El día más agridulce de Sainz: un baño en pista a Kvyat y otro de masas para consolarse
Sainz llevó el coche al 12º lugar con su compañero más perdido que nunca, pero lamentó no entrar en Q3. La fuerza que le dieron 3.000 aficionados en 'su' grada le impulsa a brillar otra vez en carrera
"No me gusta estar 12º en casa, que se supone que es uno de los circuitos en los que mejor tendríamos que ir". La lluvia que se pronosticaba para este fin de semana no llegó a Barcelona, pero la propia Q2 ya se encargó de darle un jarro de agua fría a Carlos Sainz. Si en los entrenamientos libres del viernes y el sábado se había perfilado como candidato firme a la Q3, la falta de potencia del motor Renault le condenó a la hora de la verdad. "No tenemos lo que tienen los que llevan Mercedes y Ferrari", decía resignado, no sin dejar un mensaje. "Estoy muy contento con mi vuelta". Y tenía motivos para estarlo: con las herramientas disponibles, sacó el máximo.
Su resultado era agridulce en varios frentes. El lado dulce lo puso su talento exprimido al 100%, sin opciones de aspirar a algo mejor. El agrio lo compuso la decepción de no emular su clásico brillo en el Gran Premio de España, donde siempre había pasado a la Q3, y los problemas de Renault, a quien venía a exigir una mejora urgente pese a saber que no llegará, en el mejor de los casos, hasta el próximo mes. De alguna forma, necesitaba un consuelo al obstáculo que acababa de interponerse hacia otro gran resultado 'en casa'. Y lo encontró con los aficionados.
📱✍🏼 Selfies and autographs... crazy time for @Carlossainz55, surrounded by his fans 🌶😎🙌🏼#SpanishGP #STRwall pic.twitter.com/rVTZDftXkG
— Toro Rosso (@ToroRossoSpy) 13 de mayo de 2017
"¡Grande Carlos! ¡Gracias!", era el testimonio más repetido en la grada M del Circuit de Barcelona-Catalunya, ocupada por 3.000 personas que acudieron a apoyar a Sainz con una oferta a 99€ que incluía entrada y merchandising del piloto. Carlos acudió a las 15:30 y se dio un auténtico baño de masas entre firmas de autógrafos y varios 'selfies'. Visiblemente emocionado, parecía olvidar por momentos su ausencia en la Q3 en uno de los circuitos del año donde más le apetecía conseguirlo. La incógnita es si a esos mismos que ayer le 'consolaron' podrá de regalarles una gesta al nivel de la de Fernando Alonso.
El valor de ganar por ocho décimas a Kvyat
"Cuando algo no va como tiene que ir, se nota", decía Sainz, en un mensaje con tintes enigmáticos. ¿Qué había fallado para pasar del noveno puesto de los libres al decimosegundo en Q2? Según explicó él, nada distinto al resto de Grandes Premios: cuando realmente importaba hacer una buena vuelta, sus rivales sacaron un 'extra' del motor que no pudo compensar a base de exprimir el chasis. "Force India y Haas han ganado medio segundo, y sin dar nosotros ese paso adelante sabíamos que estaríamos más atrás". Es lo único que falló, porque su actuación al volante fue de nuevo impoluta.
"Personalmente, estoy muy contento", apuntaba Sainz poco después, sabedor de que haber peleado por la Q3 superaba con creces la decepcionante actuación de su compañero de equipo, Daniil Kvyat, que no sólo cayó en la Q1, sino que terminó último. Se encargó pronto de recordarlo, quizá protegiéndose de aquellos que le podían recriminar su actuación. "Hay que mirar siempre la posición en la que está el otro coche, y creo que eso demuestra que hoy no se podía hacer más de lo que se ha hecho". En la Q1, le sacó ocho décimas al ruso, que se quejó de problemas a la hora de funcionar los neumáticos.
¿Otra 'machada'?
La carrera será otra prueba de fuego para la psicología de Sainz, que se enfrenta a una situación ya recurrente en las últimas carreras: fuera de la Q3, sin suficiente potencia, pero con el talento como su gran motor para acabar en los puntos. "Como siempre, saldré a tope, con ganas de remontar y sacar algún punto", decía en un discurso que ya entonó en Rusia antes de acabar en los puntos contra todo pronóstico. La historia en España puede ser muy parecida.
"Se va a decidir todo en la salida y las paradas", vaticina el madrileño, que prestará especial atención al primer factor. "Intentaré ser agresivo al principio para poder ganar posiciones". En una entrevista con El Confidencial, el madrileño describía así sus 'aventuras' particulares en los primeros metros, como la que firmó en Rusia ganando dos puestos de un plumazo. "A veces me veo y digo 'buah, ahí se me fue un poco la olla'". Sabiendo lo difícil que es adelantar en el Circuit de Barcelona-Catalunya, otra de esas 'alucinaciones' en la salida puede ser más necesaria que nunca para terminar en los puntos.
El otro factor será su consistencia en carrera, una de las grandes armas que ha mostrado en carreras como Australia y Rusia. "La estrategia también puede ser un factor importante aquí en España", apuntaba, quizá esperando una carrera más movida respecto a la única parada que avanzan las simulaciones. Su única baza en este frente será la ventaja de haberse guardado neumáticos al no participar en la Q3. "Ojalá nos dé un extra en la salida y nos permita remontar". Y en efecto, la batalla por los puntos en una zona media tan igualada puede definirse en pequeños detalles como éste.
[Lea aquí más artículos de Fórmula 1]
"Cuento con el apoyo de los aficionados para darme un impulso extra". Si hoy se lamentaba por desaprovechar una buena oportunidad de estar en Q3, las cosas pueden cambiar en la misma forma que lo han hecho en las cuatro carreras disputadas hasta ahora, donde se ha acostumbrado a emprender cabalgadas en silencio hacia los puntos a base de aprovechar cada oportunidad. Aunque parezca irrelevante, el calor del público puede ser para Sainz esa herramienta igual de poderosa que sacó en la Q3 lo mejor de su compatriota Alonso, aquel que le calificó el jueves como "uno de los mejores pilotos de la parrilla". Mañana es un buen día para corroborarlo.
"No me gusta estar 12º en casa, que se supone que es uno de los circuitos en los que mejor tendríamos que ir". La lluvia que se pronosticaba para este fin de semana no llegó a Barcelona, pero la propia Q2 ya se encargó de darle un jarro de agua fría a Carlos Sainz. Si en los entrenamientos libres del viernes y el sábado se había perfilado como candidato firme a la Q3, la falta de potencia del motor Renault le condenó a la hora de la verdad. "No tenemos lo que tienen los que llevan Mercedes y Ferrari", decía resignado, no sin dejar un mensaje. "Estoy muy contento con mi vuelta". Y tenía motivos para estarlo: con las herramientas disponibles, sacó el máximo.