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"Mi primer viaje a Australia, ¡y en preferente!". La gesta que cambió la F1 en España
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el debut de de la rosa y gené en la f1

"Mi primer viaje a Australia, ¡y en preferente!". La gesta que cambió la F1 en España

"El equipo no esperaba nada de mí", confiesa De la Rosa. Y sin embargo logró en su debut el único punto de Arrows aquel año. Así empezó una nueva era para los pilotos españoles

Foto: Pedro de la Rosa al volante de su Arrows en 1999. (Action Images)
Pedro de la Rosa al volante de su Arrows en 1999. (Action Images)

Decía Steve Jobs que los puntos solo pueden conectarse mirando hacia atrás. Se refería a que uno nunca sabe el peso que sus decisiones de hoy tendrán en el mañana. Seguro que cuando Pedro de la Rosa y Marc Gené volaban de camino al Gran Premio de Australia en 1999, no eran en absoluto conscientes de qué iba a pasar. Que Pedro puntuaría en su debut en Fórmula 1. Que su participación en aquella carrera iba a suponer un punto de inflexión en el automovilismo español. El inicio de una nueva era.

Ahora, cuando casi se cumplen 19 años de aquel gran premio, es fácil mirar hacia atrás y darse cuenta de lo decisiva que fue para los años venideros. Pero, ¿por qué fue tan importante? Acompáñanos en este viaje al pasado con Pedro de la Rosa de copiloto.

Foto: Fernando Alonso disputará en 2018 dos mundiales: el de F1 y el de Resistencia. (Reuters)

La década del silencio

Para cuando Pedro de la Rosa y Marc Gené se hicieron lugar en la parrilla de la F1, había pasado una década desde que vimos a un español en ella. 1989 fue el último año de Luis Pérez-Sala en la categoría reina con Minardi. Un año antes, Adrián Campos también se despidió. Por eso, aquel Mundial en 1999 parecía un nuevo despertar. Aunque no para De la Rosa. "Estaba en un sueño. No ves más allá de la ilusión que tienes por estar ahí, lo es todo, no se piensa en nada más”, confiesa a El Confidencial.

Por eso, y pese a tantos años de silencio español en la categoría, no se sintió pionero. "Para nada. Muchos llegaron antes, Pérez-Sala, Campos…", dice. En ese sueño que se hacía realidad no estaba solo. Otro español redobló la magnitud del logro. Marc Gené, el hermano del rapidísimo Jordi que estuvo a las puertas de Benetton en 1993, se hizo un hueco en la parrilla con Minardi. Tenía sentido. La escudería de Faenza tenía un acuerdo con el Open Fortuna by Nissan, el campeonato que Gené había ganado el año anterior. De la Rosa, por su parte, fichó por Arrows, un equipo pequeño que le abrió las puertas a una realidad muy distinta a la que estaba acostumbrado. "Fue mi primer viaje a Australia, ¡y en clase preferente! Yo vivía en Japón, pero siempre viajaba en clase turista. Solo ese viaje ya fue una pasada”, explica con una sonrisa.

Misión imposible

Pero lo mejor estaba por llegar. Aunque en ese avión camino a Melbourne, el panorama que se esbozaba no era nada halagüeño. "Jamás hubiera pensado que puntuaría en Australia. En el equipo íbamos con el objetivo de cruzar la meta. En pretemporada no habíamos terminado ni un solo simulacro de carrera, el presupuesto era muy limitado, la fiabilidad del monoplaza era baja. Íbamos a intentar acabar lo más adelante posible, pero no a puntuar", se sincera. Hay que recordar que por aquel entonces solo puntuaban los seis primeros clasificados, una condición que da más valor todavía a lo que De la Rosa logró aquel día.

Y la carrera se las trajo. Fue una verdadera carrera de resistencia. Coche a coche fueron cayendo uno a uno hasta que solo quedaron ocho. Una prueba de supervivencia en la que De la Rosa tuvo que pelear con uñas y dientes por ese punto, el único de Arrows aquella temporada. “Aquel sexto puesto para mí fue una victoria. El equipo lo vivió como una victoria, porque ese único punto suponía una inyección económica para el año siguiente. Por desgracia, las siguientes 15 carreras me hicieron despertar de aquel sueño”.

