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Cuando un padre vuelve al Dakar por su hija: la historia de Manolo Plaza y Mónica
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MANUEL Y MÓNICA PLAZA COMPITEN JUNTOS

Cuando un padre vuelve al Dakar por su hija: la historia de Manolo Plaza y Mónica

Uno de los mejores dakarianos españoles ha vuelto a competir casi con sesenta años. Su hija Mónica le ha convencido, y ahora es su copiloto en Arabia Saudí

Foto: Manolo Plaza y su hija, Mónica, este lunes. (@PlazaAventura)
Manolo Plaza y su hija, Mónica, este lunes. (@PlazaAventura)

"Tuvimos que cambiar el alternador. En un tramo neutralizado, si no paramos, el coche no arrancaba. No llevábamos herramienta, nos dejó una un miembro del equipo, pero se nos cayó en una parte del coche que no podíamos sacar. El Capu, el marido de la Pochola, apareció por allí con el alargador y conseguimos meter el tensor de la correa". Cualquiera que escuchara la conversación pensaría que el Capu venía para ayudar a reparar un tractor, maquinaria agrícola o un coche perdido en medio de una carretera comarcal. No, se trataba de Manuel Plaza y su hija Mónica en el Dakar.

Son algunas de las infinitas historias de supervivencia de los equipos privados en el Dakar. En este caso, sin embargo, se trata de uno de los dakarianos españoles con más solera en la prueba. El conquense Manuel Plaza recibió en su retorno al Dakar saudí la vitola de 'Legend' con la que la carrera distingue ahora a los veteranos, y presume del sello que le identifica como tal en la clasificación general. Porque acumula doce ediciones en su haber. A comienzos de la década pasada era un habitual entre los diez primeros de la clasificación en algunas ediciones. Dejó el Dakar cuando la prueba emigró a Sudamérica y ahora ha vuelto casi con 60 años. ¿Por el desafío de Arabia Saudí? ¿Por nostalgia o ganas de adrenalina? No. Por su hija Mónica, su copiloto en la actual edición.

Con Marcos de Quinto de copiloto

"El Dakar es buscarse la vida, y en esto Manolo es un verdadero crack. Es amigo de todo el mundo. Cuando la gente gana muchas cosas, también genera envidias, pero cuando estaba en la cresta de la ola en España la gente le quería un montón, en eso era único". Así describe al piloto conquense Nacho Salvador, copiloto en tres ediciones junto a Plaza en el Dakar. Ambos son apasionados de África, conocen Marruecos como la palma de su mano. De hecho, Plaza pasa gran parte de su tiempo en aquel país organizando expediciones y cursos de conducción en dunas con su empresa Plazaventura. "Manolo disfruta mucho, tanto cuando va bien como cuando va mal. Y cuando tiene problemas se lo pasa mejor. Es un niño grande, la edad es lo de menos. Disfruta tanto con lo que hace". Y con su hija al lado ya es el colmo.

Plaza también participó en el Dakar con Marcos de Quinto, el ex alto ejecutivo de Coca Cola y hoy diputado de Ciudadanos y también apasionado de África. "He tenido la suerte de tener a Marcos y Nacho como navegantes en el Dakar, y estuvieron a la altura, no es que fueran los mejores que he tenido la suerte de correr, sino que eran de los mejores para tener al lado en el Dakar", explica el propio Plaza a El Confidencial. Pero, al parecer, ninguno con el tirón de su hija Mónica, empeñada en correr en la prueba más dura del mundo. Plaza ya se había olvidado del Dakar, pero cómo negarse a los deseos de una hija.

placeholder Marcos de Quinto fue copiloto de Manuel Plaza en el Dakar. (Enrique Villarino)
Marcos de Quinto fue copiloto de Manuel Plaza en el Dakar. (Enrique Villarino)

Lo que te pida una hija

El destino de Mónica parecía irremisiblemente dirigido al Dakar. De hecho, ella nació mientras su padre competía en la prueba hace 23 años. Estos días Mónica celebrará su cumpleaños en la carrera. Plaza esperaba un niño, por aquello de compartir la pasión con un vástago, pero tiene dos hijas que han crecido con el veneno familiar en el cuerpo. Mónica, además, trabaja con su padre en la empresa familiar de aventuras. Un día decidió convertirse en copiloto.

