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Kuss gana, Valverde corre en Máster 40 y Pogačar domina: el Tour llega a Andorra
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ETAPA 15

Kuss gana, Valverde corre en Máster 40 y Pogačar domina: el Tour llega a Andorra

El corredor americano recuperó su gran nivel de antaño en El Principado. El esloveno sigue liderando la competición con mano de hierro y nadie pone en duda su triunfo

Foto: Las montañas del Principado fueron testigo de la etapa. (Reuters)
Las montañas del Principado fueron testigo de la etapa. (Reuters)

Yo hace poco estuve en Andorra. No fue para nada raro, debo aclarar. O sea... no fui a la casa de El Rubius, ni me grabé en marcha con Espargaró, ni ninguna de esas idioteces que hacen los que no leen (o no saben leer). No. A mí me llevaron mis amigos de Bikefriendly para que anduviese en bici, o lo que coño sea que hago yo, porque antes de julio siempre pienso que pedaleo de forma más o menos digna, pero luego veo el Tour de Francia y caigo en depresiones estivales que trato de paliar a base de barbacoas, y luego vuelvo a la bici y voy aún más lento, y es todo horrible, y no quiero más costillitas, venga, va, ponme otra, intentaré rellenar mi frustración con comida. Y eso. Qué les voy a contar.

placeholder Tadej Pogacar atraviesa las montañas andorranas. (Reuters)
Tadej Pogacar atraviesa las montañas andorranas. (Reuters)

Y para allá me fui, no existe la palabra “miedo” en nuestro vocabulario.

Uno de los puertos por donde repté desvergonzadamente fue la Collada de Beixalís. Misma vertiente por donde han subido los profesionales hoy. Vamos, que la conocía bien, porque fui tan lento que las moscas paseaban tranquilas por entre los radios. A ver... ¿cómo describirlo? Vean... a la vuelta a mi casa abrí Change.org para recaudar fondos y abrir un túnel que horadase esa montaña evitando la subida. A día de hoy es el único Change.org en España que no ha promovido Pablo Casado...

Vamos, que corto pero matón, como aquel quinqui que le sacaba a usted siempre cinco duros camino del cole. Rampas imposibles mantenidas durante tres kilómetros, un segundo tramo más tendido, descenso técnico pero con carretera excelente. No es sitio para sentenciar el Tour, pero al menos segundillos sí que se pierden (o ganan). Eso por no contar con lo de levantar los brazos en Andorra, que es cosa de mucho pedigrí.

Así que... expectativas. Lo de antes... bueno, mucha historia, pero poca chicha. O, al menos, poca chicha sobre el papel. Se sube Envalira, que es el puerto más alto de los Pirineos, y uno de esos sitios donde la leyenda del ciclismo se te aparece agazapada, uh, detrás de cada curva. La comilona de Anquetil en sede de Radio Andorra, descenso alocado entre la niebla. O Vietto llorando, desconsolado, su rueda delantera varios kilómetros más allá, en la bici de Antonin Magne. Soy joven, ya llegará, pensando. Era joven, nunca lo fue más. Pasó en Puymorens, que también se subía hoy, porque ya les digo que venía esta tarde la Grande Boucle en blanco y negro.

placeholder Un ascenso muy duro. (EFE)
Un ascenso muy duro. (EFE)

La única pega... bueno, bajar Envalira. Que son veintipico kilómetros, pero con carretera anchísima (pero anchísima, anchísima, anchísima como para hacer allí el Gran Premio de Andorra, Challenge Edition, Youtubers vs Motoristas), curvas abiertas, asfalto impecable y, en general, sensación de que estos tipos del Tour van a pillar bastante rato los cien kilómetros por hora. Que, también les digo, se pierden un montón de cosas chulas, como las banderas finesas cerca de la cima, o las azaleas pirenaicas, que están bien bonitas estos meses, pero en fin, ellos sabrán. Eso sí, si pueden pasarse por allí... a tu ritmo, y mirando paisajes es toda una delicia...

Pogacar lo tiene amarrado

Y lo que decíamos... la carrera. Media montaña tirando a alta. Muchos metros de desnivel, aunque con poca pendiente, y final con mucha pendiente, aunque pocos kilómetros. Más o menos. Variedad. ¿Como para jugar a ciclistas? Oigan, pues si se quieren buscar cosquillucas... Que el equipo del líder no es para tirar cohetes, y encontrarte retrasado sin nadie en Envalira puede ser cosa gorda. Claro que para eso tienen que concurrir dos factores: ganas y que Pogačar pete. Complicado, pero...

Para allá que nos vamos. De primeras... escapada. Enorme. Una de esas que no sabes si lleva más tíos que el mismo pelotón. Cierta variedad, encima, calidad y cantidad. Ganadores del Tour (Nibali), del Giro o la Vuelta (Nairo), Máster 40 bien conservados (Valverde), uno que empezó la Grande Boucle queriendo ser Virenque y ahora aspira a Moncutié (Gaudu... y Moncoutiè era grandísimo, aclaramos), el ganador de ayer, el campeón del mundo, van Aert buscando adoquines, Poels buscando a Froome, Woods buscando cuestas, Aurélien Paret-Peintre buscando metáforas, porque con ese nombre uno está más para escribir 'noveau roman' al estilo de Robbe-Grillet que para subir puertos. Dicho de otra forma... que muy caro todo.

