El Primavera Sound ya no celebrará en Madrid su edición 2024 a la par que en Barcelona

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Parece que los festivales madrileños están gafados. Tras la cancelación del Reggaeton Beach Festival a dos días del evento y del Dcode 2023, tras la baja de su cabeza de cartel en esta edición, el escocés Lewis Capaldi, y con la sombra de la mala experiencia del pasado Mad Cool en cuanto a la movilidad de los asistentes, llega una nueva cancelación que ha dolido en el alma a los más festivaleros.

La organización del Primavera Sound ha compartido un comunicado para informar de que la próxima edición del festival, en 2024, no se celebrará en Madrid a la par que en su sede en Barcelona. Tras la primera experiencia, y no exenta de polémica, en Arganda del Rey —a 30 kilómetros de la capital—, aseguran que por el momento no han encontrado una ubicación apropiada para llevar a cabo el evento en la capital. Aunque todavía quedan 11 meses para la celebración del festival, los organizadores señalan que los cabezas de cartel se contratan con más de un año de antelación, por lo que no es viable si no se tiene claro el recinto.

Así, en una entrevista concedida a El País, los organizadores no descartan volver a intentarlo en el futuro: "Lo hemos mirado mucho y ahora mismo no hay un espacio en Madrid que reúna todas las condiciones para celebrar la edición de 2024. Pero seguimos en la búsqueda activa, mantenemos nuestra oficina en Madrid y estamos en contacto tanto con la comunidad como con el Ayuntamiento buscando alternativas. No descartamos celebrarlo en 2025", ha asegurado Alfonso Lanza, codirector de la edición de Barcelona.

Los fallos de la primera edición

El Primavera Sound concluía el 11 de junio con los conciertos de Rosalía, Depeche Mode, Bad Gyal, Kendrick Lamar y Blur, entre otros muchos artistas en cartel. Comenzó con el pie izquierdo su desembarco en Madrid tras la suspensión de la primera jornada por la lluvia. Se esperaban 300.000 asistentes, 85.000 diarios en el complejo de Arganda del Rey y 60.000 en otros espacios. Cifras que no se alcanzaron. 42.000 personas asistieron el viernes y 48.000 el sábado, según los datos proporcionados por el festival. El gran problema fue la elección del recinto principal, que generó enormes inconvenientes tanto por su debilidad ante los efectos del clima como por su lejanía. El caos en el transporte provocó importantes atascos en el acceso al recinto y aglomeraciones a la hora de salir. Algunos asistentes esperaron al autobús durante cuatro horas.

A todos estos contratiempos se les suma un elemento que fue el foco de las críticas entre los asistentes: la subida del precio de las entradas. El coste del abono para todos los días ha sido de 325 euros. La entrada de un día, en torno a los 125 euros. En 2022, el abono estaba en 245 euros, por lo que el aumento es de casi 80 euros de un año para otro, es decir, más del 30%.