Es noticia
Santa Teresa, la 'rockstar' del XVI reivindicada por el catolicismo y (ahora) el feminismo
  1. Cultura
68 EDICIÓN DE SEMINCI

Santa Teresa, la 'rockstar' del XVI reivindicada por el catolicismo y (ahora) el feminismo

Paula Ortiz estrena en Seminci 'Teresa', un encuentro imaginado entre la mística y poeta y Torquemada que adapta una obra de Juan Mayorga y que se estrenará en salas el próximo 24 de noviembre

Foto: Blanca Portillo en su papel de Teresa de Ávila en la película 'Teresa', de Paula Ortiz. (BTeam)
Blanca Portillo en su papel de Teresa de Ávila en la película 'Teresa', de Paula Ortiz. (BTeam)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

No coincidieron en el tiempo, pero si Santa Teresa de Jesús (1515-1582) y Tomás de Torquemada (1420-1498) se hubiesen cruzado su encuentro probablemente hubiese sido muy similar a los que imaginó Juan Mayorga en su obra La lengua en pedazos (Premio Nacional de Literatura Dramática), basada en El libro de la vida, de la fundadora de la Orden del Carmelo Descalzo, y que ahora reimagina Paula Ortiz en su última película, Teresa, que se acaba de estrenar en la 68 edición de la Seminci y que llegará a las salas el 24 de noviembre.

A Santa Teresa se la han disputado todos. Incluso físicamente. Su cuerpo incorrupto se dividió y se dispersó por el mundo: un pie a Roma, un corazón extirpado para el estudio y una mano custodiada por Franco. La perfecta metáfora de una figura reivindicada por el nacionalcatolicismo y el catolicismo a secas, pero también por el feminismo, el arte y la literatura -es la patrona de los escritores-. En vida también dio pelea: la Inquisición la investigó varias veces, acusándola de difundir falsas doctrinas sobre la oración mental, de representar un peligro y tener un espíritu iluminado, de ser una falsa visionaria; pero no habían pasado ni diez años de su muerte cuando la propia Iglesia inició su proceso de beatificación y, posteriormente, santificación. Desde entonces han sido muchas las lecturas alrededor de ella y sus escritos, desde la puramente teológica hasta la psiquiátrica, incluso la que propone que sus visiones eran fruto de los opiáceos.

placeholder 'Busto de Santa Teresa escritora' (Siglo XVII) Policromía de la Escuela Castellana. (Efe/Paco Campos)
'Busto de Santa Teresa escritora' (Siglo XVII) Policromía de la Escuela Castellana. (Efe/Paco Campos)

"Habiendo estado un día mucho en oración y suplicando al Señor me ayudase a contentarle en todo, comencé el himno, y estándole diciendo, vínome un arrebatamiento tan súbito que casi me sacó de mí, cosa que yo no pude dudar, porque fue muy conocido. Fue la primera vez que el Señor me hizo esta merced de arrobamientos. Entendí estas palabras: Ya no quiero que tengas conversación con hombres, sino con ángeles. A mí me hizo mucho espanto, porque el movimiento del ánima fue grande, y muy en el espíritu se me dijeron estas palabras, y así me hizo temor, aunque por otra parte gran consuelo, que en quitándoseme el temor que -a mi parecer- causó la novedad, me quedó". Así explicó la propia Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada el momento de su epifanía en El libro de la vida.

