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Platón: solo la Biblia ha tenido más impacto en el pensamiento occidental que él
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Platón: solo la Biblia ha tenido más impacto en el pensamiento occidental que él

En los últimos siglos no se ha escrito ninguna biografía del filósofo merecedora de tal nombre. Robin Waterfield, un prestigioso helenista, se atreve a hacerlo en 'Platón de Atenas' (Rosamerón)

Foto: Estatua del filósofo Platón en Atenas (Fuente: iStock)
Estatua del filósofo Platón en Atenas (Fuente: iStock)

La importancia de Platón como filósofo es universalmente reconocida. Fue el primer pensador occidental que abordó sistemáticamente cuestiones sobre las que todavía trabajan hoy los filósofos en campos como la metafísica, la epistemología, la teoría política, la jurisprudencia y la penología, la ética, la ciencia, la religión, el lenguaje, el arte y la estética, la amistad y el amor. Fue el heredero de una larga tradición de pensamiento acerca del mundo y sus habitantes, pero el uso que hizo de esa herencia fue original. De hecho, él inventó la filosofía y lo hizo en una época en que se carecía casi por completo tanto de vocabulario como de marcos conceptuales: no había palabras para "universal", "atributo", "abstracto" y demás. A lo que hay que añadir que fundó una escuela, la Academia, que no solo se dedicaba a la filosofía, sino también a la investigación científica y a la política práctica, y donde acogió a pensadores de la talla de Aristóteles y Eudoxo, cuyas múltiples influencias en pensadores posteriores fueron profundas. La Academia enseñó filosofía y animó a la investigación durante casi mil años, un periodo de tiempo que todavía no ha sido superado por ningún establecimiento educativo en Occidente.

La variedad de los temas que abordó Platón, la profundidad con la que lo hizo y la audacia de sus teorías son asombrosas. No se trata tan solo de que plantease cuestiones que todavía hoy nos provocan, sino que también se preguntó, como debe hacer todo filósofo, si es posible dar con respuestas seguras a esas cuestiones, e incluso si el conocimiento es posible en absoluto. Le preocupaban no solo las conclusiones sino también el cómo llegamos a ellas. Tenía ciertas doctrinas claras, o quizá teorías, pero incluso estas pueden encontrarse puestas a prueba en los diálogos. Este sentido de la filosofía como una búsqueda permanente es uno de los rasgos más atractivos de su obra. Más aún, estas ideas se presentan habitualmente de una forma accesible para cualquier lector inteligente porque la brillantez de Platón como filósofo era comparable a su talento como escritor. En siglos posteriores, muchos pensadores han escrito diálogos filosóficos, pero ninguno de esos diálogos ha captado la fluidez y el realismo conversacional de las mejores obras de Platón.

placeholder Portada de 'Platón de Atenas' de Robin Waterfield,  la primera biografía moderna de Platón.
Portada de 'Platón de Atenas' de Robin Waterfield, la primera biografía moderna de Platón.

He dicho un poco más arriba que Platón planteó preguntas que todavía nos provocan, pero ese "nos" de la frase lo conformamos básicamente filósofos en ejercicio. Sería más preciso decir que planteó preguntas que todavía deberían provocarnos, a todos nosotros, no solo a los filósofos. En un mundo en el que incluso las democracias liberales pueden ser deformadas por líderes fanáticos, incompetentes y emocionalmente inmaduros, ¿acaso no deberíamos prestar más atención a las propuestas de Platón para formar líderes políticos que sean a la vez competentes y probos? En un mundo en que la información y la desinformación están más extendidas que nunca, sobre todo gracias a las redes sociales y a internet, ¿no deberíamos replantearnos la insistencia de Platón en que nuestros actos deberían basarse en el conocimiento, no en la creencia ni la opinión? Cuando muchos perpetuadores de la cultura popular nos arrastran cuesta abajo hasta el nivel del mínimo común denominador, es conveniente que reflexionemos sobre las razones de Platón para detestar tanto la trivialización como la aceptación irreflexiva de ideas y prácticas incluso cuando estén ampliamente aprobadas por la sociedad. Platón era un idealista en tanto creía que la perfección, o, al menos, un estado mucho mejor de las cosas es alcanzable en cada área de la vida humana, empezando por la transformación personal. ¿No deberíamos, de manera similar, dedicar nuestras energías a mejorarnos a nosotros mismos y el mundo que nos rodea, de modo que cada generación legue a la siguiente unas condiciones de vida que sean más saludables y sostenibles que las que teníamos antes?