El resto de la temporada fue la muestra de lo poco a lo que aquel Arrows podía aspirar. Un feo destino del que solo las manos privilegiadas de Pedro y la caótica carrera en Albert Park le pudieron sacar. De hecho, el español reconoce sin ningún pudor que las expectativas del equipo para con él eran muy bajas. "El equipo no esperaba nada de mí. Tenían esa sensación respecto a mí de piloto joven, 'rookie' ¡y encima español! En esa época esa era la sensación que daba ser español. Ha cambiado mucho, ahora los españoles por el mundo nos hemos hecho respetar. De todas formas, ¡a mí me entraba por una oreja y me salía por otra! En la Fórmula 1 aprendes a disfrutar con lo que tienes”, explica sin rodeos.

placeholder Los patrocinadores españoles apostaron por la F1 tras una década de sequía. (Action Images)
Los patrocinadores españoles apostaron por la F1 tras una década de sequía. (Action Images)

Un apoyo decisivo

Por suerte, en España sí creyeron en él. Y también en Gené. No es algo que ocurra siempre, pero en aquella ocasión hubo empresas que apostaron por el talento español en el automovilismo. Fueron dos colosos como Repsol y Telefónica. De hecho, aquel año la empresa de comunicaciones apoyó el Euro Open Movistar que ganaría un tal Fernando Alonso, un logro que junto a la F3000, con el apoyo de la misma empresa, supuso su pasaporte a la categoría reina.

Aunque no se sienta pionero, De la Rosa y Gené fueron los exploradores que abrieron paso a los que estaban por venir. "Puede que sí allanáramos un poco el camino para los siguientes, aunque igualmente Fernando sufrió un montón para llegar, no fue nada fácil. En el fondo, el ‘boom’ del 99 no ayudó casi nada. Ante la falta de resultados, el ánimo de la gente decayó otra vez. Por mucho que lo explicáramos, era muy difícil que la gente lo entendiese. Pasamos de un 1999 de esperanza al desánimo”, lamenta.

placeholder Marc Gené, en la imagen con Pedro de la Rosa antes del inicio del Mundial, también consiguió el único punto de Minardi en 1999. (Action Images)
Marc Gené, en la imagen con Pedro de la Rosa antes del inicio del Mundial, también consiguió el único punto de Minardi en 1999. (Action Images)

Pero de nuevo, los puntos solo pueden conectarse mirando hacia atrás. De la Rosa y Gené sentaron las bases de lo que estaba por llegar, y en el camino, cosecharon recuerdos inolvidables. "Recuerdo muchos detalles. Me acuerdo que después de volar a Melbourne llegué al hotel tarde, sobre las once de la noche. Al entrar me encontré con Michael Schumacher, tal vez venía de cenar. Me abrió la puerta y me dijo: 'Bienvenido'. Recuerdo que el domingo en la carrera él tuvo problemas y fue cayendo posiciones hasta acabar por detrás de mí. Son tonterías, pero en ese momento cuando estás pilotando te acuerdas de cuando te abrió la puerta en el hotel", recuerda con añoranza.

Reviviendo el sueño

Casi 20 años después, ambos españoles están viviendo unos días muy especiales. Marc Gené pulverizó hace unos días el récord del circuito estadounidense Road Atlanta. ¡Cinco segundos por debajo del récord anterior! El catalán marcó un tiempo de 1'01'2 al volante de un Ferrari F2003-GA 3.0 litros V10 de la época de Michael Schumacher. De la Rosa, por su parte, ha tenido ocasión de revivir las emociones de la carrera de su debut. El piloto ha comentado aquel GP de Australia de 1999 junto a Miguel Portillo en el canal 'Movistar F1'. Una bonita experiencia con una anécdota graciosa. "Reconozco que nunca había visto esa carrera entera. No me gusta ver las carreras que ya han pasado o en las que he competido, porque siempre me fijo en las cosas que he hecho mal y me pone muy nervioso. De hecho, le pregunté a Porti: ‘¿Quién ganó la carrera?’. ¡Se creía que le tomaba el pelo! Fue gracioso", se ríe.

Hay momentos que cambian la historia, y aquel Gran Premio de Australia fue uno de ellos. Una prueba más de lo importante que es persistir, apoyar el talento y nunca perder la fe en que un día, tarde o temprano, los puntos se conectarán.

Decía Steve Jobs que los puntos solo pueden conectarse mirando hacia atrás. Se refería a que uno nunca sabe el peso que sus decisiones de hoy tendrán en el mañana. Seguro que cuando Pedro de la Rosa y Marc Gené volaban de camino al Gran Premio de Australia en 1999, no eran en absoluto conscientes de qué iba a pasar. Que Pedro puntuaría en su debut en Fórmula 1. Que su participación en aquella carrera iba a suponer un punto de inflexión en el automovilismo español. El inicio de una nueva era.

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