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Cómo ha conseguido el festival Cruïlla que suene 'música verde' en el corazón de Barcelona
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UN CONSUMO EQUIVALENTE A 250 HOGARES

Cómo ha conseguido el festival Cruïlla que suene 'música verde' en el corazón de Barcelona

Con electricidad generada por los saltos hidráulicos de los Pirineos y con una reducción drástica de emisiones, la propuesta barcelonesa ya presume de ser el primer gran festival en España alimentado al 100% con energía renovable

Foto: Una de las actuaciones del Festival Cruïlla. (Endesa)
Una de las actuaciones del Festival Cruïlla. (Endesa)

Cualquiera que haya asistido a un festival de música sabe que se trata de un evento de grandes dimensiones con un enorme gasto energético: escenarios iluminados con focos de todos los colores y pantallas gigantes, zonas de restauración y venta al público funcionando durante horas de forma ininterrumpida, un sonido potente que sale en tromba desde torres de altavoces y miles de personas desplazándose hasta un recinto que funciona como una ciudad efímera durante varios días. Prestar todos estos servicios de manera coordinada ya es todo un desafío, pero lo es más conseguir hacerlo de forma sostenible. ¿Una utopía? No, el Cruïlla de Barcelona ya lo ha logrado, obteniendo así el reconocimiento de primer festival de grandes dimensiones en hacerlo en España.

Durante cuatro días, hasta el Parc del Fòrum de la ciudad condal acudieron casi 80.000 personas con el objetivo de disfrutar de más de 50 bandas de la talla de The Offspring, Placebo, Franz Ferdinand o Rubén Blades, entre otros. Dotar de energía a una auténtica “ciudad efímera” durante este tiempo ha sido posible tal y como precisa Jordi Herreruela, director del festival.“utilizando electricidad procedente íntegramente de fuentes renovables, concretamente de los saltos hidráulicos de los Pirineos”. Para alcanzar este hito, ha sido fundamental el trabajo conjunto entre la organización y Endesa: “Mucha gente desconoce que en los grandes festivales se trabaja habitualmente con generadores de gasoil. Gracias a Endesa, se ha hecho todo lo necesario para que el festival pueda conectarse a la red y recibir energía 100% renovable. “Además, nos ha dotado de un back up de baterías eléctricas que nos ha dado gran seguridad”, concreta.


No obstante, los grandes conciertos tienen otros impactos indirectos en el medioambiente. “Alrededor del 80% de las emisiones procede del transporte que utiliza el público para desplazarse, especialmente cuando se trata de una audiencia internacional. En nuestro caso -continúa Herreruela- los asistentes son mayoritariamente locales, así que el impacto por esta cuestión se reduce drásticamente”. Al mismo tiempo, desde Cruïlla destacan que “la sostenibilidad no debe circunscribirse únicamente a los aspectos económicos o medioambientales, sino que también hay que tener en cuenta el entorno social que nos acoge”. “En nuestro caso, hemos puesto en marcha ambiciosos planes de inclusividad, jornadas con precios reducidos para jóvenes o puertas abiertas a colectivos con riesgos de exclusión social, entre otras iniciativas”, enfatiza el máximo responsable del evento.


Quizá lo más sorprendente en un contexto de compromiso verde sea el rol que se ha dado al plástico, “Tras varios años trabajando para concebir un festival sin este material, le hemos dado una vuelta al concepto de los vasos reutilizables. Normalmente, los vasos de los festivales se despedazan posteriormente y no es posible su reutilización. El gasto de agua que conlleva elaborar vasos para un festival como Cruïlla es de 200.000 litros, pero limpiándolos para volver a aprovecharlos tan solo tenemos una huella hídrica de 12.000 litros. Esto lo conseguimos renunciando a impresionar el vaso con nuestro logo, y que así puedan reutilizarse en otros festivales o eventos”, matiza Herreruela.


Igualmente, la lucha medioambiental es una cuestión que atañe a los propios artistas, ya que “están comprometidos al mismo nivel que su público”, remarca el director de Cruïlla. “Lo vemos cada día en el trabajo técnico en los escenarios donde cada vez intentan que el impacto sea menor. Para ello, emplean tecnología LED, minimizan los residuos y optimizan consumos. Son artistas a los que importa dónde tocar y esto, desde la dirección del festival, lo tenemos muy en cuenta, del mismo modo que nos importa el mensaje que trasladan a la audiencia en las letras de sus canciones”, explica.

