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Saviano: "Los niños de la mafia me leen y piensan: 'Es un chiste, somos mucho peor'"
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retrata los jóvenes de la camorra en 'la banda de los niños'

Saviano: "Los niños de la mafia me leen y piensan: 'Es un chiste, somos mucho peor'"

Lo peor que le puede pasar a quien lea libros y vea películas sobre la Camorra o el narcotráfico, asegura el periodista y escritor, es creer que se trata de un mundo de ficción

Foto: El autor Roberto Saviano, en un hotel en Madrid (C. Castellón)
El autor Roberto Saviano, en un hotel en Madrid (C. Castellón)

Roberto Saviano (Nápoles, 1979) saca su iPhone del bolsillo, teclea rápido, desliza el dedo hacia arriba en la pantalla y la acerca a la cara del periodista. "Ecco", dice, mientras enseña la foto del cartel publicitario que Netflix está usando para promocionar su serie de referencia, ‘Narcos’, en Italia. "Han tenido que poner mi cara para que los chavales vean la serie y entiendan que no es un cuento, sino una historia real".

Foto: Pedro Pascal, protagonista de 'Narcos, en una imagen de la tercera temporada de la serie Opinión

Su imagen aparece junto a la del actor que interpreta a Pablo Escobar, líder del cártel de Medellín. "La cocaína es el negocio más rentable del mundo", reza una de las frases que el autor y periodista italiano ha redactado para promocionar la serie sin despegarla de la realidad.

placeholder 'La banda de los niños'. (Anagrama)
'La banda de los niños'. (Anagrama)

Saviano dio el salto a la fama con ‘Gomorra’ (2006), donde contó el día a día de los clanes de la mafia de Nápoles, la Camorra. De ese libro salieron una película y una serie (cuya tercera temporada se estrena en noviembre) y, tras el éxito, él se metió a documentalista para contar el negocio internacional de la cocaína ('Cero Cero Cero', 2014). En su nuevo libro, 'La Banda de los Niños' (Anagrama), Saviano vuelve a Nápoles -aunque no físicamente, porque le matarían a pesar de la escolta que siempre le acompaña, también en Madrid- para contar cómo los chavales de las barriadas pobres se han convertido en despiadados reyes de las plazas de la droga. Lo hace en forma de novela basada en una investigación judicial. No se le quita el miedo a que, como con 'Narcos', el público piense que es todo ficción.

"Creo que el mayor riesgo", advierte el escritor, "de que haya tanta filmografía sobre crimen organizado no es tanto la emulación, sino el hecho de que el público diga 'bah, eso es fantasía, son superhéroes de un mundo que no es el mío’. Por eso cuando adaptamos a la tele un libro como 'Gomorra' intentamos que fuera lo más crudo posible. Pero sabemos que, por muy crudo que puedas retratarlo, ni se acerca a la realidad".

PREGUNTA: ¿Y cómo es, en la realidad de 2017, un 'boss' mafioso?

RESPUESTA: Hay que imaginárselo como a un fraile. Un fraile encerrado en un pozo. Desde ahí, con trocitos de papel (como Bernardo Provenzano) o quizás a través de un móvil (así lo hacía Michele Zagaria), ordena homicidios, inversiones o que se firme la paz con otro clan. Es un hombre que nunca verá los hoteles que construye, nunca comerá en los restaurantes que posee, nunca podrá pasear por ahí con un amigo. Esto, hoy, es un capo de la Camorra en Italia.

Los ‘pececitos’ matan a bocajarro

No es una novedad que los mafiosos encuentren inspiración en las películas y en los libros que hablan sobre ellos. Ocurrió en los años 1970 en Nueva York con 'El Padrino' y ocurre hoy tras 'Gomorra' en Nápoles. Los chavales se peinan como Genni, uno de los protagonistas de la serie, y usan las expresiones de Salvatore Conte, su primer rival.

En la jerga de la Camorra, la ‘Paranza’ es un grupo criminal, aunque literalmente indica los pequeños barcos que pescan con donde el agua es más baja y encuentran los pececitos que se usan para la fritura mixta de pescado. La expresión no la inventa Saviano, sino que se usó para denominar la investigación policial que, en 2015, llevó a la detención de Pasquale Sibillo, de 24 años. Seis meses antes, su hermano, de 20 años, había sido tiroteado por la espalda en el barrio napolitano de Forcella. En la banda había chavales nacidos en 1993, 1994 y 1995.

P: ¿Los niños de barrios de Nápoles como Forcella se inspirarán en los personajes de 'La banda de los niños'?

