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Juan Antonio Corbalán: "Fernando Martín fue víctima de su propio éxito"
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Exjugador de baloncesto y doctor

Juan Antonio Corbalán: "Fernando Martín fue víctima de su propio éxito"

Cambió el fútbol por el baloncesto y nunca regresó. Gracias a esa decisión, España tuvo a uno de los mejores bases de su historia. Mientras jugaba, también ejercía como médico

Foto: Juan Antonio Corbalán. (EFE)
Juan Antonio Corbalán. (EFE)

sJuan Antonio Corbalán (Madrid, 1954) empezó jugando al fútbol, como casi todos los niños de su época. Se le daba bien. No obstante, un día necesitaron en su colegio, el San Viator, a diez chicos para formar un equipo de un nuevo deporte, el minibasket. Como practicaban cualquiera, lo probaron y ahí se quedó. Aquella decisión cambió su su vida.

Lolo Sainz se lo llevó al Madrid, donde debutó con 17 años. A pesar de su éxito deportivo, nunca pensó en dejar los estudios. Aprobó la carrera de Medicina, una profesión que ejerció paralelamente al baloncesto. El equipo blanco en los 70 era “prácticamente invencible”: ganaron 12 Ligas en 17 años.

Una de las sorpresas de su vida fue cuando Antonio Díaz Miguel lo convocó para la Selección antes de haber debutado en el Madrid. Aunque ganó celebridad por sus éxitos en su club, la plata que lograron frente a Estados Unidos en Los Ángeles 84 aún es recordada. Corbalán fue el capitán aquel equipo. 37 años después de aquella gesta, es médico deportivo y pasa consulta en el hospital Viathis internacional.

Pregunta: Doctor, no sé si ve algún parecido con Pau Gasol. Usted compaginó la medicina y el baloncesto, mientras que él se decantó por la pelota…

Respuesta: En la vida no todo es una elección entre blanco y negro. Cuando estaba en el colegio, yo era un buen estudiante. No era de matrícula, pero era bueno. Yo estudiaba y jugaba. Cuando tuve que tomar la decisión, vi que mi progresión académica me llevaba a la universidad. Y mi progresión deportiva hacia equipos de nivel, como el Real Madrid o la Selección. No tuve que decidir entre una cosa o la otra porque tenía tiempo para hacer las dos. Los que dicen que hay que elegir no tienen la suficiente fuerza o no han tenido la posibilidad de ir a la universidad. La gente que deja las carreras por el deporte o viceversa le pasan dos cosas: o no tenían la calidad deportiva suficiente o no tenían muchas ganas de hacer una de las dos cosas.

P: Usted empezó jugando al fútbol, que no se le daba mal. ¿Cómo le llegó el interés por el baloncesto?

R: Yo empecé jugando al fútbol en el equipo del colegio. Con nueve años, jugábamos todos hasta que nos dijeron que iba a formarse un equipo para un nuevo deporte, el mini basket, un deporte para niños. Necesitaban diez chavales para competir contra los colegios de Madrid. Nos juntamos y ganamos el campeonato de Madrid.

P: ¿Les costó juntar esos 10 jugadores?

R: No mucho, porque éramos unos niños de barrio muy activos. Jugábamos al fútbol, al baloncesto, hacíamos pruebas de velocidad y de resistencia… Teníamos el deporte metido en nuestra esencia. Cuando salíamos por la puerta, ya estábamos jugando, compitiendo… No costó mucho.

placeholder Corbalán, en un foro del deporte. (EFE)
Corbalán, en un foro del deporte. (EFE)

P: ¿Y cuándo llegó el interés por la medicina?

R: Yo soy muy poco vocacional, no creo en ella. Estudié ciencias porque en aquella época casi todos los chicos optábamos por esa rama y las chicas por las letras. Tenía una cierta inclinación humanística y, dentro de ciencias, elegí la que más contenido humanístico podía tener. Un amigo de mi padre era médico y me atrajo bastante ese mundo. Quizá también influyó en esa decisión.