La epifanía de Paula Ortiz con Santa Teresa ocurrió un día de universidad, mientras leía uno de sus versos y un rayo de sol iluminaba la estancia. "Como yo no soy creyente, llegué a esta mujer desde una cuestión poética", reconoce, "y para mí la experiencia de la mística es una experiencia de la imaginación, de la fantasía". "Que en España hubiese en ese Siglo de Oro gente como San Juan de la Cruz o Teresa de Jesús, que son, como Rumi, la poética más elevada de Occidente, es porque el sistema era tan represor que, de tanto apretar, las brechas por donde salían los místicos utilizaban un lenguaje nunca visto. Me interesa mucho cómo ella expresaba esa fantasía que iba desde lo erótico hasta las experiencias más alucinantes con los abismos de la naturaleza".

placeholder Paula Ortiz presenta 'Teresa' en la 68 edición de la Seminci. (Efe/Nacho Gallego)
Paula Ortiz presenta 'Teresa' en la 68 edición de la Seminci. (Efe/Nacho Gallego)

Ortiz reconoce que sintió también el arrebato, un arrebato que le llevó a leerla entera y ahora a dedicarle una película en la que Blanca Portillo -Espiga de Honor-, como Teresa, y Asier Etxeandia, como Torquemada, discuten alrededor de la duda: ¿es Teresa una impostora, una loca, una interlocutora directa de Dios? "Cuando he leído a Santa Teresa, lo he hecho con mucha intensidad". Ortiz no se considera creyente, pero sí se reconoce fascinada por una mujer subversiva, una protofeminista -a su manera- que fundó conventos para que las mujeres pudiesen cultivar su fe al margen de las órdenes de los hombres. "En un sistema eclesiástico que era profundamente dogmático aparece Santa Teresa y si bien no existía la palabra feminismo, el suyo era un feminismo avant la lettre muy poderoso, muy íntimo y muy subversivo".

El final de la edad media fue un tiempo en el que aparecieron muchos profetas y visionarios, en los que había mucho de charlatanería. La Iglesia católica había perdido poder y más tarde, con las reformas de Lutero y de Calvino, había tenido que volver a imponerse por la fuerza. "Me llama la atención, primero, ver cómo a una mujer se le considera un cisma, un delito contra la Iglesia, una hereje, simplemente por querer rezar en silencio, cuando lo único que quería decir rezar en silencio es que no ibas a repetir los rezos de los hombres, de los curas", continúa. "Las querían quemar por tener un espacio interior donde acceder al conocimiento como quisieran, sin que ellos pudiesen entrar. Estaban al mismo nivel que la brujería. Entonces, solamente tener a doce mujeres en silencio en una casa daba tanto miedo que desestabilizara tanto al sistema, que la iglesia que las quería quemar. Por pensar ellas en silencio, ellos no podían tener control", propone Ortiz. "Toda la historia occidental ha generado relatos en los que, cuando la mujer intenta acceder al conocimiento -en este caso el centro del conocimiento espiritual-, ésta desata el mal. Eso es lo que el discurso oficial decía, hasta el punto de que, una mujer al borde de ser quemada, cuando murió, por intereses económicos, fue santificada y elevada a los altares y se le dio el título en tiempo récord por intereses del sistema. Es apabullante la contradicción".

placeholder Etxeandia y Portillo como Torquemada y Teresa de Jesús. (BTeam)
Etxeandia y Portillo como Torquemada y Teresa de Jesús. (BTeam)

En Teresa, Ortiz entrelaza diferentes tiempos narrativos para desentrañar la compleja personalidad de la escritora y mística, nacida en una familia de origen judío converso. "Realmente, Teresa se explica también por sus orígenes", explica la directora. "A pesar de estar ya en un momento ese tan terrible como la Contrarreforma, aquí venimos de muchos siglos de convivencia de tres culturas y religiones, un enclave único en la historia de Occidente, y ella es directamente hija de ese contexto y su identidad y su reafirmación católica son una forma de autodefensa por venir precisamente de una familia de judíos conversos".