R: A día de hoy ellos leen el libro y se ríen, chulescos: "estos son chistes, nosotros hacemos cosas mucho peores". Lo dicen orgullosos, en plan "mira, solo han hecho medio homicidio, aquí disparamos todos los días".

placeholder Pasquale 'Lino' Sibillo, detenido 2015, fue el jefe de la 'Banda de los niños' real, a la que Saviano se inspira para su novel. (Foto: Polizia Italiana)
Pasquale 'Lino' Sibillo, detenido 2015, fue el jefe de la 'Banda de los niños' real, a la que Saviano se inspira para su novel. (Foto: Polizia Italiana)

P: ¿Por qué ha decidido centrarse en los niños de la Camorra?

R: Hasta hace unos años los niños hacían de centinelas, llevaban una pistola de un lado al otro...ahora mandan. Por una coyuntura particular: los grandes boses están en la cárcel y los que no, ni salen de casa, porque hay demasiada violencia. Así que por la calle solo quedan los más jóvenes. Imagínate el talento que tienen para hacerse con una plaza de droga con quince o dieciséis años: pagan a la policía, hacen llegar la droga desde el extranjero, mantienen los precios, la calidad, controlan a los clientes... Es como darle las llaves de un centro comercial a un adolescente y decirle: "toma, gestiónalo". Pero estos, con 18 años o menos, tienen ingresos de 400.000 euros.

Saben que la muerte no es un riesgo de su trabajo, sino que es parte de su trabajo


P: Y ese dinero vuela

R: Lo gastan todo muy rápido. Saben que la muerte no es un riesgo de su trabajo, sino que es parte de su trabajo. Se muere, es así. Emanuele [hermano de Pasquale] Sibillo, cuando cumplió dieciocho años dijo: "celebradme mucho, que a los 21 no llego". Le mataron poco más de un año después. 'Risparmia o’ fesso' ['Quien ahorra es bobo', en dialecto napolitano].

P: ¿Tendrían alternativa?

R: En Nápoles, un chaval de esa edad que quiera trabajar podría cobrar unos 600 euros al mes. Eso si se mete en el taller de un mecánico, porque si va a trabajar de ayudante de un barbero, no llega a 300. ¿Un trabajo tras la universidad? 1.200 euros al mes. Ellos piensan: "quiero todo ahora, o no lo tendré nunca". Es una sensación que puede sentir cualquier chaval, incluso de Madrid, pero aquí no se le pasaría por la cabeza coger un fusil para conseguirlo -y si lo coge, su entorno se le echa encima.

Mafia en España: todos saben, nadie habla

El nombre de Niccoló Ciatti no le dice nada a casi nadie. Pero cuenta lo poco que interesa en España la realidad de las organizaciones criminales organizadas. Este italiano de 22 años murió por la patada de un joven checheno con formación paramilitar mientras estaba de vacaciones en Lloret de Mar. En la Costa Brava la mafia italiana, así como la rusa y la chechena, llevan años invirtiendo en el ladrillo, especulando y comprando locales que se llenan de turistas los 12 meses del año. Lo sabe el comandante de la Guardia Civil especializado en Camorra con el que hablamos antes de esta entrevista y lo sabe cualquiera que haya estudiado el fenómeno. Pero no es una mafia visible: no mata, no ensucia, no hace ruido.

P: Ha escrito del caso de Niccoló Ciatti en L’ Espresso. Un caso que, sin embargo, en España apenas tuvo repercusión.

R: Vamos a ver. ¿En serio alguien cree que los chechenos que le mataron estaban ahí por casualidad? ¿Dos hombres de la mafia chechena que, por casualidad, matan a un chaval? Eran seguramente guardaespaldas de alguien o protectores de algún lugar. En la Costa Brava la mafia chechena vive e invierte desde hace quince años. ¿Por qué no se dice? ¿Porque "arruina el turismo"? ¿De verdad?

placeholder Roberto Saviano denuncia que en España no se hable de mafia.
Roberto Saviano denuncia que en España no se hable de mafia.

P: Excluyendo casos puntuales, es un mafia que no se ve. ¿Cómo se puede hacer entender el peligro que supone la presencia mafiosa?

R: Basta con mirar a la crisis que hubo en España. Una parte importante de la burbuja especulativa del ladrillo, sobre todo en el Sur, la crearon las mafias rusas, italianas, nigerianas, colombianas; todas las que trafican con droga. Todas las transacciones se hacían aquí, en España, se compraban edificios para pagar toneladas de cocaína. Y los políticos no se meten porque ignoran esta situación, a veces incluso cómplices, pero quiero pensar que en la mayoría de los casos se trata de ignorancia. ¿Has escuchado hablar a Podemos, a Rajoy o a los socialistas de este asunto alguna vez?

