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Los extraños péptidos, el nuevo dopaje ya está aquí y es difícil de detectar
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SE HAN DETECTADO YA LOS PRIMEROS POSITIVOS

Los extraños péptidos, el nuevo dopaje ya está aquí y es difícil de detectar

Durante más de una década, la EPO trajo de cabeza la lucha antidopaje, ahora son los péptidos lo que comienzan a asomar la cabeza en los laboratorios que luchan contra esta lacra

Foto: La época de la EPO ya pasó. Ahora son tras sustancias las que traen de cabeza a los laboratorios. (Imago)
La época de la EPO ya pasó. Ahora son tras sustancias las que traen de cabeza a los laboratorios. (Imago)

El dopaje siempre va por delante de la lucha antidoping es un viejo axioma que se cumple una y otra vez. La esperanza está en que el desfase, el gap entre el uso y la detección sea cada vez menor en el tiempo. Siempre han existido sustancias indetectables en el deporte. Una hormona como la EPO trajo de cabeza a la lucha antidopaje durante más de una década, pero ¿y ahora? ¿Cuál es el nuevo dopaje? ¿Qué sustancias se encuentran, en pleno siglo XXI, en esa espesa niebla formada por todo lo que eleva el rendimiento físico pero es aún indetectable o está en el límite de lo prohibido? Aparte de las famosas microdosis de EPO y GH (que se siguen utilizando aun con un altísimo riesgo de detección), existe un extraño grupo de compuestos que va abriéndose paso con fuerza en el nuevo dopaje: los péptidos.

Natalia Duco es una de las mejores lanzadoras de peso del mundo. La chilena ha protagonizado, sin embargo, un triste caso positivo de dopaje este verano. La sustancia culpable, conocida con el enigmático nombre de GHRP-6, pertenece al grupo de los péptidos liberadores de hormonas, una forma de conseguir efectos anabolizantes (construcción de músculo) por vías indirectas. El ‘péptido liberador de hormona de crecimiento’ (explicación de las siglas GHRP-6, en inglés) consigue que aumenten los niveles de esta hormona y, como consecuencia, se vea incrementada la fuerza muscular. Es uno de los principales representantes de este ‘nuevo dopaje’.

Los primeros casos

El doctor José Antonio López Calbet, profesor de Fisiología del Ejercicio en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, considera que “estos péptidos liberan hormonas en gran cantidad y por eso se utilizan en el deporte con fines dopantes. Sin embargo, esto es inaceptable porque se trata de sustancias que se han sintetizado con fines exclusivamente médicos y diagnósticos. Se utilizan en test para ver si las personas son capaces de liberar hormona de crecimiento de forma endógena o no”.
Con anterioridad al caso de Duco ya se habían producido otros casos de dopaje con GHRP-6. El ciclista lituano Rumsas, el jugador de rugby neozelandés Hart-Strawbridge, el halterófilo polaco Szramiak o los estadounidenses Odesnik (tenista) y Mendes (luchador de UFC) también han sido sancionados por el uso de este péptido, que potencia la acción anabolizante de la hormona de crecimiento. Las sanciones varían en caso de que existan antecedentes o no, pero acostumbran a ser de larga duración.

placeholder La atleta chilena Natalia Duco en mayo. (EFE)
La atleta chilena Natalia Duco en mayo. (EFE)

En general, estos péptidos, bautizados como de nueva generación, consiguen reducir la grasa corporal, crear músculo y acelerar la recuperación de las lesiones. En países como Australia, donde se están llevando a cabo investigaciones sobre el dopaje con estas sustancias, se han identificado cinco compuestos diferentes: GHRP-6, GHRP-2, CJC-1295, AOD-9604 y hexarelina. Las cinco tienen como consecuencia una elevación de los niveles de hormona de crecimiento en la sangre.

La sustancia para purasangres

Otro péptido inyectable que está siendo utilizado con fines dopantes en el deporte es el enigmático TB-500, que era el gran rumor en los hipódromos a comienzos de esta década, una sustancia de uso en el mundo veterinario y que se decía que se utilizaba en los purasangres para potenciar la fuerza y mejorar su punta de velocidad. Esta sustancia, conocida también como Timosina Beta-4 parece tener utilidad en la recuperación de las lesiones musculares y tendinosas.

