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Bergala, el gran teórico del cine: "Los jóvenes ya no ven la televisión y las películas las ven a cachos"
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Bergala, el gran teórico del cine: "Los jóvenes ya no ven la televisión y las películas las ven a cachos"

Entrevistamos a Alain Bergala, uno de los mayores teóricos del cine, antiguo director de 'Cahiers du Cinema' y autor de ensayos imprescindibles como La hipótesis del cine (2000) y El acto de creación en el cine (2023)

Foto: Una mujer ve una película en el móvil. (iStock)
Una mujer ve una película en el móvil. (iStock)

¿Una paella sigue siendo una paella si la cocinas en un microondas? ¿El cine es cine si se consume en la pantalla minúscula de un móvil? ¿Seguimos creyéndonos aquello de "si sale en la televisión será verdad"? Vivimos rodeados de imágenes. Nunca hasta ahora habíamos nadado entre un mar de estímulos visuales como el que nos rodea hoy, cuando incluso de madrugada, en una calle comercial desierta de cualquier gran ciudad, existen pantallas que reproducen vídeos en bucle, aunque no haya nadie mirándolas. Perpetuum imago. La imagen perpetua.

Hoy nos encontramos inmersos dentro de una de las revoluciones más críticas que van a configurar el mundo del mañana. Por un lado, la democratización de la imagen, que ha devaluado su poder simbólico, lo que ha llevado al lamento repetido de "la muerte del cine". Antes, para ver una pantalla, había que asistir al cine, en una especie de rito sagrado. Ahora su valor ha caído tanto que ya no hablamos de cine, sino de contenido. Por otro, el borrado último de la frontera entre realidad y ficción. Volvemos a La llegada del tren (1895) de los hermanos Lumière. Volvemos al espectador que asume como verdad todo aquello que ven sus ojos. La proliferación de los reality shows han creado tramas para personas reales que a su vez interpretan personajes, en un batiburrillo de ficción y realidad difícil de desentrañar.

A lo que hay que sumar la implantación de las inteligencias artificiales. La imagen del Papa vestido con un anorak blanco. Un tiburón saltando varios metros del agua para atrapar una foca. El cuerpo esculpido de tal o cual celebrity en la playa. Una tecnología que pronto sabrá utilizar hasta el vecino jubilado. Incluso Hollywood hoy está en huelga y de brazos cruzados por no saber cómo enfrentarse a los cambios que no vienen, sino que ya están aquí: la "muerte del cine" ha coincidido con el nacimiento de las imágenes generadas por IA y los reality shows.

En El Confidencial hemos entrevistado a Alain Bergala, teórico de cine de referencia, director de la icónica Cahiers du Cinema, cineasta y autor de ensayos imprescindibles como La hipótesis del cine (2000) y El acto de creación en el cine (2023), recientemente publicado en España. ¿Cuáles son los retos a los que nos enfrentamos como espectadores de imágenes? ¿Sabremos decodificar qué imágenes son reales y cuáles no?

"No estoy seguro de que decodificar y entender (si bien sí que hace falta, claro) sea la mejor respuesta a la invasión de imágenes planas y estandarizadas de hoy. La verdadera resistencia está del lado de la formación del gusto, del encuentro con otras imágenes y otras películas donde se puede sentir la presencia de alguien detrás, alguien que es el autor y que las ha creado como un verdadero proyecto artístico personal. Lo más importante es que haya alternativas libres y personales a los simples productos de consumo globales que obedecen solo a la ley del mercado", defiende el autor de Jean-Luc Godard por Jea-Luc Godard (1985). "Creo que el espectador ha sido siempre consciente de lo que es real y lo que no. Pero a veces es precisamente lo que "aparenta" ser real sin serlo lo que realmente gusta al espectador. Es una forma de que el espectador un poco avergonzado de exculparse por mirar imágenes estúpidas, desvinculadas de cualquier realidad real".

placeholder Alain Bergala en una foto de archivo. (EFE)
Alain Bergala en una foto de archivo. (EFE)

El pasado fin de semana, las salas de cine se llenaron de espectadores para ver Barbie, de Greta Gerwig, y Oppenheimer, de Christopher Nolan. Muchos de ellos, incluso, se atrevieron a una sesión doble. Una anomalía dentro de una tendencia languideciente de unas salas cada vez más anoréxicas. ¿Es precisamente esta anomalía la confirmación de la muerte del cine? "Godard, en una entrevista de 1967, ya dijo que las salas de cine no deberían de existir más allá de como iglesias desacralizadas o estadios de fútbol. Es lo que ocurre hoy: los grandes multicines que programan los blockbusters americanos son esos estadios en los que el público masivo que consume un espectáculo que respalda unánimemente; mientras que las salas pequeñas de cine de autor con su público de fieles son las iglesias desacralizadas reconvertidas en un culto al cine por parte de un público minoritario. Ya hemos llegado ahí".

Los grandes multicines que programan los blockbusters americanos son como estadios de fútbol

Para Bergala, lo más importante hoy es aquello que resiste frente a la comunicación generalista. Es decir, el cine como arte. "Serge Daney dijo: La pregunta planteada en estos tiempos horribles es, ¿qué es lo que perdura? ¿Qué es lo que resiste al mercado, al miedo, al cinismo, a la estupidez, a la indignidad? La respuesta es hoy la misma: el arte. Pero el arte no es necesariamente elitista ni de difícil acceso para el público. Las películas de Hitchcock, Renoir, Godard, Rossellini, Ozu, Mizoguchi, elevan al cine a la categoría de arte. Sin embargo, fueron populares en sus países e incluso a veces más allá, incluso universales como los de Hitchcock o John Ford".

