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La "montaña rusa" de Sainz: fuera de la Q3, sancionado, pero más optimista que nunca
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BUSCARÁ LOS PUNTOS CONTRA LA ADVERSIDAD

La "montaña rusa" de Sainz: fuera de la Q3, sancionado, pero más optimista que nunca

Más lento que el motor Honda en las rectas, 14º con una sanción y los puntos más difíciles que nunca, pero nada puede con la psicología de Sainz y su ímpetu por firmar gestas, esta vez en Rusia

Foto: Sainz, durante la clasificación en Sochi. (EFE)
Sainz, durante la clasificación en Sochi. (EFE)

“Ser undécimo tampoco está tan mal, porque ayer estábamos muy lejos”. Carlos Sainz empieza a interiorizar que la temporada 2017 le está obligando a tener una psicología de hierro en las buenas y en las malas. Parece mentira, pero este suele ser uno de los mejores atributos para triunfar en la Fórmula 1. Si hace un mes en Australia hasta se enfadaba por quedar octavo, este sábado en Rusia parecía más satisfecho que nunca pese a acabar undécimo, fuera de la Q3 y con una sanción que le relega a la 14º plaza en parrilla. ¿Qué hay detrás de reacciones tan diversas?

De alguna forma, Sainz parece estar forjando una actitud que le hace ser inconformista cuando todo viene de cara, y más optimista que nunca en los momentos más adversos. Las largas rectas de Sochi han sido un jarro de agua fría para Toro Rosso, pero el madrileño consiguió pescar en río revuelto rozando la Q3, y hasta se ve dentro de los puntos en una carrera donde siempre es difícil adelantar. Con todo en contra destilaba una confianza insólita. Y a falta de un motor Mercedes, buena puede ser una fuerte psicología para ser el ‘mejor de los mortales’ hasta cuando las circunstancias no acompañan.

Casi en Q3 con menos velocidad que Honda

“En este circuito nos falta algo de ritmo, pero puede ser una carrera interesante”, era la moraleja que extraía Sainz tras un fin de semana que definía sagazmente como una “montaña rusa”. Si el viernes parecía candidato a caer en la Q1, los Libres 3 le situaron de repente en la pugna por la Q3. Y aunque Force India y Williams le noquearan a la hora de la verdad, nunca una 11º posición supo tan dulce. “Nos hemos recuperado muy bien desde ayer”, decía sonriente, quizá consciente de haber salvado la cara en uno de los peores circuitos para su motor Renault, aún lejos de Mercedes y Ferrari.

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El discurso esperanzador de Sainz cobra sentido con la tabla de tiempos en la mano. Si su velocidad máxima en los dos primeros sectores, plagados de rectas, llegó a ser hasta inferior a la de McLaren-Honda, en las curvas del tercer sector se quedó cerca de Williams y Red Bull. Puede ser una señal alentadora sobre su chasis de cara a Mónaco y Bakú (Azerbaiyán), dos trazados revirados que vendrán próximamente. Pero acabar a dos décimas de la Q3 con la penúltima velocidad punta, y además delante de Daniil Kvyat en su ‘casa’, parecía hasta un hito. “Estoy contento, he ganado a la mitad de la parrilla”. Su cara de incredulidad lo decía todo.

La ‘gesta’ podría haber sido aún mayor si Hamilton no le llega a estorbar en su primera vuelta de la Q2. Ya en el segundo intento, no logró juntar los sectores. “Mi último giro no ha sido tan bueno, se ha visto en los dos primeros sectores”, decía argumentando por qué Fernando Alonso pudo haber rodado más rápido en ese tramo. Es difícil saber si hubiera conseguido entrar a la Q3, pero Sainz tenía en mente desde el viernes que la clasificación consistiría en limitar al máximo su sanción de tres posiciones. Desde el 14º lugar, los puntos se perfilan complicados, aunque el madrileño ya se empieza a armar de esperanza.

¿Se sacará la espina de Baréin?

“Es desafortunado que tenga tres posiciones de sanción para mañana”, apuntaba con cierta resignación. Salir undécimo por la zona limpia le hubiera dado cartas para asaltar los puntos desde el principio, pero la motivación de remontar posiciones es otro de los frentes que jugar en carrera. “Diría que puntuar es posible, va a ser difícil, pero lo voy a dar todo”. En Baréin, donde salió 16º por una avería mecánica, entonó el mismo discurso e iba camino de puntuar en carrera. Este domingo puede dejar atado lo que un toque con Lance Stroll le arrebató aquel día.

Y ante una carrera que se resolverá probablemente a una parada, el reto de terminar en los puntos es aún mayor. Su velocidad punta a nivel de Honda no le ayudará para intentar batir a Force India o incluso Haas, pero Sainz se prepara para intentar firmar otra gesta a base de inteligencia y constancia en sus tiempos por vuelta. “Intentaré hacer lo de siempre: una buena salida y acertar con la estrategia para ir hacia adelante”. A falta de que lleguen circuitos más favorables, acabar entre los diez primeros en Sochi sería un resultado más que bienvenido.

“A la mínima que algo falle por delante, ser noveno o undécimo debería ser nuestro objetivo”, sentenciaba Sainz, que sigue asumiendo la adversidad como una de las mejores lecciones para forjar su talento en la Fórmula 1. La remontada de China, la ‘resurrección’ de Baréin o los malabares que ha hecho para salvar este fin de semana no hacen más que fortalecer su psicología a la espera de luchas más importantes en el futuro. De momento, en Rusia saldrá justo delante de Alonso, otro acostumbrado a sacar tajada de los momentos más difíciles.

“Ser undécimo tampoco está tan mal, porque ayer estábamos muy lejos”. Carlos Sainz empieza a interiorizar que la temporada 2017 le está obligando a tener una psicología de hierro en las buenas y en las malas. Parece mentira, pero este suele ser uno de los mejores atributos para triunfar en la Fórmula 1. Si hace un mes en Australia hasta se enfadaba por quedar octavo, este sábado en Rusia parecía más satisfecho que nunca pese a acabar undécimo, fuera de la Q3 y con una sanción que le relega a la 14º plaza en parrilla. ¿Qué hay detrás de reacciones tan diversas?

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