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¡Sorpresa! Un quinqui de Orcasitas contra el Ministerio de Igualdad
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¡Sorpresa! Un quinqui de Orcasitas contra el Ministerio de Igualdad

El rapero El Jincho ha hecho público un tema en el que se mofa de los postulados del Ministerio de Igualdad, y a la gente le sorprende

Foto: Captura del videoclip de la canción 'Voto en blanco' de El Jincho y Swit Eme. (EC)
Captura del videoclip de la canción 'Voto en blanco' de El Jincho y Swit Eme. (EC)
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El Jincho, un rapero taleguero de Orcasitas, se mofa de Irene Montero, de la Ley Trans y a la gente le sorprende. El mismo menda que pasó casi cuatro años entre rejas por secuestro y luce versos como: "Dinero y putas pa mi corrillo", resulta ser un negacionista del patriarcado y tener la pigmentación algo tránsfoba. No se me pongan ojipláticos y oréense un poco. ¿Dónde está la sorpresa?

Presento los hechos para los despistados. El Jincho, alto delegado del posmo-quiqui-rap español, publicó un tema llamado Voto en blanco el mismo día de las elecciones en el que, cito textualmente, dice: "No sé qué ha pasado, que estamos adoctrinados, con las leyes nuevas que se han inventado del patriarcado. Yo también nací en un cuerpo equivocado. Me siento como Vegeta y Kakaroto fusionados. Soy Cristo reencarnado. José, eso no es verdá. Pues no dice lo mismo la ministra de igualdad". Esto entro otras cosas….

Foto: Natos y Waor, en el festival Cruïlla, este verano. (EFE) Opinión

A mí, honestamente, no se me han abierto las aguas hacia nuevas tierras. Habiendo escuchado dos o tres de sus temas con anterioridad, poco o nada me alucina que se mofe del Ministerio de Igualdad de Podemos. Pero parece que le han hecho falta un par de líneas afiladas y bien dirigidas contra él para iluminar a más de uno. Ahora lo llaman representante de "voxcasitas" y hay quien lo tilda de "lumpen" con desprecio. Pero, vamos a ver… ¿tan difuminada tenemos la línea moral en la música urbana? Las letras de este joseador (dícese de quien se busca los cuartos con trapicheos) giran desde el principio sobre su odio a la policía y su amor a los culos, la pasta, la droga o encomendarse a Dios y al mamoneo ilegal. No, no lo veía yo de apoderado de Más Madrid, fíjate…

Tanta macarrada regular en este género musical quizás nos ha hecho olvidar que no siempre va en la línea de un uso subversivo. Que la reivindicación, efectivamente, tiene por motivo muchas veces el sentido literal de las palabras. Ver a las mujeres como putas, el dinero como leitmotiv y la delincuencia como el medio para conseguir ambas. Y, claro, esa mentalidad se escurre a la afinidad política. Sí, sorpresa, hay raperos con ideas de derechas.

Eso por no hablar de una obviedad para la que El Jincho no era del todo necesaria. Los discursos del Ministerio de Igualdad quizás sean dogma entre universitarios de grandes urbes, pero no han calado en sus extrarradios. En los aledaños marginales se incuban mayorías silenciosas que no andan dando la murga en redes y prescinden de altavoces, pero que luego se dejan oír en elecciones con resultados que provocan estupefacción. Porque, efectivamente, en Orcasitas quedan lejos los debates en torno a cosas como la Ley Trans, cuando están más a ver como resuelven lo del paro, la inflación, y tantas otras cosas que, poco importa la raza o el género, atraviesan a todo quisqui. Guste o no, hay sitios donde se impone el maximalismo y lo minoritario acaba leído a pitorreo.

