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Por qué todo el mundo está sacando libros de poesía (aunque no sean poetas)
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Por qué todo el mundo está sacando libros de poesía (aunque no sean poetas)

A juzgar por las redes, solo los 'poetas de Instagram' siguen haciendo poesía y ayudando a visibilizarla. ¿Qué opinan las editoriales especializadas?

Foto: Un muro con un poema en Tarifa, y el castillo de Santa Catalina al fondo. (iStock)
Un muro con un poema en Tarifa, y el castillo de Santa Catalina al fondo. (iStock)

"Sin embargo, te advierto que estamos cosidos a la misma estrella" dijo, inspirado, Vicente Huidobro. "¿Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?" se preguntaba Pablo Neruda. Borges se aventura a decir que la lluvia es una cosa que, sin duda, sucede en el pasado, mientras que Alfonsina Storni pedía una constelación a la cabecera de su cama y Walt Whitman nos advertía que se contradecía, que contenía multitudes. Y un 12 de febrero de 2024, un poeta anónimo deja en Twitter un poema para la posteridad: "Usar la palabra penetrar suena brusco. Yo a ella la acaricio por dentro".

¿Es el fin de la poesía?

A juzgar por Twitter podríamos estar muy cerca, poniéndonos un poco apocalípticos y si echamos un vistazo a esas 'obras' de los últimos tiempos, escritas por inspirados poetas desconocidos (la mayoría de las veces) que más que poemas se dedican a escribir frases cortas. En 2019 se publicó el libro de poemas Otra luz, del extriunfito Alfred García, el cual se hizo rápidamente viral no por las razones que probablemente hubiera querido su autor. "¿Sabes qué? / ¿Qué? / No lo sé", decía 'Poético', uno de los 'micropoemas' (es un acto de generosidad calificarlo así) que podían encontrarse en el libro y que fue motivo de burla en redes sociales. ¿El problema es de las editoriales que publican cualquier cosa o de los propios poetas, que no se dan cuenta de sus limitaciones? ¿Está Arthur Rimbaud removiéndose en su tumba ahora mismo?

"La palabra poesía siempre tiene unas connotaciones que son negativas, la gente dice que no lee poesía porque piensa que es un coñazo", cuenta Pepe Olona, librero y fundador de la editorial (y librería) Arrebato Libros, que lleva más de 20 años en Madrid. "Poesía hay muchos tipos, visual, sonora, experimental... Esto es como decir que qué pena que el reggaeton triunfa con la cantidad de música buena que hay, eso es un problema de la humanidad. Yo no estoy a favor ni en contra de que se editen distintos perfiles, creo que hay editoriales grandes que su objetivo es hacer dinero y evidentemente saben que van a vender libros de personas que tienen muchos followers".

Arrebato Libros lleva 20 años abierta y se encuentra situada en la Calle de la Palma de Madrid, y su editorial, como indica el propio Olona, edita "autores con presencia escénica". "Creo que para entender a dónde hemos llegado tenemos que remontarnos al pasado", señala. La librería surgió en un momento en que ya se celebraba el festival Yuxtaposiciones en la Casa Encendida, dirigido por una figura imprescindible del underground madrileño: María José Martín de la Hoz (AJO).

"Queríamos profesionalizar la poesía, que el público pudiera ir a escucharla igual que va a ver una película o un concierto"

La editorial tenía la idea de luchar contra lo más convencional de la poesía: "No queríamos que se quedara en eso de 'versos escritos en libros que se leen en casas y el que los oye tiene que tener una inteligencia superior para entenderlos'", dice Olona. "En los años 90 queríamos acercarla al público mediante festivales. También comenzamos a acercarnos a esa corriente underground de ciertos autores que trabajaban la poesía desde el punto de vista de la droga y la fiesta, personajes malditos como Leopoldo María Panero o Félix Francisco Casanova. En definitiva, cuando la editorial comenzó queríamos profesionalizar la poesía como a las otras artes, que el público pudiera ir a escucharla igual que va a ver una película o un concierto —siendo conscientes, a pesar de todo, de que no todos los poetas valen para eso—".

placeholder Leopoldo María Panero en la película 'El Desencanto' de Jaime Chávarri (1976).
Leopoldo María Panero en la película 'El Desencanto' de Jaime Chávarri (1976).

"Después creamos el Festival Poetas (que va a cumplir 18 años), que buscaba acercar propuestas internacionales y nacionales y también a figuras de otros ámbitos: Antonio Vega, Enrique Morente, Faemino y Cansado... es decir, queríamos usar la poesía desde el humor, la música, la fotografía... creo que es importante conocer esto para entender de dónde viene todo, desde el movimiento de los 70 con Fluxus o los Beatniks hasta ahora, en que Internet sin duda ha ayudado. Han proliferado autores por muchos canales y desde luego el apoyo institucional ha llevado a un crecimiento. La gente usa las redes para crecer, ¿son buenas, malas? ¿Gustan más o menos? Eso es cosa del público. En el tema de las artes es siempre lo mismo: vende más una película de acción que un drama francés u Operación Triunfo más que un grupo que lleva 30 años y toca de maravilla. Al final si alguien recita algo en un pequeño vídeo en Instagram y provoca un efecto en el público pues lo ha provocado", cuenta Olona.