P: ¿A qué se refiere con la inclinación humanística?

R: La medicina tiene muchos elementos de humanidades. No se puede entender sin un análisis pormenorizado de la historia, de la sociología, de las costumbres de las personas, del momento políticos que se vive… La medicina es una aplicación técnica a personas con cara y ojos que sufren, que se alegran de un diagnóstico adecuado, de un tratamiento idóneo…

"He renunciado a buenas notas por no poder hacer los exámenes"

P: ¿Cómo se organizó usted para compaginar el baloncesto y la medicina?

R: Tuve que rendir muchísimo, tanto en los exámenes como en las pistas. A medida que eso fue ocurriendo, las mañanas las dedicaba a la facultad y a los entrenamientos. Cuando tenía que viajar, mis compañeros me cogían los apuntes; cuando teníamos prácticas, iba a los departamentos y les pedía que me las pusieran en vacaciones porque no tenía baloncesto. Las prácticas las hacía en verano y durante los cortos periodos que teníamos en Navidad. La mayor parte de mis profesores me dieron facilidades para cambiarme las prácticas, pero no todos lo hicieron así. Hubo algunas asignaturas que tuve que hacerlas el año siguiente, a pesar de haber aprobado la teoría. Algunos exámenes no podía hacerlos porque estaba de viaje o en un campeonato de Europa. No me lo cambiaban porque tenía que hacerlo con todos. He renunciado a notas buenas por no poder estar ahí. Cuando me tocó entrenar por las mañanas, me organicé de otra manera. De hecho, había días que teníamos dos sesiones. Yo me levantaba temprano, hacía la preparación física a las ocho y a las diez estaba en el hospital.

placeholder Corbalán, en el 80 aniversario de la Selección de baloncesto. (EFE)
Corbalán, en el 80 aniversario de la Selección de baloncesto. (EFE)

P: ¿Usted ya ejercía como médico mientras estaba en activo?

R: Sí, hice ambas cosas a la vez. Yo firmé mi primer contrato como profesional del baloncesto cuando tenía 18 años y acababa de empezar la carrera de Medicina. Empecé de prácticas en el servicio de cardiología del hospital y luego me quedé allí trabajando.

P: Supongo que compensaría con entradas a los compañeros que le pasaban los apuntes…

R: Aunque teníamos pocas entradas, yo les daba cuando me las pedían. Yo no era mucho de estudiar por apuntes porque tenía el hábito de estudiar por los libros. Los apuntes me dirigían muchísimo hacia el contenido de los temarios.

"Deberían ser flexibles para que los deportistas sigan el programa de sus compañeros"

P: Usted concluyó con éxito ambas carreas. ¿Cree que en España es fácil compaginar deporte y estudios?

R: Tiene que haber una situación de equilibro. Cuando tenía 16 años, yo salía de casa a las 05:45 porque entrenaba en el Bernabéu y estaba estudiando el preuniversitario. Llegaba a casa a la una de la mañana porque el entrenamiento duraba seis horas. Quien quiere hacer una cosa saca tiempo de debajo de las piedras. Hay instituciones académicas que deberían tener en cuenta determinadas actividades que son atípicas. Por ejemplo, el deporte profesional, que se da en edades muy tempranas. También podría haber una flexibilidad de horarios para que esos alumnos puedan seguir el programa académico del resto de los compañeros.

P: Usted debutó en el Madrid en 1971, con 17 años. ¿Qué recuerda del primer día?

R: Debuté frente a un equipo alemán, el Leverkusen. Con 16 años, yo había jugado algún partido como juvenil invitado. Fue un momento que no llegó de repente porque yo entrenaba con el primer equipo. Poco a poco vas sintiendo que integras el equipo. Te das cuenta de que has llegado al peldaño más alto, algo que estaba muy lejano. Jugar con muchos que habían sido tus ídolos es una situación muy bonita.