Después de formarse y competir en el mundo de los raids, siempre sentada a la derecha, el expiloto de rallies Dani Sola ofreció correr a Mónica el Dakar el año pasado en un SSV. El proyecto falló a última hora. Mónica quedó frustrada, pero no se rindió. Comenzó a buscar patrocinador. Padre e hija ya habían participado —y ganado— juntos en algunas pruebas del Campeonato de España. Manuel veía la pasión y la ilusión de Mónica, quien incluso se puso a buscar dinero para cumplir su sueño. Finalmente, con el apoyo de una empresa y la colaboración de amigos personales, consiguieron el presupuesto para correr. Eso sí, limitado. Nada de grandes ‘pepinos’ ni caravanas como las grandes estrellas. Tienda de campaña y saco de dormir, juntos en la misma tienda.

Plaza mueve el volante, pero con desenvoltura y decisión es la hija quien lleva los mandos al veterano curtido en miles de historias dakariana. El padre no puede ocultar su satisfacción por el simple hecho de disfrutar, literalmente, de tener a una hija al lado en el Dakar. Una prueba en la que siguen, pero con grandes problemas con su montura desde hace días. "Nos quedan 50 km para llegar, y tenemos que echar aceite cada dos por tres, que nos quedamos sin él", contaba el padre en la etapa del lunes. "No, son 107", le corregía Mónica. "Entonces, me has engañado", sonreía Manuel. No debía estar cerca el Capu, marido de la Pochola.

No sacar la pala ni una vez

"Bueno, hoy las dunas eran chungas, y no sé cómo el gran jefe lo ha salvado", explicaba la hija echándose las manos a la cabeza. Pero es que Manuel Plaza fue en sus tiempos uno de los mejores pilotos pasando dunas. Esto no ha cambiado. "En las dunas es la leche", explica Nacho Salvador, que cuenta una anécdota poco usual entre los pilotos 'dakarianos'. "El año que corrimos con el 'pick up', entrábamos en las dunas cinco coches en paralelo. Y Peterhansel, Sousa y los mejores le dejaban entrar primero porque les marcaba las dunas. Yo corrí tres Dakar con él y no sé lo que es sacar la pala. Jamás, nunca, nos quedamos atascados en las dunas, es muy bueno aquí". De hecho, estos días recuperan muchas posiciones en este terreno para luego perderlas en las zonas rápidas con sus problemas de motor renqueante cuando hay que pisar a fondo.

A pesar de los problemas, Plaza está disfrutando de este singular Dakar. "Me gusta muchísimo, pasamos por sitios increíbles, me recuerda a los paisajes de Mauritania, pero incluso mucho más brutales". Ahora que compite con su hija Mónica, el veterano dakariano se ha vuelto a reenganchar a una de sus grandes pasiones. "Pienso seguir corriendo otra vez el Dakar mientras pueda conseguir patrocinadores". Eso sí, ha abierto la caja de los truenos. Porque ahora tiene otro problema: su segunda hija, Marta, también quiere correr el Dakar con su padre.

"Tuvimos que cambiar el alternador. En un tramo neutralizado, si no paramos, el coche no arrancaba. No llevábamos herramienta, nos dejó una un miembro del equipo, pero se nos cayó en una parte del coche que no podíamos sacar. El Capu, el marido de la Pochola, apareció por allí con el alargador y conseguimos meter el tensor de la correa". Cualquiera que escuchara la conversación pensaría que el Capu venía para ayudar a reparar un tractor, maquinaria agrícola o un coche perdido en medio de una carretera comarcal. No, se trataba de Manuel Plaza y su hija Mónica en el Dakar.

Marcos de Quinto Arabia Saudí
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