. Sin embargo, fue la salida por la puerta de atrás de Ferrari, con un jovencito Charles Leclerc tirando por los suelos su cotización, lo que llevó su autoconfianza y ánimo a mínimos.

Aston Martin parecía el sitio ideal, para reconstruir su carrera con un equipo hecho a su medida, sin las presiones políticas y mediáticas de Ferrari. Vettel, con grandes actuaciones como la de Mónaco o la de Bakú, desmintió el año pasado a muchos de sus críticos que pensaban que sólo corría para asegurarse un lucrativo plan de pensiones. Sin embargo, igual que en varias ocasiones vimos sus destellos de su grandeza, muchas veces también vimos cómo no aportaba nada especial frente a su compañero de equipo Lance Stroll.

Es muy probable que vuelva a abrir el cajón de las dudas tras la buena actuación de Hulkenberg en las dos carreras que ha estado de baja tras enfermar de Covid-19. Si Vettel ahora no hace algo especial, es inevitable que un equipo con necesidades como el suyo se plantee si merece la pena pagar un elevado sueldo a un piloto que haga lo mismo que su compañero repescado de su retiro. La cuestión, por tanto, no girará alrededor de la capacidad de Aston Martin de ofrecer un coche motivante al alemán, sino que directamente el equipo inglés considere que sea mejor prescindir de sus servicios.

Hamilton se sincera sobre su sufrimiento

Lewis Hamilton se sinceró a través de sus redes sociales de lo que sufre mentalmente en los últimos días. Es muy significativo que sea él mismo el que alerte de esta circunstancia, a diferencia de los casos de Ricciardo o Vettel. Aquí no hay que deducirlo a través del brillo perdido en la mirada o la pérdida de foco en la actividad competitiva por factores externos. En este caso, es el propio piloto el que ha mostrado públicamente sus dudas.

Si Hamilton dice que está sufriendo mentalmente, así será. Sin embargo, no hay que olvidar que esta situación que lleva viviendo el piloto británico desde hace algo más de un año es lo que le ocurre a Fernando desde hace una década. Hamilton, por primera vez quizá en toda su carrera deportiva, se encuentra en una situación incómoda al combinar la pérdida de competitividad de su coche con la llegada de un gran talento a su equipo como George Russell.

El británico es el que nos ha venido alertando de sus muchas inquietudes fuera de la competición. Siempre es arriesgado sacar conclusiones en base a detalles aislados, pero es cierto que Hamilton había vuelto para ‘vengar’ ese Mundial que cree que le robaron el año pasado. Y parece que, o mucho cambian las cosas, difícilmente eso ocurrirá esta temporada. Su pilotaje sigue siendo excepcional, pero lo importante es saber qué pasa por su cabeza.