P: Los vestuarios de antes no son como los de ahora. Había un respeto reverencial hacia los veteranos…

R: Muchísimo. Nuestro equipo estaba muy jerarquizado. A los veteranos había que respetarlos con independencia de lo buenos que fueran jugando.

placeholder Juan Antonio Corbalán. (EFE)
Juan Antonio Corbalán. (EFE)

P: El presidente era Santiago Bernabéu. Dicen que era un señor cercano y campechano…

R: Era una persona cercana. Era un individuo que nunca perdió los pies del suelo. Presidía el equipo más importante del mundo. Sin duda alguna. A pesar de ello, siempre nos transmitió la humildad y que no nos despegáramos de la gente. Por eso el Madrid era un equipo muy querido y respetado por todos.

"Posiblemente fui el deportista más popular de España durante una época determinada"

P: He leído que usted dijo que los deportistas de su generación sí estaban pendientes de la calle, pero los de ahora no. ¿Por qué esas diferencias?

R: Las diferencias son los medios de comunicación, es decir, la cantidad de noticias que se hacen del deportista. En aquella época éramos personas populares. A medida que conseguimos más logros, fuimos siendo tipos de cierto calado social. Lo que se hace ahora son muestreos mediáticos. Naturalmente, nadie es ajeno en España a los fenómenos vividos en los últimos años. Si te hablaban de Casillas, Ramos, Gasol, Nadal… lo hacían varias veces. Son unos personajes tan hipertrofiados desde el punto de vista mediático que los han hecho prisioneros de su propia fama. Yo fui muy popular, posiblemente el deportista más popular que pudo haber en España durante una época determinada. Sin embargo, no dejé de ir a ninguna parte. Yo hacía una vida completamente normal, algo que es impensable para estos monstruos de la popularidad.

P: Usted fue entrenado por Pedro Ferrándiz cuando llegó al primer equipo. Todavía se recuerda su autocanasta que modificó el reglamento…

R: Todavía hablo con él de vez en cuando porque vive en un buen estado de salud en Alicante. Era un entrenador muy original que aprendió a manejar figuras. Es uno de mis padres deportivos, junto a Lolo Sainz y Antonio Díaz Miguel. Lolo me fichó para el Madrid del equipo de mi colegio, el San Viator. Antonio fue capaz de llevarme a la Selección antes de debutar con el Madrid.

P: Supongo que no sería fácil ganarse el puesto en el Madrid. Por delante estaban Carmelo Cabrera y Vicente Ramos…

R: El Madrid tenía a los dos mejores bases de España. Carmelo era el suplente de Vicente. Cuando vi la situación que había, me marché a hacer el servicio militar. Pensé que, si me tenía que ir del club porque no había hueco, al menos me iría con la mili hecha. Me fui voluntariamente. Cuando regresé -favorecido por el ambiente del equipo y por la ayuda de estos compañeros, que fueron mis maestros- fui aprendiendo y me asenté. Yo era más Cabrera cuando era júnior. Sin embargo, acabé teniendo unas dotes importantes de organización que heredé del estilo de juego del Madrid. El club consiguió aglutinar en mí las dos capacidades, la de Cabrera y la de Ramos.

P: ¿Estuvo un año sin jugar por hacer la mili?

R: No, yo entrenaba todos los días. Como me fui voluntario, sólo trabajaba por las mañanas. Yo iba por las mañanas al cuartel y por la tarde al entrenamiento.

P: ¿Dónde la hizo?

R: El campamento en Colmenar Viejo. En cuanto al cuartel, que eran dos años, lo hice en la academia de artillería de Fuencarral.

placeholder Corbalán. (EFE)
Corbalán. (EFE)

P: Usted estuvo 17 temporadas en el Madrid en las que ganaron 12 Ligas. ¿Aquel equipo era prácticamente invencible?

