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Laurent Binet: "Reescribir a Agatha Christie es peor que tapar la Capilla Sixtina"
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Laurent Binet: "Reescribir a Agatha Christie es peor que tapar la Capilla Sixtina"

Hablamos con el escritor francés, premio Goncourt, que acaba de publicar 'Perspectivas', una novela policíaca ambientada en la Florencia renacentista, con los Médicis

Foto:  El escritor francés Laurent Binet. (Europa Press/David Zorrakino)
El escritor francés Laurent Binet. (Europa Press/David Zorrakino)

Corre el año 1557, pleno Renacimiento italiano, y en esa Florencia que provocaba mareos a Stendhal aparece el cuerpo asesinado del malogrado pintor Pontormo, junto a un retrato obsceno de la hija de Cosme de Médicis. Europa es un polvorín y Giorgio Vasari, el gran historiador de esa época, deberá hacer una labor detectivesca para descubrir quién ha asesinado a Pontormo, con qué motivos y por qué su cuerpo se encontraba junto a ese extraño cuadro, todo con la idea de limpiar el nombre de la hija del aristócrata florentino.

Esa es la premisa de Perspectivas, la nueva novela del escritor francés Laurent Binet, en la que combina magistralmente el misterio de la novela policíaca con un fino análisis historiográfico de la época, aprovechando por el camino para tratar temas que hoy en día siguen muy vigentes: la libertad artística o la 'cancelación' y censura de determinadas obras. Todo hilvanado con gran sentido del humor y de manera epistolar, lo que aporta complejidad y distintos puntos de vista a la obra. Aunque no es de extrañar, teniendo en cuenta que Binet fue galardonado con el Premio Goncourt de Primera Novela con su primera obra, HHhH.

"Siempre he navegado entre historia y ficción, es un tema que me apasiona, se trata de una relación fecunda pero también complicada", explica Binet en entrevista con El Confidencial. "Que quede claro que yo soy hijo de historiador pero no soy historiador, por eso siempre he podido tener un equilibrio entre las dos disciplinas y tengo la suerte de poder mezclar ambas en mis libros. Con HHhH tenía la sensación de que ya había agotado mi visión de la Segunda Guerra Mundial, y quería explorar el Renacimiento (que era una época que conocía, pero menos) con otra novela. Así lo hice con Civilizaciones —su novela anterior—, pero tenía la sensación de no haber acabado. Me quise quedar en esa época, repetirla, y además tenía ganas de hacer una novela negra. A partir del momento en que tenía claras esas dos ideas pasé por etapas: primero necesitaba un investigador para que pudiera explorar lo que yo ya sabía del Renacimiento italiano. Escogí a Vasari como personaje principal porque tenía la sensación de que sería un buen investigador puesto que pasó toda su vida observando. Después tuve que escoger una víctima, sospechosos...".

La Florencia del Renacimiento y los Médicis parecen no pasar de moda, a juzgar por el interés que continuamos teniendo en ellos. "Es natural, Florencia a mediados del siglo XVI fue la época de la Contrarreforma, el concilio de Trento, es una época con mucha crispación por las guerras de religión", apunta Binet. "Se trata de un paralelismo que yo no hubiera sospechado que se pudiera tener con la época actual, por lo menos no hace veinte o treinta años, y sin embargo todo esto de la cuestión religiosa también se da ahora en el siglo XXI".

"Pensar que se pintaba por encima de lo pintado por Miguel Ángel... es como ahora querer reescribir los libros de Roald Dahl"

"Y otra cosa sorprendente es el tema de la censura que me parece increíble. En un momento de crispación como 1557, el final del Renacimiento, y tras el periodo de explosión con gente como Botticelli, tenemos una vuelta a un orden mundial que hace que se quiera destruir la Capilla Sixtina o que se intenten tapar los desnudos. Yo eso ni lo sospechaba cuando empecé a escribir. Pensar que se pintaba por encima de lo pintado de Miguel Ángel es como ahora querer reescribir los libros de Agatha Christie o de Roald Dahl... bueno, es aún peor. Es un revisionismo, una falsificación de las obras que existió y existe y es tremendo este retorno al arcaísmo, es preocupante y deprimente", indica.

