La magia de Florence + the Machine emociona en el festival Cala Mijas

Un mágico concierto de Florence + the Machine encabezó la tercera y última jornada del festival Cala Mijas este sábado, emocionando a los asistentes con una Florence Welch muy activa e implicada, que en el evento malagueño se despedía por un tiempo de los escenarios al cerrar así su gira de presentación del disco Dance Fever. La cantante, que recientemente tuvo una operación cuyos detalles de momento no ha querido revelar, no solo consiguió mantener esta fecha en su calendario sino que además no dejó de moverse de un lado a otro y de interactuar de cerca con el público.

A Florence se la vio sensible y entregada, por momentos pareció escenificar una especie de fin de ciclo (tanto por el cierre de la gira como por las cuestiones de salud que ha afrontado), y maravilló a un público que fue feliz viendo cómo alternaba entre sus canciones más recientes y clásicos de su repertorio como Dog Days Are Over, Shake It Out o Never Let Me Go. Todas las luces y focos se dirigían a su hechizante figura, mientras los excelentes músicos de su banda interpretaban la música sin mácula en un segundo plano.

Mayor división de opiniones dejó la noche anterior The Strokes, que también cerraban gira en este festival. Los neoyorquinos sacaron su arsenal desde el principio con temazos como What Ever Happened, Last Nite y The Adults Are Talking, pero en esas primeras canciones el sonido dejó algo que desear y no transmitía la potencia necesaria, como si no hubiesen preparado bien las pruebas de sonido, pero más adelante ese aspecto mejoró y pudimos escuchar como merecen himnos del calibre de Someday y Reptilia. Además, a la banda se la vio con un poco de desgana y actuando más bien por cumplir, y más concretamente al cantante Julian Casablancas se le notó algo errático en sus palabras y movimientos.

Pero lo cierto es que, pese a todo ello, la calidad de The Strokes y el tremendo setlist seleccionado consiguieron, aunque fuese por inercia, que asistiésemos a un buen concierto. Pese a que han tenido mejores noches, la música estuvo muy bien interpretada y se pudo disfrutar a medida que fue remontando el sonido, y el propio Casablancas demostró que necesita muy poco esfuerzo para que su voz haga vibrar, cantando como tan bien sabe todos esos temas que tanto han marcado a las generaciones de los últimos veinte años y pico. Y cuando muchos daban el concierto por acabado, volvieron a salir para regalarnos Hard to Explain e Is This It, lo cual contribuyó significativamente a dejar un mejor sabor de boca.

Por su parte, los canadienses Arcade Fire convencieron como cabezas de cartel del jueves con un poderío musical inmensamente rodado y una variedad instrumental con la que plasmaron un sonido rico y profundo, ejecutando todos los matices de sus canciones más célebres, entre ellas Rebellion (Lies), Reflektor, No Cars Go y Wake Up (aunque en esta última hubo un pequeño problema con los micrófonos), así como algunas de su último álbum We.

Tres días de conciertos

Sumando las tres jornadas, más de 110.000 personas han asistido a esta segunda edición del Cala Mijas, que ha servido para consolidar este evento como la fecha musical multitudinaria más importante del verano andaluz. Ni siquiera Pedro Sánchez se lo quiso perder. Ya desde el jueves temprano por la tarde, muchos estaban dentro del recinto Sonora Mijas para vibrar con el dúo catalán de rock Cala Vento: aunque puede parecer un desperdicio poner semejante grupazo tan pronto el primer día, cuando muchos aún no habían llegado al festival, también sirvió para convencer a numerosas personas de empezar antes el día y empezar a dar los primeros saltos, impulsados por la energía que les caracterizan y las canciones de uno de los mejores discos nacionales del año, Casa Linda. Poco antes, la música ya había empezado a caldear el ambiente con el pop psicodélico de Vera Fauna.

