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Corbalán: "Vi a Lalo hace poco y no noté nada que pudiera sugerir lo que ha pasado"
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Corbalán: "Vi a Lalo hace poco y no noté nada que pudiera sugerir lo que ha pasado"

Juan Antonio Corbalán llegó al Fórum Valladolid cuando Lalo García tenía apenas 18 años. Pero rápidamente se dio cuenta de que estaba ante un jugador "atento, alegre y generoso"

Foto: “Lo había visto hace poco y me pareció que estaba muy bien", dijo Corbalán. (EFE)
“Lo había visto hace poco y me pareció que estaba muy bien", dijo Corbalán. (EFE)

“Lalo representaba el caso del niño local con 18 añitos que conseguía llegar a estar en igualdad de condiciones con el resto de los jugadores”. Eran cerca de las seis de la tarde. Se produjo una llamada. Al otro lado de la línea, uno de los jugadores más carismáticos de la historia del baloncesto español que había coincidido durante un año con Lalo García. Juan Antonio Corbalán respondió ajeno a la noticia que había revuelto el baloncesto nacional este martes, hasta que se le comunicó el fallecimiento del que fuera su compañero. Después de tantos días sin saber de Lalo, Juan Antonio se esperaba lo peor, aunque nadie está preparado para encajar la confirmación de una noticia tan triste como la que ha cubierto de luto la pelota naranja española.

Cómo iba a esperarse Corbalán la desaparición y posterior fallecimiento de Lalo si su última referencia junto a él era tan positiva: “Lo había visto hace poco, unos seis o siete meses, en un partido amistoso que jugamos. Me pareció que estaba muy bien. Pero en aquella época yo lo vi muy bien y no podía ni sospechar lo que pasaría. Mentiría si dijera que noté algo que pudiera sugerir que Lalo estaba pasando una mala racha. Luego me dijeron que con los temas de Fórum las cosas le habían ido muy mal”.

Corbalán dejó Madrid con 35 años parar formar parte de un proyecto que pretendía hacer del Fórum Valladolid mucho más que un equipo de media tabla hacia abajo. Venía de convertir el ganar en la mayor de las rutinas en el Real Madrid, y de repente se encontró dentro de una plantilla inexperta que juntaba juventud y voluntad con Arvydas Sabonis. “Me ficharon para que, de alguna manera, hiciera de nexo de unión entre un jugador como Sabonis, que estaba lejos de todo el mundo, y el resto. Yo podía estar a su altura y podía hacerlo conectar con los demás”. Y por ahí, como un árbol recién plantado, crecía un tal Gonzalo García al que llamaban Lalo.

“Era un chaval de mucha fuerza y espíritu. Una delicia de jugador y al margen de que era un muy buen chico”, recordaba Corbalán como el que conoció a Lalo más casi como un hermano mayor, casi como un padre, que como un simple compañero de vestuario. No dijo lo que dijo como esas vecinas que hablan en la tele del vecino que se murió y apuntan vagamente eso de ‘siempre saludaba’. Lo dijo porque realmente lo sentía, porque conoció a un niño y ese niño, pasados trece años, se convirtió en una leyenda cuyo número 5 cuelga honroso desde el techo del Polideportivo Pisuerga.

Muchos eran los jugadores que marcaron una época en los años en los que estaba Lalo haciéndose el más grande de Valladolid. Herreros, Jofresa, Epi, Azofra… Y probablemente todos estos nombres suenen más al común de los mortales que el de Lalo García. Pero si hay algo que diferencia al vallisoletano de los demás es la unanimidad con la que el baloncesto nacional le demostraba su cariño. No era el más alto, ni el mejor, ni siquiera el más guapo, pero sí uno de los más queridos. “En el plano local, al margen de ser un buen chico, era fundamental para el Fórum. Fuera de la pista era atento, alegre, generoso”.

Si era una buena persona, tenía que ser por haberlo mamado toda su vida de su padre y de su madre. Y así era. De hecho, su familia era importante no sólo para el hijo, sino incluso para toda la plantilla del Pucela. “Su familia estaba siempre muy al lado del equipo. Para muchos jugadores que vivían fuera y eran muy jóvenes, les servía como un referente familiar”.

Pero¿cómo era como jugador? “Lalo era un jugador muy rápido, tenía una entrada a canasta poderosísima. Era un tirador bueno, no excelente y su único hándicap es que era muy bajito para haber sido un alero. Así que él era un 2 que tenía que sacar rendimiento a su puesto a través de la rapidez y la fuerza de sus acciones. Era listo, no le asustaba el choque con nadie, aunque fueran jugadores más altos. Entraba siempre con un vigor y una fuerza terribles. En los equipos hay gente que está acostumbrada a dar y otra que recibe más que da. Y él era de los que daban siempre. Él era generoso y dispuesto”, recuerda Corbalán.

“Lalo representaba el caso del niño local con 18 añitos que conseguía llegar a estar en igualdad de condiciones con el resto de los jugadores”. Eran cerca de las seis de la tarde. Se produjo una llamada. Al otro lado de la línea, uno de los jugadores más carismáticos de la historia del baloncesto español que había coincidido durante un año con Lalo García. Juan Antonio Corbalán respondió ajeno a la noticia que había revuelto el baloncesto nacional este martes, hasta que se le comunicó el fallecimiento del que fuera su compañero. Después de tantos días sin saber de Lalo, Juan Antonio se esperaba lo peor, aunque nadie está preparado para encajar la confirmación de una noticia tan triste como la que ha cubierto de luto la pelota naranja española.

Lalo García Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB)
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