Ahora vamos menos al cine, pero pasamos mucho más tiempo frente a las pantallas. ¿Han sustituido los reels de Instagram al cine como entretenimiento popular? "Los reels de Facebook o de Instagram no sustituyen al cine, en mi opinión. Su función es muy distinta: comunicarse entre amigos y obtener cuantos más me gusta posibles. De ahí han salido nuevas fórmulas interesantes (como el clip-selfie), que es una manera de relacionarte con los destinatarios, pero no tiene nada que ver con el cine. Sin embargo, en el caso de YouTube, sí podemos encontrar gran cantidad de extractos de películas de toda la historia del cine y de todos los países. Si sabemos lo que estamos buscando, es maravilloso. Algún día me gustaría escribir un ensayo para una pedagogía de YouTube que podría ser una herramienta maravillosa si no nos limitásemos al zapping desnortado del que al final no nos queda nada", admite.

"La gente joven hoy ya no ve la televisión, que se ha convertido en una actividad retro, familiar y sedentaria que ya no corresponde a su forma de vida", prosigue. "De otra forma, sí que les sirve para buscar las series y las películas de las plataformas. Lo que ha cambiado radicalmente para las generaciones de nativos digitales es su acceso a las pequeñas pantallas nómadas: los smartphones y los portátiles. Estas nuevas generaciones utilizan estos soportes para ver las películas a cachos, muy raramente enteras y en continuidad. Es otro tipo de relación diferente a la de la cinefilia clásica, cuando la película se veía entera sin prestar atención a otras cosas. Es un cambio del que todavía no podemos conocer los efectos". Bergala cree que, especialmente después del éxito de las plataformas y las series, el cine se dirige hasta una estandarización y una uniformidad estética. Será cada vez más difícil producir y dirigir obras realmente "personales" y singulares.

¿El fin de Hollywood?

Precisamente por esa dicotomía —cine de autor vs. superproducciones estadounidenses—, la hegemonía del cine americano está muy lejos de haberse agotado. "Ellos siguen dominando los códigos y la producción industrial del cine occidental y más allá. India, por ejemplo, cuenta con una industria de cine muy potente y sus películas dominan en su área cultural, con códigos muy eficaces y potentes, pero los modelos del cine indio (melodramas con música y baile) que nunca podrán imponerse en los países occidentales", defiende. "La industria del cine americano se ha impuesto en el mundo entero, desde su época dorada, porque eran también los dueños de las salas de cine, de las redes de distribución, y hacen películas que son capaces de complacer al público del mundo entero. China, de momento, no ha sido capaz de producir películas capaces de imponerse masivamente en otros países más allá de su órbita cultural. El poder político no basta para imponerse en otras áreas culturales. La supremacía del cine americano surge en un momento muy concreto dentro de una coyuntura específica. Ningún país hoy día puede replicar esa situación. Ni siquiera China".

En el último Festival de Cannes, Justine Triet, la gandora de la Palma de Oro por Anatomía de una caída, lamentó que la excepción cultural cinematográfica que siempre ha sido Francia está empezando a tambalearse. En parte, Bergala coincide. "Francia ha seguido produciendo películas gracias a las políticas voluntaristas de ministros como Jack Lang, quien protegió el cine francés y aplicó las ayudas al cine de autor. Francia es un país que ha sido la cuna de movimientos como la Nouvelle Vague, cuyos métodos y estética han irrigado muchos países en todo el mundo. Igual que Italia con el Neorrealismo. Pero estas políticas son hoy más débiles y están amenazadas, incluso en Francia, que se pliega cada vez más a las leyes del mercado y que piensan que ya no hace falta ayudar a las películas que no están hechas para tener éxito en salas. No ha habido desde los años 60 ningún grupo ni movimiento parecido a la Nouvelle Vague que haya impuesto nuevas formas cinematográficas. Ni en Francia ni en otros países. Aunque, a pesar de todo, es verdad que Francia todavía es un país con muchas salas de cine que proyectan cine de todo tipo y de todas las procedencias. París sigue siendo un pequeño paraíso para los cinéfilos. Todavía hay en Francia un pensamiento crítico alrededor del cine y sigue habiendo publicaciones que defienden valores más allá de la venta de entradas y la taquilla recaudada o los “me gusta” de las redes sociales. Francia también es, sin duda, el país donde hay un sistema educativo que permite a los niños y jóvenes conocer otras películas y otros cines que se salen de la moda principal. Y esto es muy valioso para el público del futuro".

¿Una paella sigue siendo una paella si la cocinas en un microondas? ¿El cine es cine si se consume en la pantalla minúscula de un móvil? ¿Seguimos creyéndonos aquello de "si sale en la televisión será verdad"? Vivimos rodeados de imágenes. Nunca hasta ahora habíamos nadado entre un mar de estímulos visuales como el que nos rodea hoy, cuando incluso de madrugada, en una calle comercial desierta de cualquier gran ciudad, existen pantallas que reproducen vídeos en bucle, aunque no haya nadie mirándolas. Perpetuum imago. La imagen perpetua.

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