La trama policíaca es otro punto a favor de la novela, pues ahora más que nunca parecen interesarnos este tipo de temáticas. Binet reflexiona al respecto: "Imagino que interesa tanto porque estamos en una época negra. En mi caso me he decantado por la novela detectivesca porque era muy propicia, yo mismo estoy leyendo ahora mismo novelas policíacas griegas. Ahora mismo hay tanta incertidumbre y parece que la sociedad se está desintegrando... supongo que la investigación policíaca nos permite de algún modo investigar la sociedad de la que tenemos tantas dudas".

placeholder 'Perspectivas', edita Seix Barral en español y Edicions de 1984 en catalán.
'Perspectivas', edita Seix Barral en español y Edicions de 1984 en catalán.

"En mi caso, lo que me interesó es que situé la investigación en el contexto de los pintores, que a su vez se situaban en la encrucijada de todos los medios sociales: trabajaban para duques pero también para obreros o mezcladores de colores como Marco Moro. Eso me permitía proponer un fresco completo de la sociedad". Pues aunque la intriga policial sea inventada el contexto se respeta escrupulosamente. Por la novela pasan personajes de la talla del mencionado Marco Moro, Miguel Ángel o Agnolo Bronzino, aunque la investigación sea ficticia (Vasari nunca investigó la muerte de Pontormo), pero ha respetado las interacciones sociales, opiniones o los odios de los personajes de entonces. "Transformé un accidente en un asesinato", señala Binet.

"Ahora mismo parece que nuestra sociedad se está desintegrando... la investigación policíaca nos permite de algún modo indagar sobre ella"

Otra de las originalidades que señalábamos de la novela es el hecho de que, emulando quizá a otros libros del pasado como El joven Werther de Goethe, se encuentra narrada en su totalidad de manera epistolar. "Por un lado, me apetecía unir un tipo de novela como esta con lo epistolar porque me parecía interesante, era algo diferente o nuevo que nunca se había hecho", explica el autor. "Y sobre todo, al ser una novela policíaca, en este sentido me permitía situar muchos testimonios diferentes, porque algo muy eficaz de las historias detectivescas es que el narrador no es fiable, y una novela epistolar me permitía colocar en el mapa diez o 12 narradores, lo que aportaba un espíritu un poco paranoico. El lector no sabe qué creer y qué no, tengo que darle indicios y falsas pistas, lo invito, lo acompaño, lo despisto...".

Binet se confiesa un converso tardío al mundo del arte que hasta los 35 años no había visitado "más que una docena de museos", pero que tuvo que meterse a fondo en la Florencia del Renacimiento para poder concebir esta novela y evitar anacronismos. "He trabajado mucho para evitarlos, aunque hay guiños al lector que son buscados y otras partes que parecen anacronismos y no lo son. Por ejemplo, Marco Moro es en la novela una especie de sindicalista, pero es que en la vida real también lo fue porque se inspiró en una revolución de obreros del siglo XIV que describe Maquiavelo. Para escribir me apoyé en los textos de la época, leí muchísima correspondencia de Miguel Ángel e integré citas de sus cartas, de Vasari lo mismo, Marco Moro habla como los obreros del siglo XIV y como los hacía hablar Maquiavelo... tuve que leer mucha literatura del Renacimiento para dar ese color veraz a la novela, sin prohibirme de tanto en cuanto algún guiño".

"El mundo de la pintura es un universo apasionante y creo que de una disciplina a otra tenemos muchas cosas que contarnos. Es decir, como escritor, saber lo que pudiera pensar Leonardo me parece apasionante. Me interesa la visión del mundo de los pintores, los cineastas... el diálogo entre las artes, en definitiva". Después de Italia, Binet comienza a interesarse por Grecia para sus futuras obras: "¡Aunque veremos si acaba llegando a algún lado o no!", finaliza.

Corre el año 1557, pleno Renacimiento italiano, y en esa Florencia que provocaba mareos a Stendhal aparece el cuerpo asesinado del malogrado pintor Pontormo, junto a un retrato obsceno de la hija de Cosme de Médicis. Europa es un polvorín y Giorgio Vasari, el gran historiador de esa época, deberá hacer una labor detectivesca para descubrir quién ha asesinado a Pontormo, con qué motivos y por qué su cuerpo se encontraba junto a ese extraño cuadro, todo con la idea de limpiar el nombre de la hija del aristócrata florentino.

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