La obra de Platón dio lugar a debates y reacciones a lo largo de toda la antigüedad y en todas las generaciones posteriores. Todavía hay una producción tan enorme de libros y artículos académicos cada año que requeriría más de una vida entera conocer todas las publicaciones y todos los idiomas necesarios para leerlos. Se le lee y estudia, me atrevería a decir, en todos los países del mundo. Los índices de una buena parte de los libros de no ficción en los estantes de cualquier lector tendrán una entrada para Platón. Platón no solo fue importante sino excepcionalmente importante. Y así lo han juzgado algunos de los mayores intelectos de los últimos tiempos.

Platón inventó la disciplina de la filosofía, aunque, como todos los grandes pensadores e innovadores, él también partió de la obra de sus predecesores

Tal vez la más famosa de tales opiniones sea la del filósofo inglés Alfred North Whitehead (1861-1947) quien, en Process and Reality [ Proceso y realidad, Atalanta, 2021], publicado en 1929, escribió: "La caracterización general más prudente de la tradición filosófica europea es que consiste en una serie de notas a pie de página a Platón". Creo que es una descripción acertada, en el sentido de que Platón inventó lo que denominamos disciplina de la filosofía, aunque, como todos los grandes pensadores e innovadores, él también partió de la obra de sus predecesores. Podría haber citado a Isaac Newton: "Si he llegado a ver más lejos que otros es porque iba subido a hombros de gigantes".

Pero aclaremos lo que decía Whitehead: todo gran pensador occidental, de Aristóteles en adelante, ha estado en deuda con Platón. Las deudas de Aristóteles son más patentes y cercanas que las de, pongamos, Judith Butler, pero incluso las bases de la obra de Butler las sentó Platón. Si la señal del genio, más que poseer meramente una gran inteligencia, radica en que el campo en el que la persona trabaja ha cambiado para siempre, o se ha creado un nuevo campo, en ese caso, Platón era un genio. Al decir que él inventó la filosofía, Whitehead y yo no estamos diciendo que acertara en todo. Por descontado que no: eso habría convertido toda la filosofía posterior en una pérdida de tiempo mayor, si cabe, de lo que algunos ya creen que lo es. Y, en cualquier caso, el trabajo de la filosofía consiste en indagar más que en concebir soluciones. Platón fue quien inició la investigación filosófica.

La afirmación de Whitehead sobre Platón es tan famosa que hace mucho que adquirió el estatus de cliché. Pero no suele mencionarse con frecuencia que Whitehead había sido precedido en la otra orilla del Atlántico por Ralph Waldo Emerson, líder de los trascendentalistas. Whitehead se sentía cómodo en el establishment, mientras que Emerson ocupó más bien un lugar marginal; tal vez por eso la frase del segundo ha caído en el olvido. "De Platón", dijo Emerson, en el capítulo sobre Platón de Hombres representativos (1876), "procede todo cuanto todavía se escribe y debate entre los hombres de pensamiento". Nos quedamos con ese "todo cuanto" como medida de la suma importancia de Platón.

Platón no puede despacharse simplemente como un hombre blanco muerto. Aparte de la Biblia, ninguna obra escrita ha tenido en su conjunto tal impacto en el mundo occidental como los diálogos de Platón