Un desafío técnico

Cuando en una vivienda particular se conectan varios dispositivos de gran consumo a la vez, existe la posibilidad de que salten los plomos si se supera la potencia contratada. Desde Endesa explican que sucede lo mismo si en una ciudad como Barcelona se enchufa de repente un festival como Cruïlla: “Estuvimos analizando la potencia que demanda esta urbe efímera que tiene que dar servicio a 25.000 personas al día. Y llegamos a la conclusión de que se necesitarían 850 kilovatios, quizá 1.000 en los momentos de mayor consumo, para cubrir todas las necesidades”, detalla Jordi Casas, director de Operación y Mantenimiento de Endesa en Cataluña. “Nuestra red está preparada para esta casuística y de forma telemática podemos hacer maniobras para reconfigurarlo todo ante un posible imprevisto”, señala.

placeholder  Los vasos reutilizables del festival. (Endesa)
Los vasos reutilizables del festival. (Endesa)


La primera decisión de Endesa fue liberar capacidad de red para dedicarla al festival. La segunda fue dar solución a los habituales microcortes que se pudieran producir: “Esta energía procede íntegramente de los saltos hidroeléctricos de los Pirineos, al tratarse de una distancia tan grande -solo con los cables de nuestra red en Cataluña se podrían dar dos vueltas y media a la Tierra- es inevitable que existan perturbaciones inherentes. Para evitar cualquier apagón o incidencia, estabilizamos la tensión a través de equipos eléctricos formados por conjuntos de baterías y así evitamos quemar diésel”, especifica Casas. Las ventajas de utilizar este sistema van desde “ahorrar la quema de 13.000 litros de gasoil y la emisión de 36.000 kilos de CO2”, hasta “la posibilidad de verter el excedente a la red, siempre con una fiabilidad casi absoluta en la prestación del servicio”, ratifica el responsable de Operación y Mantenimiento de la compañía.


Tanto desde la organización de Cruïlla como desde Endesa aseguran que la alianza fraguada este verano tiene un alcance mayor. Así, María Lacasa, directora de Marca, Patrocinios y Contenidos de la energética reconoce que “hace dos años se tomó la decisión de comenzar a patrocinar eventos musicales porque queremos llegar a un público más joven y comprometido, pero, a la vez, porque creemos que los festivales tienen la necesidad de ser más respetuosos con el medioambiente. Con Cruïlla ha sido muy fácil porque su grado de compromiso es altísimo: tenían claro que el objetivo era ser 100% renovables en todo el recinto”. Para evidenciar el logro, puntualiza que “esos más de 13.000 litros de gasoil que se han dejado de utilizar equivalen al combustible que emplearía un vehículo para recorrer 300.000 kilómetros, es decir, dar siete veces y media la vuelta al mundo”.

"Con los más de 13.000 litros de gasoil que se han dejado de utilizar, un vehículo podría recorrer 300.000 kilómetros", María Lacasa


Haciendo balance, Lacasa se muestra “muy satisfecha” con los resultados, no solo en el ámbito medioambiental, sino también en el social: “La sostenibilidad no cubre únicamente los aspectos económicos o naturales, a la vez tiene que ver con el entorno humano. Nos gusta trabajar con Cruïlla porque es un festival que apuesta por el territorio en el que opera. El público es local, de Barcelona, pero igualmente lo son sus contrataciones”, admite. Para concluir, revela una sensación generalizada en Endesa y en la organización del festival: "Estamos seguros de que este modo de actuar será un ejemplo que seguir para otros festivales que continuarán por esta senda que acabamos de iniciar”.

Cualquiera que haya asistido a un festival de música sabe que se trata de un evento de grandes dimensiones con un enorme gasto energético: escenarios iluminados con focos de todos los colores y pantallas gigantes, zonas de restauración y venta al público funcionando durante horas de forma ininterrumpida, un sonido potente que sale en tromba desde torres de altavoces y miles de personas desplazándose hasta un recinto que funciona como una ciudad efímera durante varios días. Prestar todos estos servicios de manera coordinada ya es todo un desafío, pero lo es más conseguir hacerlo de forma sostenible. ¿Una utopía? No, el Cruïlla de Barcelona ya lo ha logrado, obteniendo así el reconocimiento de primer festival de grandes dimensiones en hacerlo en España.

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