Foto: Tadej Pogacar y Primoz Roglic, en el podio del último Tour. (REUTERS)

Por detrás tira Ineos subiendo Puymorens, y luego toma el relevo Movistar, que llega a casa (la mitad de sus chicos, más o menos, residen alegremente en Andorra) y tiene motivación extra. Caen ciclistas de esos que van tostadetes (Cavendish, con su guardia... Chris Froome, con su pena) y la cosa se pone con pinta de “sí pero no”.

Pero no.

Envalira es largo, y bonito, y tendido, y a estos solo les importa lo último, porque no son nada cicloturistas. Así que... trenecito chucuchú y todos juntos. Si todavía hubiese sido Charlie el Chu-Chu pues todavía, pero nada, Stephen King permanece inédito en la Grande Boucle (este año nos tira más el rollo filósofo). Los escapados sí, allí leña de sobra (y con quilates también de sobra), porque es lo suyo. Nibali asoma el morro, Nairo ataca, Kuss se pasea (porque Kuss siempre parece que se pasea, aunque hacerlo a diario ya no), Guerreiro tironea contra el viento, Nairo vuelve a atacar (su Tour es admirable en ese sentido). Bien de espectáculo. El colombiano primero, después van Aert, que si nos descuidamos gana el sprint de los Campos Elíseos vestido con el maillot a puntos rojos. De la general... pues nada que decir, oigan. Para qué gastar (fuerzas, ellos; palabras, nosotros). Bueno, vale... ritmo, y el líder aislado. Pero quedando Beixalís, y siendo como es... En fin, directores y ciclistas sabrán, yo qué les voy a decir, si ganan mucha más pasta que servidor.

placeholder Nairo Quintana en acción. (EFE)
Nairo Quintana en acción. (EFE)

Ah, casi en la cima de Envalira tienen ustedes un circuito de carreras a motor. Por si pensaban que no se podía ser más freak. Por allí se descolgó unos metros Guillaume Martin, que cochazos y derrapes dan poco para filosofar. Luego se le pasó abrocharse el maillot bajando, y eso hace unos remolinos que da gusto, y te jode la aerodinámica, y no pudo enlazar, y tanto Kant y tanta hostia para luego no abrocharte el maillot y perder minutada en meta. En fin, que allez Guillaume, pero lo de hoy...

Luego, en Beixalís (pude confirmar por la tele que aún no hay túnel... todo llegará) hubo dos carreras. Etapa, general. La primera llevó ataques de Nairo, miraditas entre todos y la salida definitiva de Sepp Kuss. Es curioso el americano... cuando tiene el día camina más que ningún otro en el pelotón (entiendan la hipérbole) pero de cara a liderar un equipo parece menos fiable que Belén Esteban en Saber y Ganar. Hoy era uno de esos días, y se llevó victoria de las grandes. A la vez arrancó la oportunidad a Valverde, que tiene 41 años, setenta y siete hijos (así, a ojo) y más kilómetros en las piernas que el coche del Google Maps. ¿Quieren un ejemplo? Valverde ganó etapa en Envalira durante una Vuelta a España. Año 2003. Vuelvan a leerlo. Año 2003. Es acojonante.

(Ah, no vayan a ver el top ten de esa jornada porque estremece).

placeholder Sepp Kuss, gran vencedor. (EFE)
Sepp Kuss, gran vencedor. (EFE)

¿Y los líderes? Pues cosucas. Ataca Carapaz y salen Pogačar y Vingegaard. Ataca Vingegaard y salen Carapaz y Pogačar. El líder pone ritmo y se quedan un puñado. Si hasta por un momento pareció arrancar Rigoberto Urán. Pero no, era solo un espejismo, rápidamente se dio la vuelta, empezó a descojonarse y dijo que todo es una broma, qué os pensáis, atacar a estas alturas, menudos frívolos, jijçi, jajá. Ah, por ahí anduvo Enric Mas. Parecía ir mejor hoy que en el Ventoux, pero da la impresión de que siempre tiene cuatro tíos por delante. Pogačar, Vingegaard, Carapaz, Urán. Y si corriera el Giro de Italia serían Bernal, Yates, Caruso y Vlásov. ¿Llegamos a Dakar? Enric Mas hace quinto por detrás de Peterhansel, Sainz, Al-Attiyah y Jordi Arcarons. ¿Cien metros lisos? Bolt, Carl Lewis, Linford Christie y Donovan Bailey. Enric Mas quinto. Y así siempre. Tiene mérito, pero muestra, también, cierta ausencia de ofensivas, por decirlo de forma suave...

Al final... pues nada. Kuss gana, Pogačar amarra un poco más la Grande Boucle. Día menos y sus rivales ya miran al pódium con cariño. Nada puede ir mejor para el muchacho de Eslovenia.

Yo hace poco estuve en Andorra. No fue para nada raro, debo aclarar. O sea... no fui a la casa de El Rubius, ni me grabé en marcha con Espargaró, ni ninguna de esas idioteces que hacen los que no leen (o no saben leer). No. A mí me llevaron mis amigos de Bikefriendly para que anduviese en bici, o lo que coño sea que hago yo, porque antes de julio siempre pienso que pedaleo de forma más o menos digna, pero luego veo el Tour de Francia y caigo en depresiones estivales que trato de paliar a base de barbacoas, y luego vuelvo a la bici y voy aún más lento, y es todo horrible, y no quiero más costillitas, venga, va, ponme otra, intentaré rellenar mi frustración con comida. Y eso. Qué les voy a contar.

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