Por qué a Sebastian Vettel se le ha tratado (absurdamente) como a un conductor de calle
La absurda sanción a Sebastian Vettel desnaturaliza la pugna al límite entre dos grandes pilotos en lucha por la victoria por culpa de un sistema burocratizado y asfixiante
“Creo que la función de los comisarios es penalizar una flagrante maniobra, no errores no provocados como resultado de competir duro. Lo que ha ocurrido en el Gran Premio de Canadá no es aceptable a este nivel de nuestro gran deporte”. Así se manifestaba respecto a la sanción a Sebastian Vettel una de las leyendas del automovilismo, el americano Mario Andretti. “¿Algunos de los comisarios han estado alguna vez al frente de una carrera de Fórmula 1… Penalización mental”, Mark Webber. “Muy embarazoso ningún disfrute al ver esta carrera, dos campeones pilotando brillantemente en algo que terminará con un falso resultado. ¿Qué se suponía que debía hacer Seb? En ese momento era un pasajero”, Nigel Mansell.
La lista de pilotos de élite que cuestionaron la decisión de los comisarios del Gran Premio de Canadá aumentaba según pasaban las horas. ¿Quién tenía razón? ¿Los soldados que han peleado en el frente o los comisarios deportivos en la retaguardia? Todos, aunque para desgracia de una Fórmula 1 burocratizada, que se ha desmadrado en su afán de fiscalizar hasta el absurdo la verdadera naturaleza de la competición con las mejores máquinas y pilotos del mundo.
Son gladiadores, no conductores
Dos campeones con nueve títulos y los mejores monoplazas luchan a brazo partido durante hora y media separados por un par de segundos, adaptándose a máquinas de 1000 cv cuyo comportamiento cambia según transcurre la carrera: frenos, degradación de neumáticos, consumo de combustible, temperatura de la pista… Sometido a una presión constante curva a curva, Vettel se va largo en una chicane. Maneja la dirección en la tensión de evitar el trompo, sus neumáticos calientes absorben polvo, hierba y se quedan sin adherencia al volver al asfalto, un trallazo de la dirección, la abre para buscar salida en una de las pistas más estrechas y con muros más cercanos de todo el calendario…
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— Formula 1 (@F1) 9 de junio de 2019
“El piloto volvió a la pista de manera insegura…”, rezaba el comunicado de los comisarios. Maniobras instintivas realizadas en décimas de segundo viven así bajo la espada de Damocles de una normativa castrante para la lucha entre gladiadores. Obviamente es necesaria una reglamentación que fiscalice la temeridad y la seguridad de los pilotos, pero no que regule una carrera de Fórmula 1 como si del tráfico en carretera se tratase. Un piloto es alguien de otra raza diferente al resto, y como tal debe ser reconocido en los momentos más críticos en acción.
Las fotos con Jean Todt
Resulta descorazonador interpretar intencionalidad en un giro del casco del piloto o en un ligero movimiento de un volante. Mansell, Andretti, Senna, Prost, Piquet, Lauda y cía no competieron bajo esta asfixiante nube normativa que vigila hasta si un piloto se mete el dedo en la nariz. Por ello, la cuestión mollar de esta polémica no es tanto si Vettel volvió a la pista de manera insegura, como convertir a un reglamento en el altar último donde sacrificar cualquier comportamiento al volante en una carrera. Muchos aficionados han sido educados en los últimos tiempos en este espíritu fiscalizador, y piden castigo ante cualquier circunstancia. Pero no siempre fue así.
Con semejante sistema, la FIA ha establecido una talla 39 como horma para calzar a todas las restantes tallas. No todo contacto físico de dos jugadores en el área es penalti, como tampoco cualquier incidente en pista exige sanción por la mera existencia de una norma. Existe un contexto y una proporcionalidad dentro del mismo, y cabe un margen para la interpretación. Sobre todo cuando dos campeones del mundo se pelean a muerte por la victoria. Ni Senna, ni Andretti, ni Prost se hacían fotos con Jean Marie Balestre o Max Mosley con su pancarta pidiendo prudencia a los conductores en las carreteras. Jean Todt obliga hoy a mezclar los objetivos de la FIA hacia la seguridad en carretera con la arena de los gladiadores. Un espíritu que sobrevuela en la actual normativa y su sistema de fiscalización. Así le ha ido a la Fórmula 1 de un tiempo a esta parte.
La burocracia de las carreras
Vettel pudo equivocarse en sus reacciónes posteriores, pero dejó un mensaje con buena carga de profundidad al terminar la carrera. “Soy un purista, y realmente me gusta volver la vista atrás hacia los viejos tiempos, los antiguos monoplazas, los pilotos del pasado, y es un honor encontrarte de alguna manera con tus héroes”, reflexionaba el piloto alemán. "Me encantaba, y ojalá fuera tan bueno haciendo lo que hago, pero en aquellos tiempos más que hoy".
Vettel ponía el dedo en la llaga. “No se trata solo de la decisión de hoy, sino también escuchar todo el lenguaje en la radio. Tenemos una especie de lenguaje oficial, que creo que es un error. Creo que deberíamos poder decir lo que pensamos, pero no podemos. Así que, en este aspecto, no estoy de acuerdo con cómo es el deporte ahora. He ganado una ventaja, no la gané, he evitado una colisión... No es lo que realmente hacemos en el coche. Es totalmente antinatural mantener el pedal a fondo, ir hacia un coche y decir “el coche no debería estar ahí”. Volví a la pista y Lewis tuvo que reaccionar. No sabía lo cerca que estaba. Cuando miré al retrovisor, estaba ahí”. Pero los comisarios ‘dedujeron’ que esa mirada y un golpe de volante eran punibles.
“Parecemos abogados utilizando un lenguaje oficial. No da margen al deporte y a la gente. No es el deporte del que me enamoré y crecí viendo. Hoy me duele porque ha tenido un impacto en mi resultado, pero creo que es algo más, se trata de un criterio más amplio. “Pero para mí, esas son las carreras, y creo que los antiguos pilotos de Fórmula 1 y la gente en las tribunas estarían de acuerdo que esto es parte de las carreras. Pero hoy en día…No me gusta”. Ni tampoco a muchos de los mejores pilotos de los últimos tiempos.
“Creo que la función de los comisarios es penalizar una flagrante maniobra, no errores no provocados como resultado de competir duro. Lo que ha ocurrido en el Gran Premio de Canadá no es aceptable a este nivel de nuestro gran deporte”. Así se manifestaba respecto a la sanción a Sebastian Vettel una de las leyendas del automovilismo, el americano Mario Andretti. “¿Algunos de los comisarios han estado alguna vez al frente de una carrera de Fórmula 1… Penalización mental”, Mark Webber. “Muy embarazoso ningún disfrute al ver esta carrera, dos campeones pilotando brillantemente en algo que terminará con un falso resultado. ¿Qué se suponía que debía hacer Seb? En ese momento era un pasajero”, Nigel Mansell.