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"¡Joder, cuántos errores voy a cometer!": cómo Carlos Sainz logró sobrevivir a Imola
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SEGUNDA CARRERA EN LOS PUNTOS

"¡Joder, cuántos errores voy a cometer!": cómo Carlos Sainz logró sobrevivir a Imola

Sainz logró recuperarse de su actuación del sábado para llegar a la estela de Leclerc en una carrera que arrojó innumerables obstáculos

Foto: Carlos Sainz rueda en Imola. (Reuters)
Carlos Sainz rueda en Imola. (Reuters)
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“¡Joder, cuántos errores voy a cometer!”. Carlos Sainz se cabreó consigo mismo tras su segunda salida de pista, en la vuelta 15. “Tranquilízate, vas muy rápido”, le respondió su ingeniero, Ricardo Adami. El español se había cebado con los McLaren, a los que estaba cazando por segunda vez tras una primera excursión por la tierra. Un episodio que podía ilustrar el rendimiento de Sainz y la frenética trampa para elefantes en que Imola convirtió su segundo gran premio con Ferrari. Una jornada complicada para todos los pilotos, que se saldó con la victoria de Verstappen, pero en la que el segundo puesto de Hamilton fue un triunfo.

Foto: Verstappen, en su pasada a Hamilton. (Reuters)

La durísima pista de Imola para esta generación de monoplazas quiso complicar más si cabe la vida a los pilotos con un asfalto mojado y de adherencia variable. Quienes descubrían un monoplaza nuevo, como el propio Sainz, debían además lanzarse a la piscina sin haber nadado antes con su montura. El GP de Emilia Romaña se convirtió en una auténtica carrera de obstáculos en la que nadie quedó libre de errores, incluido el propio Sainz. Pero en el contexto de su proceso de integración en Ferrari, el español salió vivo de una inmisericorde pista americana de obstáculos. Fue el piloto que más posiciones ganó en carrera para puntuar, y terminar justo por detrás de su compañero de equipo, que salía cuarto. Otros no pudieron decir lo mismo.

Tachar una casilla pendiente

Sainz arrancó tachando la primera casilla pendiente de Shakir. Desde mitad de la parrilla y perdido en la estela de agua, arrojó por la borda el conservadurismo de la primera carrera y llegó a ganar cuatro posiciones. Volvía el piloto de McLaren. "Era la primera vuelta con el Ferrari en agua, así que no sabía cómo iba a salir". En condiciones más complicadas que las de Shakir, esta vez no se cortó. Como Leclerc, Sainz sentía velocidad en su SF71, pero sin conocer sus límites en agua. Aun así, decidió exprimirla. Le pudieron la impaciencia y la agresividad, y llegaron los dos primeros errores que le hicieron perder el contacto con Ricciardo y Norris. Según su ingeniero, rodaba por encima de su experiencia con el SF71. "Tenía que encontrar el límite y las sensaciones con la frenada", justificaba después Sainz, "iba tan rápido que pude recuperar los errores".

Como los clasificatorios, cuando Sainz era veloz en las curvas individualmente, pero sin llegar a juntarlas en una misma vuelta rápida. Repetía en los primeros compases ese patrón de irregularidad que provocó su cabreo por la radio, errores que parecían deslucir su actuación en comparación con Leclerc, camino del podio. Sainz intentaba encontrar su sitio, aunque más por exceso que por defecto, lo que tampoco era mala señal. Otros lo estaban pasando peor. Ricciardo, Vettel, Alonso y Pérez también descubrían su monoplaza en agua, y con un ritmo inferior a sus compañeros de equipo. El australiano sufrió incluso la humillación de tener que dejar paso a Norris. Pérez se deshizo como un azucarillo en un cúmulo de errores con Ricciardo y cuando luego rodaba por delante de Sainz.

Como dos patos sentados

Hasta que llegó la bandera roja y la campana que salvó la carrera Lewis Hamilton. A partir de entonces, Sainz supo recomponerse. y dejado ya por detrás a un McLaren y un Mercedes. Con neumáticos medios y asfalto seco, el español ofreció otra versión hasta la bandera a cuadros, sin descolgarse del grupo de cabeza (con Verstappen a su bola), rodando en los tiempos de Leclerc, cogida la mano a un SF71 más predecible para su experiencia, y siempre con la referencia de su compañero a la vista. Fue entonces cuando el afortunado Hamilton puso en evidencia al monoplaza italiano. Porque superó a los dos Ferrari como si fueran patos sentados, aunque tirara de DRS.

“Hemos visto que McLaren ha arriesgado con el blando, ha tenido 'graining', pero van tan rápido en la recta que les da igual, era imposible adelantarles”, explicaba Sainz para desplegar el desarrollo final de la carrera. “Veía a Charles que tampoco podía, así que todavía nos falta un poco para poder luchar en recta y adelantarles”, explicaba en relación a McLaren. Puesta a punto, potencia o combinación de ambas, en Ferrari se enfrentaban a la realidad. “Es verdad también que del viernes al sábado pusimos más carga aerodinámica y más resistencia, lo que quiere decir que perdimos velocidad punta y ellos quizás incluso ganaron. Pero llevamos menos carga que ellos y aun así siguen perdiendo menos en la recta”. Un motor Honda se había perdido en la distancia, dos motores Mercedes terminaban por delante. Quizás, una de las lecciones de Imola para el equipo italiano.

Pisar minas y salir vivo

Con un diseño clásico de otros tiempos, Imola supone un verdadero reto para los monoplazas más rápidos y grandes de la historia de la Fórmula 1 y, por ende, para sus pilotos. El rosario de errores durante estos días así lo ha confirmado. Tras haber rodado solo en Shakir hasta ahora, descubrir un nuevo monoplaza en Imola debió ser un potro de tortura. Que le pregunten a Fernando Alonso, por ejemplo. El asfalto mojado fue otro explosivo más en el campo de minas que es el Dino y Enzo Ferrari para la actual generación de monoplazas. Sainz también pisó algunas, pero salió indemne este fin de semana, pegado a su compañero de equipo en la meta, ambos en los puntos. Ferrari es cuarto en Constructores, a solo nueve de McLaren. Aston Martin sigue a continuación… con siete. Pero en Ferrari también quedó la amargura de un podio perdido.

Salir vivo de Imola y sobrevivir a sus trampas debió suponer un alivio para Sainz. "Para mí, hoy, segunda carrera, primera vez en agua, salir undécimo y llegar quinto, no está mal. Sigue habiendo deberes, muchas cosas que mejorar, pero no vamos en el mal camino", resumía al final de la prueba. "Carlos se ha comportado muy bien, se está integrando", refrendaba Mattia Binotto. "En agua ha pilotado muy bien. La clasificación de ayer [sábado] fue una excepción, y espero que sea mucho más fuerte en próximas carreras". La más importante de las tareas es pegarse a Leclerc los sábados. Así, el resto llegará solo.

“¡Joder, cuántos errores voy a cometer!”. Carlos Sainz se cabreó consigo mismo tras su segunda salida de pista, en la vuelta 15. “Tranquilízate, vas muy rápido”, le respondió su ingeniero, Ricardo Adami. El español se había cebado con los McLaren, a los que estaba cazando por segunda vez tras una primera excursión por la tierra. Un episodio que podía ilustrar el rendimiento de Sainz y la frenética trampa para elefantes en que Imola convirtió su segundo gran premio con Ferrari. Una jornada complicada para todos los pilotos, que se saldó con la victoria de Verstappen, pero en la que el segundo puesto de Hamilton fue un triunfo.

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