R: Sí, era un equipo que estaba lejos de los demás. El Joventut era nuestro máximo rival hasta que el Barcelona emergió. Cuando yo me retiré, el Barça era mejor equipo que nosotros. En mis primeros 15 años, perdimos partidos, sobre todo las Copas. Lo queríamos todo, pero la Copa era al final de temporada.

P: ¿La veían como un torneo menor?

R: Sí, por eso gané pocas copas (siete). Eran a final de temporada y también disputábamos por esas fechas la Copa de Europa.

"Las cosas hay que demostrarlas durante toda la carra deportiva"

P: Los clásicos de su época fueron duros y solía haber una presencia policial importante. ¿Cómo los recuerda?

R: De manera desagradable. No coincido con los que dicen que son los partidos en los que hay que demostrar cosas. Las cosas hay que demostrarlas a lo largo de toda la carrera deportiva. No estoy nada contento de cómo se plantean esos Madrid-Barcelona en España. Están muy trufados de temas políticos y de otros que no tienen que ver con el deporte. A mí nunca me gustaron.

P: ¿No le motivaban especialmente los Clásicos?

R: Si me jugaba la Liga con el Barça, pues claro que me motivaban. Ese partido me motivaba como uno más porque no estaba en ninguna guerra. Hay mucha gente que tiene que estar oliendo sangre para jugar bien a un deporte. Yo no era de esos. Yo quería ganar, pero respetando al máximo los elementos deportivos que nos habían llevado hasta ahí. Ahora eso no se cumple porque va acompañado de ese bagaje político que he comentado antes. Por eso no me gustan.

P: Usted ganó tres Copas de Europa, además de las 12 Ligas. ¿Fue el trofeo que más satisfacción le dio?

R: Sin duda. Como teníamos un gran dominio sobre las competiciones nacionales, la Copa de Europa era el refrendo. En los 70, España venía de un aislamiento internacional de prácticamente 40 años. España no era un país homologado desde el punto de vista democrático. Con solo algunas actividades, entre ellas el deporte, podíamos colocarnos al nivel de cualquiera. La Copa de Europa era ponernos al nivel de los soviéticos, los italianos…

P: ¿Y los yugoslavos?

R: En aquella época todavía no tenían grandes representantes. Luego sí llegaron en mi etapa final.

P: Otro de sus grandes éxitos, aunque no fue victoria, fue la plata lograda en Los Ángeles 84. ¿Cree que aquello fue clave para el boom que sufrió el baloncesto en España?

R: No fue el único factor, pero fue uno muy importante. Muchos niños vieron que en España se podía hacer algo más que fútbol. Muchos empezaron a ir al colegio con el balón, se escucharon botes de la pelota en las aceras… Fue un honor representar al país en una final olímpica, a la que es muy difícil llegar. También pagamos al país para que cobrara un poco de orgullo porque España estaba históricamente acostumbrada a perder.

placeholder Corbalán, en un partido de veteranos. (EFE)
Corbalán, en un partido de veteranos. (EFE)

P: Mi abuela me contó que el día de la final se levantó a hacer churros para ver el partido. ¿Ustedes estaban al tanto en Los Ángeles de lo que ocurría en España?

R: Sí, porque recibimos miles de telegramas de cara a esa final. Sabíamos que teníamos a todo el país detrás de nosotros.

P: El gran artífice de aquel éxito fue Antonio Díaz Miguel. ¿Cómo era?

R: Fue un adelantado del baloncesto en España. Su gran mérito fue fijarse en que en cualquier deporte la clave es no cometer errores. No es tanto meter muchos puntos, sino que no te los metan. El primero que hizo ese análisis en España fue él. Llevaba unas estadísticas muy pormenorizadas de todos los parámetros que se tenían que valorar en baloncesto.

P: Enfrente estuvo Estados Unidos con un Michael Jordan a la cabeza…

R: La edad media de nuestro equipo era de 24’5 años, mientras que la de ellos era 23. No era una gran diferencia. Nosotros éramos jugadores profesionales y ellos no porque estaban en las ligas universitarias. Aunque no estén catalogados como tales, los grandes jugadores universitarios también son profesionales.

