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Hay personas que han nacido para ser nómadas, pero no lo saben (y eso arreglaría muchas cosas)
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Hay personas que han nacido para ser nómadas, pero no lo saben (y eso arreglaría muchas cosas)

Anthony Sattin defiende en su ensayo 'Nómadas' que muchos de nuestros problemas actuales se deben a que no vivimos como nuestros antepasados

Foto: Fuente: iStock.
Fuente: iStock.

Uno de los hechos más relevantes en la historia del ser humano fue el paso del mundo nómada al sedentario. Göbekli Tepe es, según los expertos, la muestra más antigua de este cambio de mentalidad, un inexplicable yacimiento que surgió en los albores del Neolítico cuyo cometido fue el de santuario, anterior incluso a la rueda o a la escritura.

El descubrimiento de Göbekli Tepe en 1994 cambió sin duda la percepción que se tenía sobre el ser humano, porque desgraciadamente parece muy difícil averiguar cuándo se produjo ese cambio de mentalidad que llevó a que la gente decidiera asentarse y parase de dar tumbos por el mundo. De la misma manera que es muy complicado discernir quién fue el primer Prometeo que descubrió el fuego o a qué persona se le ocurrió enterrar a un ser amado por primera vez. Sin embargo, las muestras ahí están: hubo un tiempo en que no nos quedábamos en un sitio fijo sino que seguíamos caminando errantes por el mundo, explorando y buscando lugares recónditos.

Pero, ¿y si muchos de nosotros estuviéramos destinados a ser nómadas y no lo supiéramos? ¿Y si eso explicase algunos males del mundo actual? Esa es una premisa que defiende el escritor y locutor británico Anthony Sattin, descrito en más de una ocasión como "un cruce entre Indiana Jones y un héroe de John Buchan". El escritor llevó a cabo una investigación que plasmó en su ensayo Nómadas (Crítica) en el que aseguraba que hay "una conexión que ha sido muchas veces ignorada por la historia: la relación transformadora y a menudo sangrienta entre sociedades sedentarias e itinerantes a lo largo de los siglos. Al explorar la biología evolutiva y la inquietud que nos caracteriza como seres humanos se entiende mejor el poder del nomadismo desde antes de la Biblia hasta su declive en la actualidad".

placeholder Portada del ensayo de Sattin.
Portada del ensayo de Sattin.

Algo particularmente interesante de lo que se hace eco es de un estudio de 2008 de la Northwestern University de Estados Unidos. La investigación estudió la genética de los aariales (una tribu del norte de Kenia que sigue siendo nómada, como sus antepasados). "Apenas una quinta parte de esos hombres poseen una variante genética conocida como DRD4-7R y dentro de este grupo que lleva una vida nómada, quienes tienen la variante genética 7R suelen estar mejor alimentados y ser más fuertes que aquellos de sus compañeros que no la tienen. Son los nómadas alfa", indica Sattin, mencionando el estudio.

El gen DRD4 regula la liberación de dopamina y —aquí viene lo interesante—, según el autor, podría ayudarnos a convertirnos en nómadas. Aproximadamente uno de cada veinte adultos y uno de cada cinco niños sufre trastorno por déficit de atención e hiperactividad. En nuestra sociedad puede ser un gran problema, pero no es así en una sociedad nómada. Esto se debe a que una persona con la variente 7R de este gen puede proteger mejor los rebaños de los ladrones o ser más hábil en la búsqueda de agua y comida. Esas características quizá no serían tan importantes en una comunidad sedentaria donde lo importante es que los niños vayan al colegio.

El gen nómada también podría aclarar por qué a algunos nos resulta tan complicado estarnos quietos y ser felices entre cuatro paredes

Por eso mismo a este gen se le conoce como gen nómada. "Eso podría explicar por qué algunos ariaales están tan bien nutridos y otros no" indica Sattin. "Y también podría explicar por qué tantas estrellas del pop y del rock pasaron por dificultades en el colegio, por qué se distraían tanto y apenas estudiaban. El gen nómada también podría aclarar los porqués del comportamiento de los adultos, por qué a algunos nos resulta tan complicado estarnos quietos y ser felices entre cuatro paredes".

Sattin también indica que la mayoría de los humanos llevamos hoy una vida sedentaria, y, desde el pasado siglo, la llevamos concentrados sobre todo en ciudades grandes. Este cambio drástico de nuestra forma de vida (abandonar el medio natural y quedarnos intramuros) ha hecho de algunos de nosotros "chicos mal encarados, socios poco fiables, drogadictos, buscadores de emociones y adictos al riesgo o al juego, mientras que otros se esfuerzan por acallar la llamada de la vida nómada aunque deseen echarse a la carretera y sueñen con una vida mejor, un paisaje más verde o una próxima pareja".

En definitiva, lo que viene a decir Sattin es que el impulso nómada es parte de nuestra herencia genética: "Si unos trescientos noventa millones de personas portamos el gen nómada, es evidente que debe tener consecuencias en nuestro comportamiento y en nuestra forma de considerar el pasado". Así que si tienes ganas de abandonarlo todo y echar al monte, al más puro estilo Thoreau, siempre podrás echar la culpa a tus antepasados.

Uno de los hechos más relevantes en la historia del ser humano fue el paso del mundo nómada al sedentario. Göbekli Tepe es, según los expertos, la muestra más antigua de este cambio de mentalidad, un inexplicable yacimiento que surgió en los albores del Neolítico cuyo cometido fue el de santuario, anterior incluso a la rueda o a la escritura.

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