“La WADA (agencia mundial antidopaje) va a ser capaz de ir identificando todos estos péptidos con el tiempo a través de la espectrometría de masas –afirma Calbet, uno de los máximos expertos europeos en la fisiología del músculo- porque se trata de sustancias que de forma natural no aparecerían en la orina humana. Y en las listas de sustancias prohibidas por la reglamentación antidopaje se prohíben las hormonas pero también sus agonistas y moduladores, con lo cual, este tipo de sustancias nuevas pueden estar prohibidas aunque no figuren mencionadas expresamente”. Como siempre, los que arriesgan con este nuevo dopaje tratan de beneficiarse de la posibilidad de que no sean detectadas en los controles. “Es cierto que alguno de estos péptidos tienen una vida media muy corta, a veces desaparecen con rapidez y son difíciles de detectar”, sentencia López Calbet.

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La hormona de crecimiento aparece siempre en el punto de mira del dopaje de fuerza. Y su historia arranca en los años noventa. Un funcionario de aduanas del aeropuerto de Sydney demostró en 1995 ser más eficaz en la lucha contra el dopaje que los controles organizados por los comités olímpicos y las federaciones internacionales. Días antes del comienzo de los campeonatos mundiales de natación, el examen del equipaje de la nadadora Yuan Yuan, subcampeona mundial de 200 braza, dio con una nevera de plastico en la que se guardaban entre hielos 13 viales marcados con la etiqueta ‘somatotrofina’, otro nombre de la hormona del crecimiento. La bolsa de viaje de la nadadora china, de 21 años de edad, contenía también ampollas de solución salina para preparar inyecciones.

La droga de los campeones

Lo que aquellas noticias revelaban era que las nadadoras chinas ya no se dopaban con esteroides anabolizantes . En los noventa se conocía ya a la GH como ‘la droga de los campeones’, ya que aún no era detectable y su precio era diez veces superior al de los anabolizantes. Como denunció un deportista británico en 1995, “sólo los estúpidos o los pobres siguen tomando esteroides. La GH es muy superior y además no te cazan”.

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Para los entrenadores y médicos sin escrúpulos, el gran atractivo que ofrece la GH en la preparación de un deportista está en su acción lipolítica. Este efecto tiene lugar reduciendo el peso total del atleta pero manteniendo su masa muscular. De esta manera, el índice músculo/grasa se ve aumentado y el trabajo físico es más eficaz. Además, la vida media farmacológica de la GH es muy breve y eso hace más difícil su detección. Mientras los anabolizantes necesitan semanas para ser eliminados completamente, la hormona de crecimiento (sintetizada por vez primera en 1987) comienza a desaparecer minutos después de ser absorbida y es eliminada del todo a las 48 horas.

Existen además sustancias permitidas, como los complejos vitamínicos, que integrarían el grupo de las ayudas ergogénicas que no están incluidas en las listas de productos prohibidos. En esta categoría, el producto ‘estrella’ fue siempre la creatina, utilizada en especialidades que exigen explosividad.

¿Por qué se permite a los deportistas el consumo de creatina? En opinión del mítico doctor sueco Arne Ljunqvist, la razón fundamental estuvo siempre en que carece de riesgos para la salud. Cuando se le interrogaba acerca de esta cuestión, el médico sueco siempre respondía: “Tampoco está prohibido tomar bebidas con hidratos de carbono, entrenarse en altitud o comer pasta italiana”. Y precisamente aquí reside la clave del siempre complicado y espinoso asunto del dopaje. Lo difícil es situar la barrera entre los productos permitidos y los prohibidos. Sólo estos últimos, por convenio, reciben el calificativo de dopaje. Los péptidos de nueva generación, el nuevo dopaje, está ya entre los prohibidos.

El dopaje siempre va por delante de la lucha antidoping es un viejo axioma que se cumple una y otra vez. La esperanza está en que el desfase, el gap entre el uso y la detección sea cada vez menor en el tiempo. Siempre han existido sustancias indetectables en el deporte. Una hormona como la EPO trajo de cabeza a la lucha antidopaje durante más de una década, pero ¿y ahora? ¿Cuál es el nuevo dopaje? ¿Qué sustancias se encuentran, en pleno siglo XXI, en esa espesa niebla formada por todo lo que eleva el rendimiento físico pero es aún indetectable o está en el límite de lo prohibido? Aparte de las famosas microdosis de EPO y GH (que se siguen utilizando aun con un altísimo riesgo de detección), existe un extraño grupo de compuestos que va abriéndose paso con fuerza en el nuevo dopaje: los péptidos.

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