P: ¿Se le veían ya cosas diferentes a Jordan a esa edad?

R: Claro. Jordan ya era figura de la NBA. Todos los que jugaron aquellos Juegos ya estaban fichados por algún equipo para la temporada siguiente. Ya dejaron las universidades. Michael fue el MVP de la siguiente temporada. Ellos tenían cuatro o cinco jugadores de un altísimo nivel. Era comparable, aunque no eran realidades tan demostradas, con el ‘Dream Team’ de Barcelona 92.

P: En aquella Selección estuvo Fernando Martín. ¿Qué pensó cuando dio el salto a la NBA?

R: Fue víctima de su gran éxito. Él se marchó en 1986, con 24 años. Estuvo un año y regresó. Cuando la NBA llama a tu puerta no puedes decir que no. Sin embargo, hay veces que llama a tu puerta demasiado prematuramente. A Fernando le hubiera venido bien haberse afianzado en el baloncesto europeo. Haber desarrollado mayores habilidades en el juego exteriores para tener más posibilidades en Estados Unidos. El fuerte de Martín era jugar debajo del aro porque era un cinco, pero enano porque medía 2’05. En Europa se las arreglaba, pero allí era imposible. Si le sacabas fuera, para jugar de tres, no podía porque no tenía dominio técnico.

P: ¿Usted nunca fue tentado para ir a la NBA?

R: No. Estuve cerca de irme a una universidad americana a acabar mis estudios antes de jugar en el Madrid. Como Antonio Díaz Miguel me llevó a la Selección, optaron por incluirme en el primer equipo. Hubo muchos entrenadores que dijeron que yo tendría posibilidades de jugar en la NBA. Sin embargo, creo que allí hubiera sido un jugador muy del montón. Cuanto más pequeño eres, es más difícil jugar para un jugador europeo.

P: ¿Cree que Fernando Martín fue más importante para el baloncesto español que Pau Gasol?

R: Nadie es comparable a una persona que no vivió en su época. Todos vamos sumando y así facilitamos el camino de los demás. Todos formamos parte del mismo proceso, aunque no somos los protagonistas en el mismo momento. No sabría decir cuál fue más determinantes. Pero sí te puedo decir que ambos fueron muy importantes. El éxito de Pau fue mayor porque llegó a la NBA y triunfó, cosa que no hizo Fernando.

P: Usted se retiró en 1988, pero regresó dos años más tarde para jugar en el Valladolid. ¿Por qué esa decisión?

R: Yo había apalabrado con el presidente del Valladolid mi fichaje. De repente, parecía que el Madrid se iba a quedar sin base. Entonces pensé que después de jugar 20 años en el Madrid no podía irme a jugar al Valladolid si mi equipo me podía necesitar. Le dije al presidente que yo no podía dejar al Madrid sin base y me presenté para ver a Mendoza. Fui para preguntarle si tenían base para esa temporada. Cuando llegué ante la secretaria, me encontré a Joe Llorente y le pregunté si iba a fichar por el Madrid. Como me contestó que sí, le dije a la secretaria que le diera saludos de mi parte.

placeholder Corbalán, en acción. (El Confidencial)
Corbalán, en acción. (El Confidencial)

P: ¿Por qué el Valladolid?

R: Porque el presidente quería un jugador de categoría internacional para ayudar a Sabonis en el desarrollo de la temporada. Él venía de una lesión importante y el Valladolid era un equipo de chicos jóvenes. Se producía un salto enorme entre la figura del equipo, el jugador mejor pagado de toda Europa, y el resto del equipo. El presi pensó que si Sabonis tenía a alguien de su nivel cerca suya, aunque yo estuviera en el ocaso de mi carrera, que podría ser bueno. Fue una magnífica experiencia.

P: ¿Fue dura la retirada?