Podría añadir testimonios de muchos otros, como Georg Wihelm Friedrich Hegel (1770-1831), quien afirmó en Lecciones sobre la historia de la filosofía universal que Platón y Aristóteles "por encima de todos los demás merecen ser llamados los profesores de la raza humana". Yo también podría añadir testimonios de pensadores y analistas de nuestra época, pero, tal como están las cosas, los filósofos y eruditos actuales todavía no han superado la prueba del tiempo ni alcanzado la talla intelectual de Whitehead, Emerson y otros. De modo que me remito a las citas de pensadores anteriores y al hecho de que al menos La República y, con frecuencia, más obras de Platón, se incluyen invariablemente en el canon de Grandes Libros del Mundo. Esta veneración hacia sus libros no es un fenómeno nuevo. La mayor parte de la literatura griega antigua se ha perdido, a veces por accidente, pero más a menudo porque se creía que no merecía la pena conservarla, en el sentido de que, durante los siglos anteriores a la invención de la imprenta, nadie pidió a los escribas que hicieran copias. Pero sí contamos con el conjunto completo de los diálogos de Platón y no se ha perdido ni una sola palabra de las que publicó. Todas las generaciones de lectores de la antigüedad y la Edad Media consideraron que la obra de Platón merecía conservarse.

Platón carga con cierta responsabilidad por pergeñar y afinar el modo en que todos nosotros pensamos, sea cual sea nuestro género, color de piel, antecedentes culturales o militancia filosófica o política

En resumen, sin Platón, la cultura europea sería más pobre, o como mínimo, habría tenido que esforzarse mucho para alcanzar la misma riqueza que ha alcanzado. Platón no puede despacharse simplemente como un hombre blanco muerto. Es más sensato decir que, aparte de la Biblia, ninguna obra escrita ha tenido en su conjunto tal impacto en el mundo occidental como los diálogos de Platón. En el curso de los siglos, el platonismo ha reaparecido de un modo u otro en distintos contextos filosóficos: por ejemplo, en buena parte del pensamiento antiguo del judaísmo, el cristianismo y el islamismo; en las ideas de los platónicos de Cambridge como Henry More y Ralph Cudworth; en la disputa, un poco posterior, avanzado el siglo XVII, entre John Locke y Gottfried Leibniz; incluso en el «platonismo» de la filosofía matemática de Gottlob Frege, a finales del siglo XIX. Pero lo que pretendo señalar no es eso sino que Platón carga con cierta responsabilidad por pergeñar y afinar el modo en que todos nosotros pensamos, sea cual sea nuestro género, color de piel, antecedentes culturales o militancia filosófica o política. Al decir eso, no estoy defendiendo la noción chovinista de que la única disciplina que merece el nombre de "filosofía" es la versión occidental, fundada por Platón; sino que lo que afirmo es que, tanto si lo sabemos como si no, nuestra manera de pensar ha sido influida por él. Además, he sugerido que todavía tiene importantes lecciones para nosotros, que debería seguir afectando el modo en que pensamos sobre muchas de las cuestiones que nos inquietan o nos desconciertan en la actualidad.

*Robin Warterfield es uno de los más prestigiosos helenistas actuales. Además de traductor de referencia de Platón al inglés, forma parte de del comité de expertos del Plato's Academy Center de Atenas, donde reside. Su último libro es ' Platón de Atenas. Una vida en la filosofía' (Ed. Rosamerón)

La importancia de Platón como filósofo es universalmente reconocida. Fue el primer pensador occidental que abordó sistemáticamente cuestiones sobre las que todavía trabajan hoy los filósofos en campos como la metafísica, la epistemología, la teoría política, la jurisprudencia y la penología, la ética, la ciencia, la religión, el lenguaje, el arte y la estética, la amistad y el amor. Fue el heredero de una larga tradición de pensamiento acerca del mundo y sus habitantes, pero el uso que hizo de esa herencia fue original. De hecho, él inventó la filosofía y lo hizo en una época en que se carecía casi por completo tanto de vocabulario como de marcos conceptuales: no había palabras para "universal", "atributo", "abstracto" y demás. A lo que hay que añadir que fundó una escuela, la Academia, que no solo se dedicaba a la filosofía, sino también a la investigación científica y a la política práctica, y donde acogió a pensadores de la talla de Aristóteles y Eudoxo, cuyas múltiples influencias en pensadores posteriores fueron profundas. La Academia enseñó filosofía y animó a la investigación durante casi mil años, un periodo de tiempo que todavía no ha sido superado por ningún establecimiento educativo en Occidente.

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