Al contrario que muchos de quienes acababan en conventos simplemente por pura supervivencia, Teresa de Jesús procedía de una familia culta y con posibles. Por ello tuvo acceso a los libros y aprendió a leer, una educación vetada entonces a las mujeres. "Teresa decía: Si te leen te conducirán, si lees te conducirás", apunta Ortiz. Ortiz insite en el hecho anómalo que repite Santa Teresa en sus textos: "Mi madre leía". Su madre era la que leía los libros de caballería, que eran libros muy desprestigiados por no ser cultos, pero es el gran acervo cultural fantástico de nuestra cuentística. Son aventuras maravillosas. Y explica mucho a Teresa ser una niña que vivió dentro de los libros de caballería tanto como fuera. Y eso explica también que su literatura y la expresión de sus experiencias espirituales tenga una vena fantástica tan enorme. Y, como dice Mayorga, que sea, antes que nada, una creadora de mundos".

placeholder Otro momento de 'Teresa', de Paula Ortiz. (BTeam)
Otro momento de 'Teresa', de Paula Ortiz. (BTeam)

En uno de los primeros momentos de la película, Ortiz propone una escena en la que Teresa de Jesús se prepara una infusión floral. Mucho se ha escrito también sobre la posibilidad de que aquellas visiones místicas estuviesen reforzadas por sustancias alucinógenas. "Ella era una mujer muy frágil con un cuerpo muy frágil y que, para paliar los dolores que tenía, tomaba muchas sustancias, entre las que había opiáceos que le provocaban las sensaciones, entre otras, de levitar. Mucha gente dice que ella veía las manifestaciones eróticas porque se drogaba. Pero es que todas se drogaban. Todos se drogaban. Todo el mundo se droga y nadie escribe como ella. Es cierto que se drogaba, pero no es la única razón". "Teresa murió siendo una rockstar", reivindica Ortiz. "Cuando murió, se recogieron sus papeles, se guardó qué tomaba y qué no tomaba. Se sabe todo".

Ortiz presenta Teresa a penas dos semanas después del estreno de su película Al otro lado del río y entre los árboles, que adapta la novela de Hemingway y que está protagonizada por Liev Schreiber, y justo después de terminar el rodaje de su próximo largometraje Hildegart, con Najwa Nimri, sobre la vida de la niña prodigio Hildegart Rodríguez Carballeira. Ortiz reconoce que el proceso de la adaptación de Hemingway en el marco de la producción estadounidense fue doloroso y que en Teresa ha encontrado el solaz. "Ahora con la distancia estoy dándole el sitio que me ha regalado como aprendizaje Al otro lado del río y entre los árboles. Paradójicamente no hubiera rodado Teresa como la rodé sin haber pasado antes por Al otro lado del río..., sin la experiencia de haber rodado con la metodología del cine americano. Cambian los parámetros de decisión. Las películas pertenecen a los productores, exclusivamente. Tú no tienes poder de decisión. Los pactos que tenemos en el cine en Europa, no sólo en España, son distintos. A mí esta experiencia me exigió mucho, por ser en otra lengua, porque era un personaje antagónico a mí -aunque ese era el motivo y el reto, contar al macho central del siglo XX-, porque tuve que ir en contra de mi lenguaje, con una narración más clásica, con otro tipo de trabajo actoral, en medio de la pandemia, con un niño muy pequeño. Al mismo tiempo viví unas dinámicas en las que tenía la sensación de que querían una directora sólo porque estaba de moda, porque luego las decisiones no me dejaban tomarlas. Y eso fue muy duro. Si yo me meto en algo, me meto con todo. Pero no me dejaron y fue muy amargo. Tengo un amigo que me dice que ese fue el año en el que Hemingway me escupió a la cara. Pero Teresa me ha redimido".

No coincidieron en el tiempo, pero si Santa Teresa de Jesús (1515-1582) y Tomás de Torquemada (1420-1498) se hubiesen cruzado su encuentro probablemente hubiese sido muy similar a los que imaginó Juan Mayorga en su obra La lengua en pedazos (Premio Nacional de Literatura Dramática), basada en El libro de la vida, de la fundadora de la Orden del Carmelo Descalzo, y que ahora reimagina Paula Ortiz en su última película, Teresa, que se acaba de estrenar en la 68 edición de la Seminci y que llegará a las salas el 24 de noviembre.

Cine Historia de España Lo mejor de EC