R: No, porque fue muy pensada. Yo sabía que mi tiempo se estaba pasando y, además, necesitaba hacer algo más en mi vida. El día no me daba para más. La única manera de no quedarme en mi nicho de confort, el baloncesto, era salir del deporte. Lo fácil hubiera sido continuar como directivo o entrenador. Yo tenía la medicina en el otro lado, que no había dejado de ejercerla. Fue un momento para ser valiente y buscar otra forma de vida.

P: ¿Nunca le han tentado para entrenar?

R: Nunca he tenido una oferta. Bien es cierto que nunca me he puesto a tiro. El día no da para más. Ser entrenador supone estar en varias ciudades a la semana. Por mi actividad profesional no me veía en esa tesitura.

P: ¿Se ganaba dinero en aquel baloncesto?

R: Sí. Éramos amateur marrones porque tardamos un tiempo ser reconocidos como profesionales. Luego como trabajadores por cuenta ajena, aunque nuestros clubes no nos pagaban seguridad social. Éramos muy privilegiados en los salarios, pero muy precarios en los derechos laborales. Vivíamos muy bien. La mayoría pudo tener una pequeña hucha que le ha ayudado en su etapa de adulto.

P: ¿Ha tenido compañeros que le fuera mal por gestionar erróneamente su patrimonio?

R: Claro. En esa situación no sólo están los deportistas, sino cualquier persona. Es una de las formas por las que gente se arruina.

P: A usted le achacaron su baja estatura. ¿Cómo destacó a pesar de este hándicap?

R: Una de las cosas bonitas del baloncesto es el contraste entre los grandísimos jugadores y los pequeños. A medida que va aprendiendo el pequeño, debe entender que el tamaño es un elemento relativo. Como el tiempo. Cuando queda mucho, parece que va a ser eterno; cuando queda poco, parece que se agota enseguida. Un entrenador me dijo que el secreto de un gran deportista es hacer muchas veces las cosas que haces muy bien y no hacer nunca las que haces muy mal. El jugador pequeño sabe que está ahí para facilitar el juego a los demás y para sacar el máximo rendimiento de sus capacidades.

"Si tuviera que decir si he sido el mejor o de los mejores, diría de los mejores"

P: ¿Usted cree que ha sido el mejor base de la historia de España?

R: Esa es una pregunta que, cuando dejas de jugar, va perdiendo interés. Ahora, 40 años después de que dejara de jugar, me preocupa poco. Si tuviera que decir si he sido el mejor o de los mejores, sin ninguna duda me pondría entre de los mejores.

P: Ricky Rubio es ahora el base español más destacado. Parece que su madurez biológica ha llegado con su madurez en el juego…

R: Yo empecé a jugar en la Selección antes que Ricky. En el deporte se mete presión a alguien cuando es muy bueno. Hay que tener una estrategia de formación muy bien diseñada, pero cuando eres mejor que los demás no puedes decir que todavía eres juvenil. Las grandes figuras de los deportes cada vez son más jóvenes. Los deportistas que no son figuras a los 17 años ya no será figura. Podrá ser un gran jugador, pero no figura. Petrovic lo fue, Sabonis, Jordan, Ricky, Pau… Rubio es un jugador con unas magníficas capacidades, que las aprovecha muy bien. Es muy listo y tiene una visión periférica muy buena.

placeholder Corbalán, en la famosa final. (El Confidencial)
Corbalán, en la famosa final. (El Confidencial)

P: ¿Cómo ve a la generación que tendrá que suceder a ‘Los Júnior de Oro’?

R: Suceder a grandísimas generaciones no es fácil. Los aficionados tenemos que ser magnánimos y generosos a la hora de valorarlos, sabiendo que es difícil volver a tener un gran equipo. El aficionado tiene que ser paciente.

P: Parece que los líderes de esta nueva camada serán los Hernangómez. ¿Le gustan?

R: Claro. Son dos jugadorazos, pero ellos solos no hacen un equipo. Yo ya no sigo el baloncesto como antes, pero hay muchísimos chavales emergentes. Con esos chicos tendrán que trabajar los clubes y las federaciones.

