'Detroit': una película aterradora sobre una ciudad en llamas
La oscarizada Kathryn Bigelow recrea los disturbios de Detroit en 1967
Está claro que Kathryn Bigelow tenía las mejores intenciones con 'Detroit', y por eso es una pena que el que sin duda era su objetivo primordial haya acabado destacando como el aspecto en el que esta más fallida resulta. La historia se sitúa en la ciudad del título, durante cinco días de julio de 1967. La noche del primero de ellos, la policía irrumpió en un bar clandestino y empezó a arrestar a las 85 personas, todas ellas negras, que allí se reunían. La acción tuvo como respuesta una protesta ciudadana que inicialmente provocó el saqueo de comercios y la quema de coches y edificios, y que acabó convirtiéndose en uno de los episodios más violentos y devastadores de la historia de Estados Unidos. Cuando todo acabó, se habían producido más de 7.000 arrestos y 43 personas, mayormente negros, estaban muertas.
Bigelow, en todo caso, se centra en un episodio concreto de aquellas revueltas y en un punto específico: el motel Algiers, un establecimiento regentado por afroamericanos en el que, en la tercera noche, se encontraban 12 personas —10 negros, dos blancos— cuando un grupo de soldados de la Guardia Nacional creyeron ver a un francotirador que disparaba contra ellos desde una de las ventanas del edificio. Apoyados por la policía de Detroit y la policía estatal, abrieron fuego contra las ventanas y acto seguido entraron por la fuerza en el hotel. Al final de la noche, tres de sus ocupantes estaban muertos, y el resto habían sido víctimas de torturas y humillaciones.
No cabe duda de que 'Detroit' es una película poderosa y desgarradora. Pretende poner a los espectadores en la piel de las víctimas de la brutalidad policial, indefensas y aterrorizadas, y en ese sentido es un éxito indudable. Pero eso es básicamente todo cuanto hace, y ello supone un logro más bien modesto para una película cuyo título engloba una ciudad entera. En todo caso, lo que se echa de menos no es solo mayor alcance sino también, sobre todo, más complejidad. En películas previas como 'En tierra hostil' y 'La noche más oscura', Bigelow retrató el conflicto que los personajes sufrían los unos con los otros, pero también el que experimentaban consigo mismos, y en cambio 'Detroit' no es más que una historia de héroes y villanos, doblemente aterradora por estar basada en hechos reales.
Un campo de batalla
Bigelow y el guionista Mark Boal retratan la ciudad como un campo de batalla en el que, por un lado, los policías son todos unos racistas y tienen todos gatillo fácil y, por otro, los miembros de la comunidad afroamericana no tienen más rasgo distintivo que su condición de víctimas. De principio a fin, en efecto, la película trata a los residentes negros como una mera masa. Casi ninguno de los personajes del Algiers acaba teniendo más propósito narrativo que acabar la noche dentro de una bolsa de plástico o envuelto de sangre.
La directora nos ofrece primeros planos de rostros hechos polvo y gente que jadea y se estremece, y enfatiza la monstruosidad
La directora nos ofrece primeros planos de rostros hechos polvo y gente que jadea y se estremece, y enfatiza la monstruosidad de las acciones policiales a través de ángulos exagerados. En el proceso, parece asumir que mostrarnos imágenes de hombres negros siendo castigados por policías blancos con una saña que nos hace sentir enfermos es todo lo que la película necesita para erigirse en una obra políticamente relevante. Sin embargo, el resultado es un relato más bien desapegado de su contexto, y que trata la violencia como lo haría un 'slasher'.
No hay duda de que Bigelow y Boal, los cineastas, pretendían recordarnos que lo que sucede en la América de Trump no es más que un repunte particularmente virulento de un mal constante en la historia del país: hombres de piel morena convertidos en víctimas de marginación y abuso por parte de la ley. Pero su película está extrañamente desconectada de las fuerzas culturales y sistémicas que provocaban la brutalidad policial en 1967 y la siguen provocando hoy. Al final, 'Detroit' es un pedazo de drama histórico y otro de intriga judicial que emparedan un relato de terror puro, en el que la violencia es a la vez explicitada de forma gratuita y usada como herramienta moralizante. La principal guerra que retrata es consigo misma.
Está claro que Kathryn Bigelow tenía las mejores intenciones con 'Detroit', y por eso es una pena que el que sin duda era su objetivo primordial haya acabado destacando como el aspecto en el que esta más fallida resulta. La historia se sitúa en la ciudad del título, durante cinco días de julio de 1967. La noche del primero de ellos, la policía irrumpió en un bar clandestino y empezó a arrestar a las 85 personas, todas ellas negras, que allí se reunían. La acción tuvo como respuesta una protesta ciudadana que inicialmente provocó el saqueo de comercios y la quema de coches y edificios, y que acabó convirtiéndose en uno de los episodios más violentos y devastadores de la historia de Estados Unidos. Cuando todo acabó, se habían producido más de 7.000 arrestos y 43 personas, mayormente negros, estaban muertas.
- ‘The Expanse’, la ópera espacial que ya le roba premios a ‘Juego de Tronos’ Aloña Fernández Larrechi
- Saviano: "Los niños de la mafia me leen y piensan: 'Es un chiste, somos mucho peor'" Daniele Grasso Fotografía: Carmen Castellón
- El primer Estado catalán de 1934 también acabó con todo el Govern entre rejas Julio Martín Alarcón