Muchos afirman que El Jincho no debería meterse en estas cosas siendo un analfabeto político, como decía Bertolt Brecht. Y, desde luego, no, el menda no tiene ni pajolera de política. Como tampoco tiene por qué tenerla ningún votante (aún falta para que cuele lo de la epistocracia), lo cual no restringe su derecho al voto. Por tanto, tampoco a tener opinión. Sea esta un resto intestinal, o un producto rico y vitamínico, eso no le niega su libre derecho a existir.

Fijo que hay quien borrará al Jincho de sus listas de Spotify. Se puede permitir que vaya de traficante-revienta-coños, pero no que critique a la izquierda. Una crítica, en este caso, y por prevenir a los buitres, que no comparto. Lo cual no me impide reconocer su legitimidad y hasta su gracia. Mejor que un furibundo hilo de Twitter, al menos lo de El Jincho tiene flow y sorna.

Ah, y desde luego ahora, por el contrario, otra gente lo añadirá a su lista musical. Y todo por lo mismo. Por esa manía, no ya de politizar el arte, sino de convertirlo en una seña identitaria autocomplaciente. "Te quiero porque me das la razón".

El buen gusto debería ser la única frontera entre lo consumido y el descarte, y ni aun así me parece buena vara de medir

Me provoca angustia pensar en tener que filtrar todo tipo de cultura con el escurridor de mis principios ideológicos. Reduciendo lo que es legítimo que lea, escuche o vea a si comparte la misma temperatura de mis efluvios morales a cada momento. El buen gusto debería ser la única frontera entre lo consumido y el descarte, y ni aun así me parece buena vara de medir. Hay veces en que te apetece grasa y mugre para darte el gustazo. Poco importa ser consciente de su naturaleza insana.

Eso sin meternos en castraciones. Estamos viendo últimamente mucho movimiento con ganas de cortar el rollo por lo mismo que comentaba anteriormente. Cuando la censura es un traumatismo caprichoso, se tambalean los principios de esa palabra que tanto llena la boca a un lado y otro del espectro político… La libertad, bien vestida y alimentada, se tiene que acostar con todos sin reparos, si no, no hace honor a su nombre.

Afortunadamente, la canción de El Jincho no ha sufrido semejante cantinela. Todavía… Y no vengo yo aquí a defender al de Orcasitas porque me engolosine su rap de Juan Luis Guerra con torreznos. O, mejor dicho, de El Pirri con sancocho. Pero la desorientación zurda respecto a algunas cosas me sigue dejando patidifuso.

Las barras de El Jincho me parecen una auscultación coñona de las palpitaciones de los barrios de bajo poder adquisitivo

Supongo que me gusta cabalgar mis contradicciones. Por eso pongo por delante, antes que cualquier activismo, mi sentido crítico y del humor. Las barras de El Jincho me parecen una auscultación coñona de las palpitaciones de una parte nada desdeñable de los barrios de bajo poder adquisitivo españoles. Allí el mundo lleva otro ritmo, desentendido de la metralla mediática y el debate pomposo con el que tantos wannabe, como dice el colaborador en la canción, Swit EME, acaban obteniendo dinero.

Ah, porque el avispero ha caído sobre El Jincho en esta canción, pero Swit EME hace por llevarle la contraria durante el tema. El colaborador critica, entre otras cosas, la homofobia, el nacionalismo y al partido con el que se ha acabado relacionando al rapero de Orcasitas. Si atendemos a lo interesante, que residiría en el cruce de ambos, volvemos a lo de siempre; dos tíos de barrio obrero, con escasas oportunidades, que siguen reclamando lo mismo; salir adelante como se pueda.

El Jincho, un rapero taleguero de Orcasitas, se mofa de Irene Montero, de la Ley Trans y a la gente le sorprende. El mismo menda que pasó casi cuatro años entre rejas por secuestro y luce versos como: "Dinero y putas pa mi corrillo", resulta ser un negacionista del patriarcado y tener la pigmentación algo tránsfoba. No se me pongan ojipláticos y oréense un poco. ¿Dónde está la sorpresa?

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