P: Siendo médico deportivo, ¿nunca ha tenido una oferta para regresar a ese departamento en el Madrid?

R: No, sólo justo después de retirarme. Mendoza me hizo una oferta para quedarme como médico, pero no la acepté. En aquella época yo necesitaba aprender más de lo que le podía aportar al club.

P: ¿Qué opinión le merece la etapa de Pablo Laso?

R: Magnífica. Ha devuelto al equipo el espíritu y la forma de ver el baloncesto que tenía anteriormente. Lleva diez años fenomenales en lo deportivo y aún mejores en lo filosófico. Ahora tiene por delante un proyecto para hacer un equipo que vuelve a ser referente. Como la Selección.

P: Parece que Florentino le ha dado a Laso la continuidad que tienen los entrenadores en el fútbol… ¿Por qué lo cree?

R: Ni idea. Yo tendría entrenadores durante muchísimo tiempo. Un buen entrenador, además de dirigir a los equipos, debe estar constantemente al día y aprender. Algunos piensan que cuando dan el salto tras haber sido jugadores lo saben todo. Las primeras etapas de un entrenador son perfectas para transmitir lo que sabes y seguir aprendiendo, si quiere ser un técnico total. Uno bueno es aquel que es recordado por sus jugadores porque les ayudó para conseguir los resultados. O, al menos, que les hizo entender que tenían que ser coherentes.

P: Este año ha vuelto el público a los pabellones, el 30%. ¿Qué le parece la medida?

R: Más que prematura que otras cosas no es. En el inicio de la pandemia, deberíamos haber sido mucho más restrictivos. Algunos dijeron que en 2020 se tenían que haber celebrado los Juegos con total normalidad. Yo me opuse. Somos muy afortunados porque estuvimos ante un virus que, aunque era desconocido, teníamos la experiencia de que no mataba. Si su comportamiento hubiera sido más agresivo, hubiera puesto en peligro la salud de algunos jugadores. Se cometieron experiencias muy grandes. Como las de algunas Ligas, que querían seguir compitiendo como si no pasara nada.

P: Usted atendió a enfermos durante el confinamiento. ¿Fue la peor experiencia de su vida?

R: No, la peor experiencia fue la pandemia: el riesgo de la vida y la gente que murió. El confinamiento era un sacrificio.

placeholder Corbalán atiende a los medios tras salir de la capilla ardiente de Blanca Fernández Ochoa. (EFE)
Corbalán atiende a los medios tras salir de la capilla ardiente de Blanca Fernández Ochoa. (EFE)

P: ¿Cuándo cree que volverá la verdadera normalidad?

R: En el próximo año, cuando se haya podido vacunar a la población mundial y se estandarice la vacuna. Otra incógnita es qué hacer el año que viene con la vacuna. A ver cuánto tiempo duran nuestras defensas. Me gustaría que esta vacuna fuera como la de la gripe, que se pusiera cada año. Ojalá hubiera una que sirviera para el coronavirus y para la gripe.

P: ¿Han acudido deportistas de alto nivel a consulta?

R: De primerísimo nivel no, pero buenos profesionales.

P: ¿Algún nombre?

R: No puedo darlos.

P: Por último, ¿qué baloncesto es mejor el de antes o el de ahora?

R: Tiendo a pensar que el mejor baloncesto es el que se juega en este momento por la evolución de los jugadores. Ahora las capacidades son mejores en todos ellos. Sólo pueden jugar al baloncesto los vivos y no los muertos.

sJuan Antonio Corbalán (Madrid, 1954) empezó jugando al fútbol, como casi todos los niños de su época. Se le daba bien. No obstante, un día necesitaron en su colegio, el San Viator, a diez chicos para formar un equipo de un nuevo deporte, el minibasket. Como practicaban cualquiera, lo probaron y ahí se quedó. Aquella decisión cambió su su vida.

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