Fue el punto de partida de un festival en el que muchos artistas, tanto nacionales como internacionales, dieron forma a una programación estelar. Los amantes del punk estuvieron muy bien servidos con los australianos Amyl and Sniffers, una de las bandas más arrolladoras de los últimos años, que destaca por el carisma y energía de su frontwoman; los ingleses Idles, una reconocida apisonadora en directo que no defraudó; y La Élite, punk gamberro con sintetizadores en cuyo concierto incluso salió a cantar con ellos una versión de Autosuficiencia (Parálisis Permanente) a horas intempestivas y de forma totalmente inesperada Diego Ibáñez, cantante de Carolina Durante. La leyenda del post-punk Siouxsie cantó muy dignamente a sus 66 años los clásicos de su antigua y mítica banda Siouxsie and the Banshees.

Uno de las grupos de indie pop internacional más influyentes, Belle and Sebastian, alternaron bailes y melancolía en el mismo escenario donde el día antes hicieron danzar y cantar una de las más populares de nuestro país, Lori Meyers. Foals, también habituales en festivales, tuvieron sus altibajos y por momentos se hicieron un poco aburridos, pero canciones como My Number o What Went Down siempre funcionan. El joven belga egipcio Tamino, cuyo estilo recuerda al legendario Jeff Buckley, emocionó con su maravillosa voz y destreza musical. Metronomy conectaron con el público especialmente con las canciones bailables más antiguas, aunque no tanto con las más nuevas. Baiuca, rodeado de coristas, percusión e instrumentos tradicionales, ofrecía con muy buen gusto esa renovación del folclore gallego. Playback Maracas fueron todo un acierto para quienes se acercaron a verlos a altas horas de la madrugada y quedaron prendados por su fascinante mezcla de estilos. Y Baxter Dury se presentó como un auténtico gentleman sobre el escenario, en un show de pura elegancia presentando las canciones de su nuevo disco y encandilando a la audiencia con su encanto y voz.

Por otra parte, la electrónica es uno de los aspectos más cuidados en este festival, tal como se vio con artistas de gran calidad de distintas generaciones. Un dúo tan emblemático y veterano como Underworld fue uno de los grandes platos fuertes en ese sentido, con un éxtasis colectivo ante la fuerza de la música y la clase de su ya algo envejecido pero siempre carismático cantante, Karl Hyde. Unos representantes de la nueva generación, los primos franceses The Blaze, despachando unos temas por momentos más calmados y por momentos más bailables, pero siempre espiritualmente intensos. M83 presentaban su nuevo álbum Fantasy, con el que han vuelto a una buena senda creativa, y ofrecieron una actuación sólida en la que no faltaron algunos de sus grandes temazos, como aquel Midnight City que tanto sonó hace algo más de una década. Y claro está, Moderat lo reventaron con un sublime repaso de algunos de sus grandes temas. Por supuesto, también estaba el escenario La Caleta, específico para electrónica de manera continua, y allí pincharon DJ de reconocido prestigio como Helena Hauff, James Holden, Saoirse o Nicola Cruz.

En los conciertos gratuitos de la playa destacó especialmente la tarde del sábado, con Aiko el Grupo y sus enérgicas y descarnadas canciones de desamor y otras temáticas, y Sistema de Entretenimiento y su electro punk con letras que aluden al manga y videojuegos. Fue una gran manera de comenzar la jornada.

A nivel de organización, en general fue todo muy correcto. La nueva distribución de los escenarios funcionó bien, con buenos espacios en todos ellos y una gran comodidad para tratarse de un macrofestival. Eso sí, el sonido electrónico que llegaba desde La Caleta se solapaba con la zona derecha del escenario principal. Por otra parte, estaría bien una mayor distribución de aseos en el recinto y no tenerlos tan concentrados. En cuanto a los buses gratuitos para llegar al camping y otras ubicaciones de la zona, funcionaron mejor que el año pasado.

Ya está confirmado el festival Cala Mijas 2024, que se celebrará los días 29, 30 y 31 de agosto. Da la sensación de que este evento solo acaba de comenzar su andadura, y que afortunadamente lo tendremos con nosotros muchos años.