P: Tras la detención del jefe del clan Polverino en España, un jefe de la Guardia Civil al que pregunté si habían desarticulado el clan me contestó que "un clan camorrista se transforma, pero nunca se destruye".

R: Eso es. Exactamente como la Ley de Lavoisier: “Nada se crea ni se destruye"

P: ¿Cómo es posible?

R: Hay que tener en cuenta el inmenso capital acumulado por las familias mafiosas. Cuando se ve en las noticias "detenido el capo de tal familia", hay que tener en cuenta que probablemente haya hecho miles de millones de liras ya en la década de los '80, con el contrabando. Todavía les queda ese dinero.

Y sus descendientes pueden decidir. Pueden invertir, por ejemplo, 1.000 euros en Apple, y después de un año tendrán unos 1.200 euros, quizás. Pero si invierten 1.000 euros en cocaína, después de un año tendrán 182.000 euros - y son datos de la Drug Enforcement Agency (DEA) de Estados Unidos. ¿Qué otro trabajo te da eso? Convence tú a un chaval que lo deje y trabaje por 1.000 euros al mes.

El odio en Italia, "un país de frustrados"

El parlamentario de la Liga Norte italiana Matteo Salvini dijo hace pocos meses que, si él llegara a gobernar, le quitaría a Saviano la escolta con la que lleva viviendo desde hace once años. Más allá de la ‘fake news’ (el presidente del Gobierno no pone o quita escoltas), la anécdota resume bien lo que muchos italianos piensan del autor: escupe en el plato que le da de comer, pinta Nápoles e Italia por lo que no son, estigmatiza el Sur de Italia, aleja el turismo...

P: ¿Cómo vive esta situación?

R: Mal, muy mal, no puedo más. Pero es que los italianos llevan veinte años siendo un pueblo de personas que no se realizan. Se ha convertido en un pueblo entero de frustrados. ¿Quieres ser periodista? Imposible. ¿Profesor? Precario, imposible vivir. Hasta para el ser mecánico necesitas una recomendación.

P: En Italia hay una corriente de opinión muy enfrentada a lo que hace, a su trabajo. Pero también existen movimientos 'antimafia', que salen desde abajo (Libera es el más conocido) y son muy potentes.

R: Sí, es cierto. Aunque igual ya no son movimientos tan grandes. Hoy en día en Italia se mira al político y se piensa "ese es un mierda, dice que hace el bien para mi, pero no va a ser verdad". Al chaval de 16 años que retrato, le da igual. Puede mirar al mafioso, y no es cuestión de que le caiga bien, sino de que es mejor que el político. Al menos dice una cosa y actúa en consecuencia. Esta situación ha destrozado el sentimiento 'antimafia' que en Italia era fuerte.

placeholder Roberto Saviano asegura que 'no merece la pena' renunciar a una vida normal.
Roberto Saviano asegura que 'no merece la pena' renunciar a una vida normal.

P: ¿Cómo se puede cambiar esta situación?

R: Empezando por construir un un país en el que, si trabajas, llegas adonde te prometen que llegarás. Donde consigues lo que quieres. Eso en Italia es imposible.

P: En medio de este clima, usted esconde su residencia y vive con escolta. Hace unos años, tras la publicación de 'Cero Cero Cero', dijo que la escolta le estaba volviendo loco…

R: ¡Es que ya me he vuelto loco! [risas]. No puedo más. A día de hoy, creo que tiene sentido escribir un libro solo cuando...pierdo todo mientras lo hago. Cuando pierdo mi libertad, mi futuro.

P: ¿Y le merece la pena?

R: No. Mientras lo escribo, sí. En cuanto lo acabo, sí. Después de once años, no. Lo pierdes todo.

P: Dentro de otros once años más, ¿dónde ve a Roberto Saviano?

R: No lo sé. Pero si vuelves a verme sentado aquí, tendrás que escupirme a la cara [sonríe].

Roberto Saviano (Nápoles, 1979) saca su iPhone del bolsillo, teclea rápido, desliza el dedo hacia arriba en la pantalla y la acerca a la cara del periodista. "Ecco", dice, mientras enseña la foto del cartel publicitario que Netflix está usando para promocionar su serie de referencia, ‘Narcos’, en Italia. "Han tenido que poner mi cara para que los chavales vean la serie y entiendan que no es un cuento, sino una historia real".

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