La tendencia está siendo global. Un reciente artículo publicado en The Economist señalaba que "Gran Bretaña ha experimentado un alarmante aumento en la venta de poesía", admitiendo que los llamados "poetas de Instagram" estaban detrás de tal aumento. Aunque como también indicaba el medio, los poetas han generado dinero durante mucho tiempo: Lord Byron (a menudo descrito como "la primera celebridad moderna") podía vender 10.000 copias de un poema en un solo día, y en el siglo XX un libro de versos de John Betjeman podía producir 2,5 millones de copias. Los nuevos poetas no solo venden en papel sino también mediante sus páginas web, como Rupi Kaur (paradigma de este tipo de nuevos poetas, pues saltó a la fama gracias a Instagram), que además de sus poemas vende otros productos de merchandasing como tapices o velas perfumadas.

"¿Luego resulta que triunfa más la cosa chorra que la elaborada? Eso se escapa a nuestro control"

"TikTok se ha convertido en el gran canal del mundo del libro. Para mí las redes son herramientas, no las veo como el demonio", cuenta Olona. "Es una forma y un medio de comunicación y una forma más directa de llegar al espectador. ¿Que luego resulta que en el canal triunfa más la cosa chorra que la elaborada? Eso se escapa a nuestro control. Yo lo único que puedo decir es que no tengo ni idea de si ahora se lee más poesía o menos, pero en estos años he visto cambios. Aunque hay inestabilidad cultural veo que hay festivales en varias partes de España. Esto es parte de un trabajo, claramente ahora mismo hay una escena que antes no había".

"Yo reivindico la inutilidad de la poesía. Se sale de cualquier tipo de predisposición a la producción, la poesía es lo que no se debe hacer, escapa de la dinámica neoliberal. Rehuyo de los textos que tienen una intención comercial, que están muy estructurados o pensados para vender, prefiero los textos impuros y caóticos porque la vida al final es caótica" el que habla es Ángelo Néstore, poeta hispanoitaliano no binario​, de la editorial Letraversal Poesía. "Cuando pensé en crear la editorial no tenía ni idea de hacia dónde iba, quería que fuera un redescubrimiento. No pienso que haya que publicar a alguien porque esté de moda o porque tenga una trayectoria muy amplia. Lo que busco en la poesía es no que responda a algo, sino ver qué preguntas lanza. Para mí la poesía no tiene la pretensión de responder sino que tiene que sugerir y evocar sin tener que dar respuestas, eso es un lujo".

Néstore habla de su relación con el poeta Juampe Sánchez López, al que la editorial ha editado, para explicar su forma de trabajar: "Si tú me entregas algo tan valioso como un manuscrito, ¿cómo no voy a arriesgarme y confiar? Yo te pago la mitad de la edición y si no se vende ningún libro no es tu problema, es el mío. La poesía cuestiona mi forma de ver el mundo. Cuando me llegó su manuscrito —de Juampe— pude conocerle a través de su literatura, fue un conjuro, de ahí surgió la amistad. La literatura crea ese vínculo mágico y hace que te saltes miles de quedadas en las que te conocerías de una forma tradicional para hacerlo de una forma muy profunda, pero de otra manera".

"Nosotros tenemos una comunidad lectora muy cercana, activa y cariñosa y a mí eso me da fuerza para seguir porque siento que he creado una familia", apunta. ¿Le frustra que sean los poetas de Instagram los que más visibilidad dan a la poesía? "En absoluto", niega. "No siempre hay que buscar al gran público. Creo que puede existir una poesía más de nicho con otra que efectivamente llega a ese gran público, eso de que la poesía es algo elitista a la que solo algunas personas pueden acceder me general cierta duda... creo que ambas ideas pueden convivir. Pero no todo está orientado a vender, por supuesto sé que los proyectos tienen que ser sostenibles, pero para mí los lazos que crea la literatura valen mucho más que cualquier like o cualquier cantidad de dinero".

"Sin embargo, te advierto que estamos cosidos a la misma estrella" dijo, inspirado, Vicente Huidobro. "¿Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?" se preguntaba Pablo Neruda. Borges se aventura a decir que la lluvia es una cosa que, sin duda, sucede en el pasado, mientras que Alfonsina Storni pedía una constelación a la cabecera de su cama y Walt Whitman nos advertía que se contradecía, que contenía multitudes. Y un 12 de febrero de 2024, un poeta anónimo deja en Twitter un poema para la posteridad: "Usar la palabra penetrar suena brusco. Yo a ella la acaricio por dentro".

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